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Blue Monday, el día más aburrido, triste y deprimente del año

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Bienvenidos al día más deprimente del año.

Por Álvaro Castellanos @alvaro_caste. 

¿Es usted de esas personas que comienzan la semana con entusiasmo y una sonrisa? Pues bien, al menos por esta vez, le aconsejo que entierre esa mueca de alegría. Justamente hoy, lunes 19 de enero, se conmemora el día más deprimente del año, conocido popularmente en el primer mundo como Blue Monday.
 
Según un estudio de la universidad de Cardiff, en Gales, el tercer lunes de enero se ha oficializado como el día más triste por encima de los otros 364 que componen el año, gracias a variables como el inicio de la semana, las deudas navideñas, el clima y, principalmente, el incumplimiento de los propósitos del año nuevo.

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Ahorrar, bajar de peso, dejar de fumar, hacer ejercicio, no volver donde las putas. El tercer lunes del año es el momento estratégico en el que las personas del montón y sin voluntad, como usted y como yo, pierden el impulso de las metas que se trazaron y caen en cuenta de que, nuevamente, tampoco las cumplirán.
 
No entiendo por qué la gente se hace propósitos poniendo la mira en un calendario. Si el 31 de diciembre usted está reportado en datacrédito no habrá actitud positiva que evite que el 1° de enero deje de estarlo. Pocas frases más manidas y equivocadas que el popular “año nuevo, vida nueva” de la aguardientera canción decembrina. Plantearse propósitos está bien. Hacerlo para año nuevo es un despropósito.
 
Que la voluntad pierda la batalla con la negligencia es absolutamente normal y hace parte de nuestra torpe esencia humana, pero caer en cuenta de eso obviamente deprime a cualquiera. Y este Blue Monday pone una cuota generosa para caer en depresión. Según la Organización Mundial de la Salud, unas 350 millones de personas la sufren en todo el mundo y el 75% de ellas provienen de países subdesarrollados.
 
En general los lunes apestan y siempre dudaré de la sinceridad de quien asegure lo contrario. No por nada, la población suicida alrededor del mundo elige preferiblemente los domingos para meterse en la bañera con una tostadora enchufada. En países como Lituania el suicidio es un problema de Estado y la gran mayoría de la gente lo elige como el día clave para no vivir más con tal de no encarar una nueva semana de rutina e insatisfacciones. Hay quienes dicen ser muy felices porque hacen lo que les gusta y por eso reciben los lunes con alegría. Para toda esa gente mis más sinceras felicitaciones. Al Dalai Lama le queda corto su esplendor emocional.
 
Aclaro que no soy quién para cuestionar la forma en que cada persona enfrenta su inicio de semana. Los yuppies, por ejemplo, le pagan un platal a un coach para que les recuerden que la inundación del campo de golf del club no es un problema. Las señoras, en cambio, esperan bendiciones de un Dios cuya existencia o bondad jamás han podido ser comprobadas. Los padres, por su parte, viven por sus hijos, los hipsters por sus gatos y así sucesivamente. Es una cuestión de fe y frente a los dogmas y su subjetividad poca objeción puede hacerse.
 
Mucho antes de que estudios como el de la Universidad de Cardiff y organizaciones como mentalhealth.org.uk oficializaran al Blue Monday como el peor día del año, campañas publicitarias acuñaron el término para reírse de este triste día. Después de todo, cuando nos burlamos de nosotros mismos nuestras desgracias suelen ser más llevaderas.
 
La palabra blue, en las costumbres estadounidenses y británicas, denota sentimientos de tristeza y depresión. De ahí, por ejemplo, apareció el Blues, ese gran género musical que popularizaron mundialmente el siglo pasado artistas como BB King, Muddy Waters, Buddy Guy, John P. Hammond y muchos otros principalmente de raza negra y que evocaban con desasosiego, pero mucha virtud, la época de la esclavitud de finales del siglo XIX.
 
Más recientemente, el término Blue Monday se hizo común gracias al himno ochentero de New Order, el cual años después fue maltratado con ese cóver dosmilero de una banda, que pasó con más pena que gloria, llamada Orgy. Esta última canción es muy mala, pero coherente con la misión-visión del peor día del año. Y ya que usted seguramente no lo vio venir y por lo tanto no se inventó alguna excusa chimba para no ir a trabajar o eludir sus compromisos, le anticipo que lo peor está por venir. No es por desmotivarlos más, pero luego del Blue Monday al 2015 le quedan todavía 49 lunes. Todos, de alguna manera, serán parecidos al día de hoy.

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