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3 videojuegos para hacerse la paz

This War of Mine,Parable of Polygons y Papers, Please. ¿Quién dijo yo?

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El mundo gamer, la industria que más se alimenta de la guerra para entretener, tiene unos pequeños rebeldes que hablan de supervivencia, discriminación y burocracia. Consecuencias pop de la guerra.

Por Juan Sánchez // @TheMute

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Al cumplir cinco años de una guerra civil en Medio Oriente y al marcar esta época como una de las más guerreristas en la historia de la humanidad, existen pequeñas cabezas en la industria del entretenimiento y los videojuegos que tratan de levantar la voz para acabar con tanta violencia barata e irrelevante. El ascenso de los bestsellers de videojuegos hace que cada año se publiquen más y más sagas que privilegian el derramamiento de sangre gratuito y la guerra ridícula (los estoy mirando a ustedes, God of War, Doom y Mortal Kombat).

No es nuevo. Con la llegada de la PS2 y la primera Xbox (alrededor de 2002) se empezaron a generar industrialmente títulos cuya premisa parecía ser la misma: hagamos atractiva la guerra; la adrenalina de una buena simulación violenta estimula el cerebro de formas muy similares a una droga. Franquicias como Gears of War, Call of Duty, Killzone, Grand Theft Auto, Halo, entre tantas (en serio, muchas) otras, han tenido una larga y relativamente saludable vida porque restan los componentes desgarradores del conflicto, lo deshumanizan y le quitan las consecuencias. Lo convierten en un elemental sistema de acciones y premios. A la larga, siempre te puedes levantar del sofá y apagar la consola. Y listo, la ilusión se acaba.

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Sin embargo, no todo es sangre, sudor y calor. Existen unos pocos desarrolladores que notan la importancia de no banalizar la violencia, y de no convertirla en algo atractivo. Desde grandes casas matrices (como Nintendo) que se vuelcan de a pocos a públicos más infantiles y casuales, hasta proyectos libres hechos por amor al arte, se abren horizontes para explorar nuevos temas en las mismas plataformas que tanto queremos. Desde las encantadoras aventuras de Brothers, Journey, y tantos otros juegos que se apartan de la violencia, existen hermosas obras que se apropian de ella para mostrarnos algo: la violencia no es algo deseable y mucho menos “un juego”. Estos son solo tres casos:

This War of Mine: ¿qué sabes tú de la guerra, realmente?

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Año: 2014

Plataforma: Android, PlayStation 4, Xbox One, iOS, Windows, Linux, Mac OS

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Lo novedoso de este juego no es su modelo RPG/survival, ni que esté inspirado en el sitio de Sarajevo. Es que por primera vez retrata con gran precisión las desgarradoras circunstancias que sufren los civiles durante un asedio, durante una guerra que no es suya. El juego está ambientado como si se tratara de un apocalipsis zombi en el que hay que arreglárselas como sea para sobrevivir. Caos y destrucción en la cotidianidad.

Salir de noche para no ser visto por francotiradores, lidiar con las consecuencias emocionales de un secuestro, o asesinar a alguien en defensa propia: cada acción golpea el ánimo de los sobrevivientes, que están atascados en sus propias vidas sin salida posible. No se trata únicamente de acabar con el otro lado del conflicto. Es, de hecho, más elemental: ¿cómo mantener el aliento en medio del caos y la muerte?

En This War of Mine la guerra se entiende por fin en sus diferentes dimensiones: entre las facciones que combaten para aniquilarse hay alguien que sufre más que todos y tendrá que vivir con las consecuencias del conflicto, si su espíritu no se rompe.

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Parable of Polygons: ¿qué pasa si solo quiero vivir entre iguales?

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Año: 2014

Plataforma: web, acceso libre (http://ncase.me/polygons/)

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Las guerras siempre dejan migraciones forzadas. ¿Qué pasa en las sociedades que reciben a estos desplazados? ¿Cómo se entienden los choques culturales? ¿Es muy diferente la violencia de la guerra a la de la paz? ¿Es igual discriminar a violentar?

Parable of Polygons, más que un juego, es un simulador de diversidad, un pequeño espacio en el que podemos entender qué pasa en la gran escala de las sociedades megadiversas o de las que hacen absolutamente todo para evitar mezclarse. Lidiar con pequeños triángulos que solo quieren vivir junto a vecinos que sean máximo 33 % cuadrados, o cuadrados que jamás se mezclarían con triángulos, es una metáfora encantadora de lo que pasa en países donde desembocan los miles de desplazados de conflictos en todo el mundo (y en Colombia).

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Este juego pone en perspectiva esas discusiones de la cotidianidad sobre qué hacer si nuestro vecino fuera tal o cual cosa. Es un espacio que juega con nuestra propia noción de discriminación. ¿Yo discrimino? ¿A quién discrimino? ¿Por qué no simplemente comparten el espacio y son felices? Bueno, si todo en la vida fuera así de fácil, juegos como estos no serían necesarios.

Papers, Please: la guerra fuera del combate

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Año: 2013

Plataforma: iOS, Windows, PlayStation Vita, Linux, Mac OS

En un ficticio país detrás de la Cortina de Hierro, la lotería de la infinita máquina burocrática saca su nombre y le asigna un nuevo trabajo con el que podrá alimentar a su familia. Ese trabajo es ser controlador de frontera. Es ser el filtro de un país paranoico en medio de una guerra de susurros (Guerra Fría), resultado de otra guerra (Segunda Guerra Mundial).

Papers, please, con su estética retro y mecánicas sencillas, logra meternos en la angustia de un trabajo de oficina. ¿Qué pasa si dejas entrar a alguien sin papeles? ¿Si no atiendes suficientes personas en un día? ¿Si entra un espía con documentos falsos? Terminarás en un campo de trabajo, en Siberia, y tu familia morirá de hambre.

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En eso el juego es una obra maestra. Logra producir una ansiedad muy pequeña y profunda mientras te asfixia al buscar un solo error en los papeles de inmigrantes. Este sentido de urgencia cada vez ahoga más en medio de los tipos de papeles, colores de formularios, y mensajes que hay que ordenar a medida que pasan los días en la frontera. 

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