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El momento en el que Diamante Eléctrico y los Foo Fighters se conocieron

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Por: Andrés Alvarado

Desde que nos enteramos, el tema se mantuvo lo más confidencial posible, estaba confirmado: El Diamante Eléctrico le abriría a Foo Fighters en Bogotá.

Fue entonces imposible para mí no devolverme al momento en que todo comenzó:

-       Juan, ¿Les puedo tomar una foto para La Puerta Grande?

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-       Claro hermano, ¡hágale de una!

Al siguiente día publiqué una foto de Daniel Álvarez haciendo un salvaje solo de guitarra. El Diamante Eléctrico sonaba como ninguna otra banda nacional, crudo, en la cara y sin pretensiones. Letras sencillas y profundas, veía a un Galeano más roto y maltratado que seguía hablando del amor pero desde un lado completamente diferente mientras que Álvarez se perdía en una serie de muecas iguales de increíbles a sus punteos, y al fondo Andee reventando parches y baquetas, bañado en sudor y sin camiseta en una noche fría Bogotana. Fue inevitable enamorarme de su sonido a corazón roto estrellado en la pared lleno de humo y trago, a un te dejo pero te amo, a un camión a toda velocidad pitando de noche en una gran avenida.

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Ese día me prometí trabajar con ellos.

No pasó mucho tiempo y se hizo realidad, me convertí en el fotógrafo oficial del Diamante. He tenido el gusto de acompañar a estos 3 personajes en la gran mayoría de sus conciertos, desde bares a tarimas enormes como el Festival Estéreo Picnic y el Vive Latino en la Ciudad de México, pero lo que pasó el sábado 31 de enero del 2015 es algo sin precedente alguno.

Llego al foso con buen tiempo y me doy cuenta de que aún, no hay allí ningún medio presente. Estoy muy lejos de la tarima y ya es muy tarde para salirme a tomar las fotos entre el público. Una chica de Ocesa me escolta a todas partes y es imposible volarme… ¡Por qué carajos no le hice caso a Rubio!

Tengo 3 canciones para hacer las fotos y es muy poco lo que logro, la distancia es demasiada y el equipo simplemente no da para tanto, duele no tener grandes fotos de ellos en el momento más importante de todos, duele que las condiciones no den para hacer algo que realmente se merezcan, pero no puedo hacer nada.

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"Salgo a ver lo que queda de la presentación del Diamante, estoy completamente extasiado"

Se terminan las 3 canciones y me escoltan al camerino para guardar el equipo, salgo a ver lo que queda de la presentación del Diamante, estoy completamente extasiado y pasan por mi cabeza miles de imágenes acumuladas de dos años de trabajo, de conciertos, de ensayos, de videos, de sesiones de fotos… se me aguan los ojos.

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Se termina el concierto y nos vemos todos de nuevo en el camerino; abrazo va abrazo viene, beso va y beso viene. “¡La rompimos, hijueputa!”

“¡La rompimos, hijueputa!”

No han pasado 10 minutos y Diana, la manager estrella, va sacando a uno por uno del camerino, eso que creímos que podía llegar a pasar, está pasando… pasamos unos 3 anillos de seguridad y finalmente llegamos. No nos reciben estrellitas de rock, nos reciben personas en la sala de su casa, en su mayor intimidad y con la mayor amabilidad del mundo.

¿Un whiskey? Sí claro, ¡por que no!

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Esperan a que todos tengamos un trago en la mano para brindar, alguno pregunta qué whiskey es y la respuesta es: “Cheap Canadian whiskey”. Llega el momento de la foto y la mano me tiembla pero no puedo fallar.  Ya me había pasado afuera mientras tocaban, hacerlo en este momento sería imperdonable. Por alguna razón Grohl decide arrodillarse y Galeano no tarda en hacer lo mismo. La foto fue lo que fue.

En ese momento entendí que las fotos de afuera no importaban, que importaba esto, estar para ellos en ese momento preciso, donde la foto de verdad se necesita, no por la foto con alguien famoso, no por la foto con el ídolo, sino por la foto que cuenta la historia de una banda que a punta de trabajo, de sudor y de romperse el culo llega a abrirle a un monstruo como Foo Fighters.

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Larga vida al Diamante Eléctrico.

 

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