Un proyecto artístico muestra a extrañas mujeres felices en medio del caos

Rossina Bossio no solo tiene nombre y pinta de artista. (¿No sería un desperdicio dedicarse a otra cosa con ese nombre?) Tiene en sus manos, ojos y cuerpo, una de las obras artísticas más fuertes y poderosas del arte joven colombiano. Desde hace varios años viene trabajando con la representación de la figura femenina en el arte y echándole cabeza a cómo darle más relevancia al rol de la mujer en un mundo que no lo ha hecho. En el 2011, por ejemplo, presentó un trabajo que se tomó la Museo Iglesia Santa Clara, The Holy Beauty Project, en el que mostraba el poder de seducción de las imágenes y la mujer como vehículo para transmitir y consolidar normas sociales e ideales de belleza y moralidad.

No solo pinta sino que también explora la fotografía, el video y la danza, y ha creado obras interdisciplinarias con músicos y diseñadores de moda. Desde chiquita bailaba, pero también pintaba. Por un tiempo fueron actividades paralelas, pero en este último proyecto, Extraña correspondencia, las dos cosas se juntaron.