P&R con Carl Rinsch, director de 47 Ronin:
47 Ronin es el debut cinematográfico de este estadounidense quien hasta el momento era conocido por su rol como director de comerciales y de algunos cortometrajes de animación.
La historia de 47 Ronin es una de las historias más populares de Japón. ¿Qué lo llevó a llevarla a la pantalla grande?
La historia de la lealtad de los 47 ronin es muy querida en Japón. El estudio, los productores y yo fuimos muy conscientes de lo delicado del tema, y pensamos mucho en cómo tomar la esencia de la historia y relacionarla a una audiencia global en una manera que no deshonrara a sus verdaderos protagonistas. Sabíamos que los valores de lealtad y honor de esa historia han inspirado a los japoneses por más de tres siglos y queríamos inspirar también a la comunidad internacional. Por eso decidimos que la forma más efectiva de lograrlo era acogernos a la tradición del Chūshingura, en la que se recuenta la historia con efectos dramáticos. Así pudimos crear un mundo fantástico con todas las características de un blockbuster de Hollywood, y nunca tratar de intentar hacer una reconstrucción histórica. Entre más investigamos el Chūshingura, más nos dimos cuenta que era algo que se ha hecho hasta con las obras de Shakespeare. En occidente hemos tomado a Romeo y Julieta y la hemos convertido en West Side Story. Nos embarcamos en hacer un blockbuster fantástico y de aventuras de épica escala. Esperamos entregarle al público un espectáculo con los estándares más ambiciosos de las producciones hollywoodenses, y basada en una historia dramática de honor, lealtad y venganza.
¿Qué tipo de cosas reformaron de la mitología japonesa en un lenguaje más fresco y actual?
Queríamos que lo fantástico de la película viniera del mundo espiritual y mitológico de la cultura japonesa. Como occidentales nunca hemos oído de muchas de sus criaturas, espíritus o fantasmas, de personajes como un Oni, Yokai o un guerrero Tengu. Sabíamos que si exponíamos esto a una audiencia global, los fanáticos quedarían intoxicados por la rica fantasía y el universo folclórico que ha existido por miles de años.
¿Hubo algo que, al comienzo del rodaje, no esperaba que se convirtiera en un reto mayor?
Al comienzo pensé que el universo de la película era tan amplio que solo podía ser generado en una computadora. Pero luego estuve gratamente sorprendido por la habilidad de los diseñadores y el equipo de construcción para crear sets tangibles que eran más grandes de lo que hubiera imaginado.
Aunque crearon un guion original, ¿se inspiraron en alguna de las anteriores versiones japonesas de esta historia?
Hay una película de 1962 dirigida por Hiroshi Inagaki que fue muy inspiradora. Para los cinéfilos que la conocen, encontrarán que hay pistas y homenajes ocultos de nuestro filme. También me inspiró el enfoque western de Jorge Luis Borges sobre esta misma historia en su cuento “El incivil maestro de ceremonias Kotsuké no Suké”.
¿Cuáles son las influencias estéticas de la película?
Me gusta pensar que esta película toma elementos de una multitud de películas y literatura. El trabajo de Hayao Miyazaki, un verdadero maestro, ha sido uno de esos elementos.
¿Cuál es el aporte de la tecnología para darle algo nuevo a una película de samuráis?
Ya hemos muchas películas de samuráis antes. Están las de Kurosawa, por ejemplo, así que decidimos hacer algo diferente y moderno. Inicialmente pensamos en usar tecnología 3D, pero lo dudamos porque había sido usada pobremente en algunas producciones. Sin embargo sé que la gente verá un salto de calidad acá. El equipo técnico es de los mejores y han estado en películas como Avatar o Hugo.

P&R con Hiroyuki Sanada, actor que interpreta Oishi, coprotagonista de 47 Ronin:
Junto a la antagonista de la película, Rinko Kikuchi, Sanada es uno de los actores japoneses más conocidos por fuera de su país. Recientemente ha estado en películas como Wolverine, la primera parte de Thor, Sunshine (de Danny Boyle) o apareció en algunos capítulos de la serie Lost.
¿El 3D será un elemento que ayudará a que la película le vaya mejor en Japón, donde la historia ya ha sido contada en otras versiones?
Sí. Tratamos de crear algo totalmente nuevo con ese recurso. 47 Ronin no solo está basada en una historia real sino que también está inspirada en una mezcla de varias culturas. En este filme muchos personajes entran a la trama y los personajes originales cambian mucho, así que será algo muy fresco y novedoso para el público japonés.
¿El público japonés se sorprenderá por este enfoque de la película?
Después de recibir la propuesta y leer el guion conocí a Carl Rinsch y le pregunté qué tipo de película quería hacer. Me explicó su visión e inmediatamente entendí que era algo especial. Es una historia clásica, pero podemos crear un nuevo universo de fantasía, entretenimiento y aventura con el espíritu samurái. Es una oportunidad de llevar nuestra cultura al mundo gracias a la fantasía y a efectos visuales. También puede ser una forma de llegar a las generaciones más jóvenes del Japón que aún no conocen la historia tan bien, y quienes aman este tipo de películas. Espero que cuando vean este largometraje también busquen un filme clásico o lean un libro y examinen de dónde venimos y hacia dónde vamos. Creo que va a seducir tanto a un público japonés como a un mercado global.
Usted ya ha hecho parte de varias películas de Hollywood inspiradas en la cultura japonesa…
Tenemos muchas historias que vienen el teatro Noh y del Kabuki, y es muy emocionante que Hollywood se interese en ellas. Espero que esta mezcla de culturas continúe.
¿Recuerda cómo conoció la historia de los 47 Ronin?
Cuando tenía ocho o nueve años la vi en un programa de televisión y me impresionó su grandeza. Luego vi mucho el personaje de Oishi en teatro, cine y televisión. Yo era un actor infantil en ese entonces y todas las semanas, mientras veía el programa, pensaba que algún día tenía que interpretar ese rol.