Ghetto pop: las divas musicales se despiden de los cuentos de hadas

Su revolución es saltarse lo que un día la industria les dijo que tenían que ser, si un papel en la música querían tener: ser niñas buenas, angelicales y virginales (a lo Britney antes de raparse y volear sombrilla)

Van por los barrios de cualquier ciudad del mundo siempre decididas, nunca cabizbajas; su revolución es saltarse lo que un día la industria les dijo que tenían que ser, si un papel en la música querían tener: ser niñas buenas, angelicales y virginales (a lo Britney antes de raparse y volear sombrilla). Su estilo dejó en el fondo de la basura la ropa apretatida, los tacones 20 cm y cualquier cosa que les incomode para subirse sobre el capó de un carro a bailar; sin embargo, su música no deja de ser extrañanamente seductora.

No solo le hablan al amor, también se quejan de él, empuñan el micrófono por otras causas, le hablan a la guerra, resisten. A lo Missy Elliot y una buena etapa de Gwen Stefani, van por ahí creando una estética que va entre la rudeza del ghetto y la delicadeza. Es una oleada de chicas que vienen hace mucho dando pasos agigantados y M.I.A es precisamente una de esas grandes referentes; por eso, y aunque no es una novedad, cada vez es más fuerte las artistas que eligieron este camino.

¿Pasó de ser una convicción a una moda? Tal vez, pero lo cierto es que la mezcla se está convirtiendo en una tendencia. 

M.I.A

Durante su infancia olió muy de cerca la guerra civil en Sri Lanka y en 1986 se transladó a Londres con su familia. Por eso en varias ocasiones ha usado el micrófono para hablar de la guerra que le tocó vivir y de la que sigue viviendo. Su mano como directora de arte y pintora la ha plasmado en sus videos y por supuesto en su imagen y su estilo. Una mezcla de colores, de India, de Sri Lnaka, de Londres que le dieron el estatus de una nueva forma de hacer pop y que por supuesto marcó a mujeres y artistas en el globo y aunque el pico de su carrera sucedió hace años, ella entra en este selecto grupo por la influencia que dejó.

Kali Uchis