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El regreso musical de Julián Mayorga: el rey del absurdo y sinsentido sonoro

Una charla sobre felicidad, tristeza y la escena artística tolimense con Julián Mayorga a propósito de su EP “Nixon en la playa”.

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Julián Mayorga es uno de los músicos más constantes del pop experimental y alternativo colombiano. Dos años después de su último disco, Atlas, este nuevo alumno de la prestigiosa Red Bull Music Academy vuelve con un EP fresco y listo para bailar en calzones. Chateamos con él sobre su nuevo trabajo, sobre la felicidad y sobre la composición de las achiras tolimenses.

Por: Juan Pablo Castiblanco Ricaurte @KidCasti // Fotos: Maria José Govea.

Es un lugar común decir que X o Y músicos, cuando lanzan un nuevo proyecto musical, hicieron una exploración en su sonido. Un lugar común compartido por medios y los mismos músicos que, a menos que estén sentados sobre la gallina de los huevos de oro, siempre están en necesidad de reinventarse y probar nuevas cosas. Algunos van más allá que otros o algunos se alejan más que otros de su zona de confort, y así se va conformando el mapa de la música. En los límites más inestables de la franja experimental del sonido nacional se ha parado desde hace varios años Julián Mayorga, solista ibaguereño que acaba de lanzar su EP Nixon en la playa.

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“Nixon en la playa”. El título de este, su sexto lanzamiento como solista (que se suma a cuatro EP y un álbum), sigue en consonancia con el híbrido lírico absurdo que siempre ha caracterizado sus creaciones. Y es que Julián no solo es cantautor sino que también es ilustrador, escritor, bailarín, coreógrafo y hasta animador: es dueño y creador de un vasto universo con su propia mitología donde se entrecruza la cultura popular, la poesía, la melancolía, la ingenuidad infantil, el humor negro y abstracto, referencias literarias, y, lo que protagoniza Nixon en la playa, la sicodelia tropical. Musicalmente Mayorga ha hecho un repaso que va desde el pop folk hasta el shoegaze y el noise, para aterrizar ahora a algo más alineado con la fuerza que ha tomado la alterlatina y la búsqueda experimental de los sonidos bailables como la cumbia. Conceptualmente, todo está cubierto y bendecido por un híbrido entre sensibilidad y sarcasmo, que se evidencia en que su nuevo video fue inspirado por un título en YouTube llamado Los 10 peores videoclips de la historia. Por eso, el anuncio de su nuevo EP en sus propias palabras, no podía ser otro que:

“¡Estoy estrenando nueva música! Después del lanzamiento hace dos años de mi disco Atlasdecidí hacer una pequeña pausa para dedicarme a mi verdadera vocación: el recorte y la confección de figuras en foami. La pausa ha terminado, el 21 de octubre lanzaremos online Nixon en la playa: un Ep corto para amantes de la música tropical tolimense y la psicodelia panche.”

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Mientras que sus anteriores trabajos estaban rodeados por una deliciosa capa de melancolía, Nixon en la playa da un vuelco a esta carga sentimental y se lanza decididamente hacia la experimentación con sonidos bailables. El ensayo fue compuesto y grabado en Madrid, actual hogar de Julián, y fue el preámbulo de su viaje a Montreal para hacer parte de la prestigiosa y selectiva Red Bull Music Academy; una residencia artística que debió haber sucedido hace un año en Paris pero que debido a los atentados fue pospuesta este año a la ciudad canadiense. Precisamente  la distancia, los viajes y la nueva vida de Julián hicieron que nuestra charla sobre su nuevo trabajo fuera a través de un dilatado chat en el que hablamos sobre su nuevo trabajo, la felicidad y la composición de las achiras tolimenses.

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Siento que tus anteriores producciones eran más íntimas, o melancólicas. ¿Lo sientes así también?

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Sí, melancólicos sí, pero yo no diría que más íntimos. Yo siempre he hecho la música que he podido con los intereses particulares que tenía en su momento. Eso siempre es íntimo, me parece.

¿Y por qué abandonaste la melancolía? ¿Estás más feliz?

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Si por melancolía nos referimos a añorar vainas del pasado, yo no añoro casi nada. Roberto Bolaño decía que él creía que todos los días había sido feliz al menos un ratico. A mí me gusta esa idea de que uno no está invariablemente feliz o triste, o que uno lleva una vida feliz o triste, uno está tocado por miles de sensaciones diferentes, simultáneamente. Si uno “es feliz” o “está triste”, es más por falta de atención. Las cosas están en constante (y vertiginoso) movimiento. Y yo (y mi música) con las cosas. Si a uno le parece que es “una persona feliz”, es más por falta de atención.

Hay otra cosa que es muy presente en tus cosas, no sólo la música sino las animaciones y hasta en tus comunicaciones, que es el absurdo, el sinsentido, el humor, casi que un surrealismo. ¿De dónde viene eso y cómo encaja con tu forma de hacer música?

Lo que a mí más me interesa ahora mismo es que mi música se parezca a como soy yo. Mi música y lo que sea que haga. O sea, yo no quiero escindir una cosa de la otra. También siento que hay una tendencia a tomarse las vainas muy enserio. En parte debido a la solemnidad colombiana. Pero también gracias a la idea de que si uno parece serio, la gente también se va a tomar las vainas que uno hace más seriamente. A mí eso ahora no me importa mucho.

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¿En el fondo esos absurdos líricos tienen algún sentido? Es decir, ¿hay alguna mirada oculta sobre el mundo? Siento que lo que haces es un rompecabezas mental. Un cadáver muerto.

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Sí, yo creo que sí tiene sentido. Tiene sentido de la misma forma que tiene sentido que el Hombre Araña pueda trepar paredes en las películas del Hombre Araña. Me refiero a que las canciones tienen su propia lógica (o al menos eso intento). Ahora, que si uno trata de explicar por qué el Hombre Araña puede trepar paredes usando la física newtoniana, seguro que llega a varios callejones sin salida.

¿Harías una canción inspirada en el acuerdo de paz? ¿En Álvaro Uribe?

Jaja, tal vez. Álvaro Uribe ya es demasiado surreal así solito. Una caricatura de sí mismo.

¿Cómo funciona buscar los cambios sonoros sin un productor, sin alguien que te esté empujando desde afuera?

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Tengo a mi favor que soy una persona más o menos estudiosa y disciplinada. Eso ayuda mucho porque gran parte de hacer música, a mí parecer, tiene que ver con estudiar, investigar y discutir. El cambio en el que estoy ahora tiene mucho que ver con haberme ido a vivir a España, con haber estudiado la maestría y con haber parado de componer por un tiempo. Eso me ha dado más tiempo para pensar, pa' tratar de descifrar por qué me gustan las vainas que me gustan, por qué estaba alejado de la música de mi infancia, etcétera. También hay que darle crédito al trending, a la moda. Lo que está pasando ahora mismo con la música latinoamericana es muy emocionante e inspirador. Yo no estoy (ni quiero estar) por fuera de eso.

Claro, tus anteriores discos y EP los compusiste en pleno Tolima, ¿no?

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Sí. Entre el Tolima y Bogotá. Sobre todo en el Tolima.

¿Eso cómo era? ¿En una casa en el campo?

El segundo EP (escúchelo aquí) lo compuse casi todo en una casita del campo donde me instalé por unos meses, en las montañas de Rovira, Tolima. Ahí he compuesto un montón de cosas. Es un espacio muy bacán pa' trabajar, muy tranquilo. En la casa de mis papás en Ibagué, también.

Gran cambio de ambiente. ¿Será que eso también marcó el tono? ¿Estar solo a estar en una ciudad como Madrid?

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Sí, yo creo que sí. Hay muchos factores involucrados en eso. Cuando estaba en el campo en el Tolima pasaba por una tusa espantosa. Ahora estoy casado y tengo una vida muy tranquila y eso también genera unas condiciones de vida y de trabajo muy diferentes.

Oye y ahora que hablabas de la música de la infancia, ¿a qué te refieres exactamente?

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Pues por un lado a la música que sonaba en mi casa. Mucha Fania All Stars, muchísima música cubana, vallenato ventia'o, rancheras. Mucha música tropical, mucha música pa' bailar. Lo que pasa es que cuando me hice un adolescente pedante, yo renegué mucho de toda esa música. Eso también ha sido necesario, de todas formas.

Ese proceso de volver a las raíces es algo inevitable, ¿no? Por ejemplo yo luché mucho también con muchos gustos de mi papá, con la opera sobre todo, y ahora de vez en cuando oigo algunas cosas. También ayer me puse a buscar unos discos de la Sonora Matancera. Tal vez es cuestión de madurez, de ir aceptando lo que el destino le tenía a uno.

La Sonora Matancera era re importante los sábados en mi casa. Lo de volver a las raíces es inevitable sobre todo si uno tiene algún interés en entenderse. Hablando de raíces, hoy me enteré de que la achira es una raíz que se usaba desde antes de la colonia. O sea, que los bizcochos de achira, que también tienen maíz, que es el trigo de este continente, son un desafío al pan católico español, a la evangelización. Eso tiene que decir algo de nosotros. Perdón por ponerme militante.

A todas estas mira el videoclip horrible que hicimos:

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Al día siguiente, Julián me escribió para decirme: Parce, fe de erratas: Mi papá me dijo que los Achiras no llevan maíz. Sólo achira. No me dejes morir.

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Hablemos del videoclip. Siempre has estado muy interesado en tu parte visual, has ilustrado la mayoría, si no todos, tus discos, y le has metido mano a tus videos. ¿Cómo fue en este?

Las tapas del disco (y el video) las hizo la artista española Marta Orozco. Ella estuvo durante todo el proceso de composición y producción y hemos venido charlado mucho sobre lo que yo quería lograr con esto. Ella leyó muy bien la intención de la vaina. En cuando al video, nosotros queríamos hacer algo ultra chirrete. Utilizamos una sábana azul para el croma y grabamos con un celular. Luego ella montó el fondo, editó y produjo todo el asunto. Nuestro referente favorito era una publicación que ponía “los 10 peores videoclips de la historia”.

Siempre has solido estar al mando. Hace un tiempo hablábamos de lo que significaba ser solista versus lo que implicaba tocar en una banda. Ahora aparte de tu proyecto también estás con un grupo llamado Hola A Todo El Mundo. ¿Han cambiado tus dinámicas de trabajo? ¿Es más fácil soltar y dejar que otros lideren?

Yo siempre he solido estar al mando pero más por responderle a las situaciones que por vocación. A mí me gusta mucho cuando la gente mete mano y trato de no entorpecer ese proceso cuando se da. Ahora no soy muy neurótico y he aprendido a soltar. Soltar es lo más difícil que hay en la vida, me parece. Por otro lado, también hay que ser terco y perseguir la visión, aunque uno haga discos feos o malos. A lo mejor lo importante es ir aprendiendo a que ciertas situaciones exigen que uno lidere y otras que uno suelte. Sobre todo, que uno no sienta que una vaina es mejor que la otra. No hay Tino Asprilla sin Chonto Herrera.

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Gran aclaración. A todas estas, ¿qué dicen tus papás de tu música?

Jajaj esta es la mejor pregunta del mundo. Nosotros tenemos una relación muy tranquila. Ellos no opinan mucho, pero son muy receptivos. Yo les voy contando en qué estoy pensando, cómo estoy grabando, qué ideas tengo; y ellos están ahí escuchando. Son unos cuchos zen.

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