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Ariel Rot: “De repente mi profesión se convirtió en un oficio solitario”

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Hablamos con esta leyenda del rock en español a propósito de su álbum recopilatorio: ‘Lo mejor de Ariel Rot’.

Por: Luis Fernando Mayolo @mayolito

Me sorprendió mucho que en un viaje que hice a Los Ángeles me topé con una chica argentina de 20 años que no conocía a Ariel Rot. Las razones podrían ser muchas, pero aventurándonos dentro del terreno de las suposiciones, tal vez una parte de las nuevas generaciones se perdieron los momentos más populares de su carrera experimentados desde España para el resto del mundo cuando se exilió por la dictadura, o simplemente su obra nunca se ha inscrito dentro de la filosofía que el mercado crea para las grandes masas.

Pero más allá de la respuesta que no la conoceremos porque la conversación se desvió hacia otros temas, me sorprendió porque Ariel Rot es una leyenda viviente del rock que construyó una historia muy interesante haciendo siempre lo que le dio la gana en sus discos, teniendo la valentía de reinventarse una y otra vez en solitario durante más de 15 años privilegiando siempre lo creativo sobre lo comercial. Y como si fuera poco porque su paso por Los Rodríguez y Tequila dejó una huella indeleble en la historia de la música que hoy respaldan cerca de 40 años de trayectoria.

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Por fortuna ese proceso lo trajo tarde a Colombia, pero lo trajo, por primera vez en solitario el año pasado al Festival Centro para saldar una deuda con su fanaticada, con la que inició una nueva relación que seguramente perdurará por muchos años. Por eso es grato saber que regresó nuevamente con un trabajo discográfico recopilatorio dirigido para los fanáticos de su música o para el público que como la chica argentina todavía están a tiempo de conocer su legado.

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Aprovechamos la situación para hablar un poco con el artista, ícono del rock en español, para saber si todavía tiene mucho camino por recorrer o se perdió en la maraña de su propio éxito.

Shock: Este disco nuevo recopilatorio tiene una mirada nostálgica a más de 30 años de carrera artística o es un respiro para una nueva etapa que comienza.

Ariel: Como crees. Aunque hay temas que tienen 15 años hacen parte de mi última etapa, desde que dejé Los Rodríguez hasta ahora. Por eso no entra en ninguna de estas categorías.

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En este nuevo álbum compartes canciones que interpretaste con grandes del rock en español como  Calamaro, Fito y Bunbury. ¿Actualmente hay figuras que te despierten esa misma pasión?

Lamentablemente no, aquí tiene que ver mucho la parte emocional, la historia de la vida de cada uno. No es lo mismo el efecto que te produce escuchar por primera vez rock cuando tienes 10, 15 o 20 años, que a estas alturas cuando ya es un género que te parece muy trillado. Para que algo me produzca ese efecto déjame pensar, tuvo que haber sido con Beck a lo mejor en su momento, Prince, pero cada vez es más difícil que algo te produzca esa emoción. Y como están las cosas en el mercado tal vez debas buscarlo en el underground y no va a llegar de una manera fácil a tu casa.

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¿Entonces cuál es ese horizonte para buscar inspiración?

La información es tan grande que para que algo se abra paso y llegue hasta ti o es casualidad, o con el boca a boca o porque realmente hay una jugada maestra por detrás. Las cosas que me han producido algo en estos últimos años son reinterpretaciones de clásicos y no necesariamente del rock. Vinicio Capossela (italiano), Daniel Melingo (argentino), cosas muy particulares y que evidentemente son para un público muy minoritario.

Sigue fiel a su puesta en escena íntima y solitaria, ¿esa línea acústica que vimos en su presentación en el Festival Centro?

El formato que presenté en el Festival Centro ya se volvió como un clásico,  una respuesta para lo difícil que es girar ahora en España con una banda, con una atmósfera que sigue presente, pero aún más rockerizado. Mantiene la intimidad, pero le subí el voltaje.

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Nunca tuve la oportunidad de preguntarle y me gustaría hacerlo ahora. ¿Qué se llevó del Festival Centro para su vida?

Una sorpresa total, hubo mucha complicidad. Me sorprendió que el público conociera el material y además existiera un ambiente de mucha excitación. Estaba nervioso porque el público tenía más una actitud de concierto de banda que la de un artista solo. Pero para mí el estar en un festival como ese en Colombia ya era una ganancia que se incrementó con el respeto por mi trabajo. Por eso quiero seguir alimentando una relación que comenzó.(Ver la entrevista que le hicimos en ese momento)

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Cada vez es más difícil encontrar la belleza en las cosas. ¿Cuál es la clave tras años de éxitos y trabajo para que sienta que se está reinventando?

No es fácil. Hay discos y canciones que llegan solas, que parece que alguien te las estuviera dictando, pero eso ocurre una vez de cada muchas. Hay que tirar lo que no sirve a la basura, hacer ensayo y error. Pensar proyectos y la dirección en que deben ir y a lo mejor para que quede una sola canción. Los momentos de inspiración llegan por oleadas, en los que creo que un disco debe sonar así y eso te emociona, y a lo mejor después del segundo o tercer tema con ese criterio te deja de funcionar y buscas uno nuevo. No es fácil después de tantos años conseguir esos momentos de verdadera pasión.

Cuándo podremos escuchar ese lado B, las canciones que se quedaron en el camino…

Los voy guardando con un criterio de calidad. Algunos vuelven por algún motivo a veces. Ahora hay un programa de televisión nocturno por ejemplo, donde me pidieron que toque temas inéditos. Hoy en día hay muchos soportes para darles salida. En ‘La Huesuda’ hubo dos temas que consideraba buenos pero no entraban en el concepto y los guardé especialmente para digital. Siempre existe una manera de utilizarlos. Pero uno tiene que dedicarle un tiempo  a buscar estímulos. En ‘La Huesuda’ fue el concierto solo y el piano. Ahora estoy haciendo un ejercicio mucho más guitarrístico y trabajando más buscando nuevos acordes, notas y ritmos. Una de las pocas reglas que me puesto por el momento. Lo que escucho, observo, trato de tener las antenas receptoras muy prendidas para que cualquier cosa te sirva para la creación.

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¿Existe alguna deuda pendiente que quiera saldar?

Tal vez dedicarle un disco más a la guitarra. Siempre estuve muy pendiente de la canción sobre todo en mi carrera en solitario. Le puse mucha energía a esa parte y la guitarra la abordé muy sutil. Quiero que la guitarra sea ahora la protagonista, así el precio sea un instrumental.

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¿Extrañas pertenecer a una banda, existe la posibilidad de que armen un nuevo combo?

Nunca forcé una banda, nunca salí a buscarlas, ellas llegaron. Los grupos se crean de una manera natural, si volviera a surgir estaría encantado, porque de repente mi profesión se convirtió en muy solitaria, casi como la de un escritor.  Viajo con un equipo muy reducido, actúo solo, grabo en mi casa o en el estudio solo y a veces se extraña esa camaradería y esa efervescencia que provoca estar una banda, pero también te libras de las incomodidades que a veces surgen.

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