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Tinder U: ¿Realmente los estudiantes quieren salir con sus profesores?

No todo es perfecto.

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Joe Raedle // Getty Images

Hace un par de semanas Tinder, la reina de las aplicaciones de citas por Internet en el mundo, lanzó al mercado Tinder U, una versión exclusiva para los miembros de las distintas universidades en Estados Unidos.

Por Trilce Ortiz // @trilceo

Desde su lanzamiento en el 2012, la aplicación pionera en la función de swiping (si le gusta deslice la foto hacia la derecha, sino hacia la izquierda, bastante simple) sus números han crecido a 50 millones de usuarios. Tinder U le pone la carnada, de manera más directa, en el grupo demográfico que más ansias tiene de dos cosas más o menos opuestas: tener sexo casual y encontrar el amor de su vida.

Para acceder a Tinder U es necesario contar con una dirección de email que termine en .edu. De ahí en adelante la cosas es bastante sencilla: ingresar los datos, verificar el email, y esperar a estar en el campus de la universidad para empezar a usarlo (recuerde que Tinder funciona basado en ubicación geográfica, a menos de que tenga Tinder Plus o Gold, pero esas son harinas de otro costal). Fuera de la universidad Tinder funciona de la manera usual, y dentro de ella, prioriza a otros estudiantes.

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Aunque Tinder U tenga la ventaja de conectar personas con intereses similares, que, especialmente en universidades grandes, tal vez no hubieran tenido otra manera de conocerse, también plantea un peldaño más en la escalinata de la alienación social. Lo que aún se mantiene como un espacio de socialización face to face podría, no muy lejanamente, ser un extendido cuadro de personas con baja capacidad de interacción en el mundo real, y creciente número de tortícolis.

En el 2016, mientras los espacios públicos del mundo, incluyendo el parque de la 93 en Bogotá, se llenaron de adeptos a la aplicación de Pokemon Go, que caminaban como zombies atrapando criaturas virtuales, Moby preparaba el lanzamiento del video de Are You Lost in the World Like Me? una animación que muestra lo cada vez más desconectada que está la sociedad de su vida real, en la persecución por llenar la virtual. Este tipo de escenarios parecerían estar alimentados por aplicaciones como Tinder U.

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Hay otro asuntito con la aplicación y es que, aunque está diseñada para personas entre 18-25, realmente no establece un limitante de edad para la inscripción, sólo el tener un email de una universidad física acreditada. Esto significa que los exalumnos de la universidad que aún mantienen su email (y quienes realmente pueden hacerlo por décadas) pueden acceder al servicio sin ningún problema. ¿Sabe quiénes más también la pueden usar sin lío? Los profesores y la facultad en general.

Si así no más las cosas el acoso sexual por parte de profesores ya es una cosa completamente salida de control, imagínese si entre swipe y swipe le empiezan a aparecer la cara de los profesores con los que se va tirando las materias. Sin ir más lejos, no es siquiera ético que los maestros tengan acceso a información y fotos de sus estudiantes.

Esta semana la aplicación, que inicialmente estaba disponible sólo para iOS, ha llegado para los usuarios de Android. Mientras tanto sus “opositores” ya están comentando que si alguien tiene problemas en conseguir sexo en la universidad en medio de fiestas, hormonas y juventud “no merece tener sexo en lo absoluto”.

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