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La conexión que hay entre los X-Men y la comunidad LGBTI

Cuando los cómics están más cerca de la vida real de lo que alguna vez pensamos.

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Durante años la figura de los mutantes en el universo Marvel ha sido vista como la metáfora perfecta para las poblaciones excluidas y perseguidas en el mundo real, algo en lo que probablemente Stan Lee no pensó cuando escribió la primera historia de ellos hacia 1963.

Por: Julián Felipe Gutiérrez @JackMulligan  // Foto: GettyImages.com

Los poderes de los X-Men se manifiestan desde la pubertad y son determinados desde el nacimiento gracias a una lotería genética. Su sola existencia los vuelve seres odiados, perseguidos y en algunas ocasiones, víctimas del exterminio. Durante años la figura de los mutantes en el universo Marvel ha sido vista como la metáfora perfecta para las poblaciones excluidas y perseguidas en el mundo real, algo en lo que probablemente Stan Lee no pensó cuando escribió la primera historia de ellos hacia 1963. Sin embargo, toda esta mitología desborda el universo de superhéroes y puede ser aplicable a la población LGBTI contemporánea, planteando varias preguntas.

En X-Men 2 (2003) cuando Iceman les anuncia a sus padres que es un mutante, lo único que atina a preguntarle su madre es “¿Has intentado… ser menos mutante?”. El declarado homosexual Bryan Singer, director de la película, explicó en su momento que ese diálogo tuvo una resonancia particular en él y en miembros de la población LGBTI que han tenido respuestas similares en sus familias al salir del closet; algo que concuerda con el persistente escenario sobre que si alguien es homosexual, por lo menos que no sea “loca” en el caso de los hombres o que no sea “marimacha” para las mujeres.

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Por otro lado, uno de los argumentos persistentes para impedir, por ejemplo, la presencia de homosexuales en grupos como los Boy Scouts o las fuerzas armadas apunta a que “uno no sabe quién está detrás del uniforme”, por lo que la población LGBT se encuentra en una situación donde con cara pierden y con sello ganan los otros: algo que también comparten los mutantes del universo Marvel. Aquellos cuyas mutaciones no afectan su apariencia drásticamente pueden vivir en el anonimato, a menos, claro, que su condición sea revelada. A fin de cuentas, nadie sospecharía de una pelirroja como Jean Grey. Pero cuando sus mutaciones los visibilizan, son objeto de escarnio y desprecio, como es el caso de Bestia.

A la hora de tratar de entender lo que nos es desconocido, tendemos a simplificar y ponerle un traje unitalla a situaciones en las que es claro que no funciona. La sociedad blanca de Estados Unidos cree que Latinoamérica es un México gigante, y tendemos a creer que toda la población LGBTI se comporta, piensa, se identifica y se relaciona con la sociedad de la misma manera. Mientras periodistas de entretenimiento gringos como Pérez Hilton abogan por revelar la condición homosexual de personas que prefieren la privacidad, Randy Shilts (autor del brillante libro sobre la lucha contra el SIDA, And The Band Played On), repudiaba semejante cosa; hay quienes optan por hacer pública y notoria su orientación sexual, mientras que otros prefieren no hacerlo o hacerlo solo para confirmar impresiones existentes (como Anderson Cooper o Ricky Martin). Algo no muy distinto a los mutantes que eligen hacer pública su condición o los que prefieren llevarla en el anonimato.

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Marvel Comics ha sostenido que mutantes con poderes como los de los X-Men y sus adversarios son realmente una minoría dentro de la población con el llamado Gen X en su ADN. Partiendo de ese hecho podemos suponer que es realmente una minoría la que actúa como representante de toda una comunidad, y las representaciones asociadas a ellos no se corresponden con todos. De la misma manera que, por ejemplo, las protagonistas de The L Word no representan a todas las lesbianas, podríamos suponer que hay un mutante en algún lado del mundo que siente que Scott Summers (Cíclope) no lo representa como mutante.

¿Será que los cómics de los X-Men nos ofrecen luces sobre cómo abordar el problema de la visibilización de la población LGBTI? Lo encuentro poco probable porque a fin de cuentas las soluciones de los cómics implican robots gigantes y mallas de spandex, pero es interesante ver como nuestra realidad de alguna manera informa la manera en la que vemos las ficciones que disfrutamos.

 

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