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Este parche se calentó: el planeta nos va a derretir

En los primeros meses del 2016, dicen los científicos, vamos a vivir el peor y más devastador fenómeno de la historia: El Niño Godzilla.

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Por: Fabián Páez López @Davidchaka

Me fui a recibir el año nuevo en Cali para huir del perturbador vacío de Bogotá en el mes de enero. No sé por qué lo hice, si es el único momento en que la ciudad se mueve. Pareciera que los cientifiquísimos estudios de Peñalosa los hicieron en esta época y así se le ocurrió la brillante idea de que el Transmilenio funciona. Los que nos aguantamos el desastre diario y salimos a final de año, en cambio, parece que lo hacemos por un placer masoquista oculto, para ir detrás del caos: tumultos, filas, trancones, precios caros, peleas de borrachos, taxistas aprovechados, etc.

De viaje se siente más la tal malicia indígena, que tiene más de malo que de indígena, y que lo obliga a uno a vivir prevenido todo el tiempo por principio de supervivencia. Recientemente, por ejemplo, a un turista caleño le cobraron $ 226.000 por tres platos de sanchocho. Solo por que es la temporada de neurosís por pasear prevalece la ley del “más fuerte”, del que más cobre, del que más robe y del que más regatee, todo en uno.

Pero además de que todo es más caro para los que nos quedamos sin habilidades para el regateo, hay algo que es más difícil de sobrellevar en temporada de paseo para un rolo como yo: el cambio de temperatura. Esa sensación de tibieza en la cara que no deja lugar a dudas de que uno no es más que un visitante. Esa misma sensación, por estos días, se ha exacerbado hasta su nivel más cruel en los últimos años.

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En los periódicos de Colombia, acompañando las noticias de siempre cuando empezamos un nuevo año –muertos por la celebración, un video viral parecido al del Usted no sabe quién soy yo, la desalentadora posesión de los nuevos alcaldes, etc.- aparecían titulares alarmantes que informaban que en 2016 el fenómeno natural conocido como El Niño iba a ser el más devastador de la historia. Como que malcriamos al pequeño y ahora nos tenemos que atener a su etapa más insoportable. La ola de calor es cada vez más fuerte y sus estragos van muchísimo más allá de manifestarse en la cara de tibieza de nosotros los turistas. 

En Cali, por ejemplo, el primero de enero recibimos el año sin agua. El primer día del año Empresas Municipales informó que la poca presencia de oxígeno en el río Cauca obligó a suspender las operaciones en las plantas de Puerto Mallarino y Río Cauca: sus aguas se agotaron hacia las 11:00 de la noche y cortaron el servicio.La falta de agua en La Guajira es noticia de todos los días y en Villa de Leyva también se ha reportado ausencia del líquido para suplir la demanda de turistas. 

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Según el MinAmbiente, la ola de calor provocada en Colombia por este fenómeno se extenderá hasta mediados del 2016 y los meses más difíciles serán enero, febrero y marzo. Además, el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales, Ideam, mantiene en alerta roja al Valle del Cauca por amenaza de incendios forestales en bosques, cultivos y pastos, localizados en la zona urbana y rural de Yumbo, Tuluá, Roldanillo, Buga y Bolívar.

En BBC Mundo, por su parte, hace unos meses bautizaron al fenómeno como El Niño Godzilla. Los expertos a quienes consultaron coincidieron en que estos meses serán record en cuanto a temperaturas alcanzadas en los últimos 100 años. Lo que generará en algunas regiones del mundo lluvias exageradas y en otros escases de agua.

A nosotros, la escases ya nos está dando duro, pero todo se pone más turbio cuando pensamos en que, además de que en serio podamos estar frente a una ausencia real de recursos, a nuestras empresas administradoras les dé por comportarse como a taxista en nochebuena y cobrarnos sus malos manejos. 

Desde luego, los cambios climáticos también se deben a variaciones naturales, pero con las alarmas encendidas por la escases todos vamos a tener que aguantar calor y a  terminar pagando por el agua y la energía a precio de turista en Cartagena. 

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