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Concierto de La Esperanza 2014: música, política y ciudad.

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Photographer: David M. Schwarz

Por: Nadia Orozco M @Cornfake / Fotos:  Fotos: Camila Díaz.

Los debates en la previa no se hicieron esperar: desde críticas por la simple realización del evento, hasta por la decisión curatorial de traer al mismo a un grupo como Calle 13 para cerrar. Desde que se anunció el cartel del Concierto de la Esperanza 2014, que empieza a constituirse como una tradición anual (Manu Chao estuvo en el 2012 y Café Tacvba el año pasado), la discusión se calentó.

Los que se oponían tuvieron que hacerse a un lado. Finalmente se subió a la tarima la agrupación de Residente y Visitante, y lo hizo mientras veía el paisaje de una Plaza de Bolívar atestada de almas que se instalaron desde la mañana para atestiguar cómo llegaba la tarde y con ella una fila de artistas nacionales encargados de acompañar a los puertorriqueños. La Severa Matacera, Consulado Popular, Systema Solar y Bomba Estéreo fueron esa cuota local. Una que desde la tarima nos recordó todo el tiempo que en este país, la música alternativa latinoamericana está más viva que nunca y que en Colombia contamos con representantes dignos de ser parte de quienes lideran este movimiento.

Calle 13 ya ha visitado esta ciudad muchas veces, incluso hace dos años en el marco del Festival de Verano, cuando su presentación también fue gratuita. Anoche, los puertorriqueños hicieron retumbar el centro de la capital. Nada qué hacer. Demostraron una vez más que a pesar de que han sido criticados por un buen cardumen de razones (están los que se van encima de ellos por sus letras “inmorales” o los que no soportan a su vocalista y lo ven como un falso predicador de ciertos valores socialistas) son una banda poderosa que, además de lanzar una y otra vez canciones que terminan por convertirse siempre en palos radiales, también han recogido un buen número de fieles que se sienten identificados y representados  en su discurso.

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Más allá de hablar del éxito que tiene hoy Calle 13, también vale la pena hablar del impetuoso poder que tiene la música. Y si bien en este concierto estuvo colmado de panfletos y propaganda política, la mayoría de los asistentes estaban reunidos en torno eso, la música. Inmenso el poder de esta, sí. Al preguntarle por lo menos a más de 20 personas si veían esperanzas en Bogotá, la respuesta fue un rotundo sí. Una de dos: O no tuve la oportunidad de toparme con uno de los millones de capitalinos que todos los días se aquejan de su ciudad en las redes sociales, o el poder que tiene este tipo de eventos es realmente abismal.

¿Hasta dónde está bueno que la política y la cultura hagan matrimonio? Que esa sea la inquietud que nade después de este, el tercer Concierto de La Esperanza, el cual, al final de la jornada, respondió y reunió a miles que con respeto -hacia el público y hacia los artistas que durante la jornada de ayer, desfilaron uno a uno por el escenario- y más allá del discurso panfletario al que todos estuvimos expuestos, le cumplió a esa Bogotá musical más humana que todos tanto añoramos. 

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