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Conversaciones de vida y muerte con Marky Ramone

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Por: Juan Pablo Castiblanco Ricaurte // @KidCasti

Los gloriosos y febriles años de los Ramones ya son historia. Incluso sus tres miembros fundadores ya han muerto. Sin embargo, a pesar de estar acercándose a su cumpleaños número 60, de que lanzó una colección de ropa junto a Tommy Hilfiger o su propia salsa para pastas, el baterista Marky Ramone sigue cargando la bandera de una de las piedras angulares del punk rock. Junto a su banda Marky Ramone’s Blitzkrieg, el ex-baterista de la célebre agrupación neoyorquina revive los quince años que militó en este monstruo musical, a través de una enérgica descarga de 32 canciones. Marky Ramone vuelve a Colombia para presentarse en tres fechas, un DJ set en Armando Records el 30 de abril, y dos presentaciones con la banda completa el 2 de mayo en el Teatro Las Vegas Nevada, en Bogotá, y al día siguiente en Pandora en Medellín.  Luego de cuatro décadas de punk, de la desaparición de sus compadres Ramones, de la reciente muerte de su padre, de la transformación de la industria discográfica, hablamos con Marky sobre la vida y la muerte.

¿El rock ha muerto?           

Obviamente no. Muchos de los jóvenes adultos están volcándose al rock en vez de la electrónica porque es interpretada por personas y no máquinas. La gente quiere ver a alguien, una persona, haciendo música. El rock nunca morirá por esa razón. Además siempre habrá algo para todo el mundo: hay punk, hay jazz, hay metal, hay blues, hay hip-hop, rap, electrónica… en estos días nada muere.

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¿Qué podría matar al punk?

Nada podría matar al espíritu del punk, porque en su raíz es sobre la clase obrera, sobre mejorar tu vida, sobre cuestionar la política, sobre preguntas a la vida y la sociedad. Siempre habrá cosas que la gente quiera discutir o reflexionar, y por eso el punk siempre tendrá buenas bases.

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¿Géneros que ahora están de moda como el EDM o el reggaetón en Latinoamérica pueden llegar a matar otros géneros?

No, porque no se dirigen al público que le gusta el punk o el rock. Son totalmente diferentes. Si a la gente le gusta ese tipo de música está bien, pero no tiene nada que ver con punk o rock. Además son géneros relativamente nuevos, mientras que el punk tiene más de 40 años.

¿Hay algún género que debería morir?

Ninguno. Hay algo para todo el mundo. No creo que yo esté en la posición de pronunciarme al respecto porque todos quieren cosas diferentes. Si a alguien le gusta la electrónica, está bien. Si a alguien le gusta el punk, está bien también. Hay que respetar los gustos de los demás.

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¿Hay alguna banda nueva de punk que le esté dando un nuevo aire al género?

Hay muchas que mantienen el espíritu vivo. El contenido lírico es básicamente el mismo pero las tecnologías han cambiado. La grabación análoga, con la que comenzó el punk, ahora ha sido reemplazada por lo digital. Prefiero lo análogo porque suena más sucio y así siento que es como debería ser el punk.

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Desde sus comienzos, la industria musical se ha transformado bastante. ¿Qué es lo que más lamenta que haya desaparecido?

El hecho de que muchos sellos ahora desechan muchas bandas jóvenes si no consiguen nada con su primer disco. Se ha convertido en un negocio dirigido por contadores y abogados. Cuando empezamos había personas que eran a la vez productores, dueños de la disquera y que le daban a las bandas muchas más oportunidades de tener éxito en la industria. Mucho de eso se ha acabado desafortunadamente.

¿Qué mantiene vivo a su espíritu musical?

Las canciones, los fanáticos alrededor del mundo, las nuevas generaciones de fanáticos al punk y la diversión que aún encuentro en tocar en batería las canciones de Ramones.

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¿Hay algo que mate su espíritu musical?

Nada ha surgido hasta ahora, pero creo que eventualmente, como sucede con todo, tu cuerpo llega a un punto muerto y te dirá cuándo parar. Si no puedo tocar la batería tan bien como antes, ahí debo parar. Por ahora lo puedo hacer igual que siempre así que no estoy preocupado. No tomo, no fumo, no uso drogas, hago mucho ejercicio, y eso ayuda mucho a un baterista, porque es como un atleta que debe ensayar mucho, ejercitarse y cuidarse porque cada show es como una competencia deportiva.

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¿Qué nace a través de su música?

Energía, emoción, diversión. Cuando tocamos el público canta con nosotros, la pasan bien y eso me hace muy feliz, alegrar a la gente. Quiero mantener eso porque el mundo en el que vivimos hay mucho negativismo, así que me alegra que los fans amen nuestra música y eso me mantiene tocando. En la época de Ramones vivía entre Brooklyn y Queens en Nueva York y ahí fue donde la mayoría de las canciones fueron escritas junto a Dee Dee y Joey, así que están llenas de experiencias de vida y de recuerdos de lo que pasaba entonces. Esas emociones reviven cuando toco las canciones.

¿Hay algún demonio interior que quiera aniquilar a través de su música?

No quiero matar nada. He visto muchas muertes: Joey, Johnny, Dee Dee, mi padre murió la semana pasada. Quiero pensar en la vida, en vivir.

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¿Cuál es la muerte que más ha lamentado o le ha dolido en los últimos años?

La de Dee Dee Ramone. Era mi mejor amigo dentro del grupo, el más cercano a mí y siempre lo considere como mi hermano, tanto como Johnny y Joey. Hay algunas personas a las que estás muy atado emocionalmente, y yo lo estaba hacia Dee Dee.

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¿Teme a la muerte?

No, no. Mi papá se murió la semana pasada. Lo vi morir y ahí me di cuenta que debes vivir al máximo. Al final todos somos humanos y moriremos. El punto es no pensarlo, no ocupar la mente en eso. Si le temes a la muerte, nunca se te va a quitar esa idea de la cabeza. Debes pensar en la vida.

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