Ver la alfombra de los Globos de Oro se nos hace un ejercicio similar al de Miss Universo, porque es el momento en el que todo el mundo se siente con la sabiduría necesaria para endiosar o destruir en este caso a las estrellas del séptimo arte.
Aquí no importan sus dotes histriónicos, sino la popularidad del vestido, las joyas y el peinado que escogieron pa desfilar como reinas. Ese es el mundo del espectáculo y a nadie se le puede culpar por tanta frivolidad. Es el juego del mundo de la moda y el precio que tienen que pagar los famosos e inevitablemente es nuestro rol como tuiteros.
Somos parte de una maquinaria diseñada para divertirnos, porque nunca ha sido fácil sobrevivir un domingo de puente festivo.
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