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David Bowie y Lou Reed desatrasándose en el infierno

Los imagino hablando de sus pilatunas, del escándalo en el Hotel Dorchester de Londres cuando Reed besó en la boca a Bowie en la promoción de Ziggy Star

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Por Laura Quiceno // @Lauquiceno 

Los imagino desatrasándose de historias en el infierno. Recordando los días de su colaboración en Transformer, el segundo álbum de Reed producido por David Bowie. Me los imagino hablando de sus pilatunas, del escándalo en el Hotel Dorchester de Londres cuando Reed besó en la boca a Bowie en la promoción de Ziggy Stardust. Sospecho que evocarán el momento justo de su foto con Iggy Pop, registrados por Mick Rock, “el hombre que retrató los setenta”, que logró la icónica foto de tres músicos en la efervescencia de sus carreras, de sus búsquedas sexuales y musicales.

—Ese fue el único momento en el que están los tres juntos en una fotografía, y por supuesto Iggy estaba usando una camiseta de T-Rex, y tenía un paquete de Lucky strike en la boca. Sólo pasó, ese fue uno de esos grandes momentos…David estaba haciendo lo que siempre hacía, cambiar de ropa, eso era lo suyo. Él siempre estaba cambiando de ropa. David tenía 25, yo tenía 24, Iggy tenía 23 y Lou era el más viejo, él probablemente tendría 28, 29. Todos estábamos en nuestros veinte —Contó Mick Rock sobre la peculiar foto tomada en julio de 1972.

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Los veo con muchos cigarrillos y una guitarra, me gustaría pensar que Reed recordará viejos tiempos tocando ‘Take a walk on the wild side’, ‘Perfect Day’, ‘I´m waiting for the man’ y la desgarradora ‘Candy Says’, sólo que en el infierno no lo acompaña Antony, de Antony and the Johnsons, no todavía.

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Bowie lo sorprendería con nuevas versiones de ‘Heroes’, ‘Space oditty’ y ‘The Stars’, y hablarían por unos minutos de Tilda Swinton, una belleza que llama la atención de los dos. Tan andrógina, tan rara. Extrañarían a los raros del mundo, que escasean por el deseo de homogeneidad y que al contrario de Bowie y Reed se nutrían de la originalidad y de lo trasgresor.

Recordarían cuando Laurie Anderson, viuda de Reed, dijo a los medios que para Bowie, Lulu de Metallica había sido la obra maestra de Reed.

—Uno de los últimos proyectos de Reed fue su álbum con Metallica, y fue muy retador, y tuve un tiempo muy difícil con él. Habían muchas luchas y después de la muerte de Lou, Bowie me dijo: “Escucha, este es el mejor trabajo de Lou, es su pieza maestra, sólo espera, será como el trabajo de Reed en 1973 en Berlín, tomará un tiempo antes de que todos lo entiendan”. Estuve leyendo las letras y son tan feroces. Está escrito por un hombre que entiende el miedo, la rabia, el veneno, el terror, la venganza y el amor— expresó Anderson en una ceremonia del Rock and Roll Hall of Fame en abril de 2015.

Supongo que hablarán de Nueva York, una ciudad que pasó de la Fabrica warholiana y de grandes genios borrachos de poesía beatnik a ser la ciudad con más hombres y mujeres con trajes negros por metro cuadrado.

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Se detendrán en Iman y Laurie Anderson, sus grandes amores y como no, en Nico, la rubia de The Velvet Underground y la relación de amor-odio entre Reed y ella y del reencuentro de los dos en El Bataclan en París en 1972.

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