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La manzana de la discordia

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Este fin de semana se estrena en Colombia JOBS, la película del director Joshua Michael Stern, sobre el mítico cofundador de Apple. Hablamos con Ashton Kutcher, protagonista de la historia.

Entrevista: Mario Amaya // @amayamario (desde Los Ángeles)

Se necesita una sola persona para empezar una revolución. Steve Jobs lideró la batalla de la tecnología e inventó nuestro mundo con la consigna de que “la gente no sabe lo que quiere hasta que se lo enseñas”. Un mandamiento que cambió la relación entre el diseño y la funcionalidad de los aparatos y que aún hoy, a pocos días de que se cumpla el segundo aniversario de su muerte, lo mantiene como el mayor profeta de nuestros tiempos. Si Newton marcó una época con la caída de una manzana, Jobs lo hizo sosteniéndola.

Fiel a prestarle atención a los detalles, este visionario no sólo fundó una de las compañías más prestigiosas sino que conformó el equipo que trata de mantener su legado para satisfacer las exigencias de sus fanáticos. No es de extrañar que el primer intento que emerge en la gran pantalla sobre su vida tenga a todos los ojos de una generación encima. Con “jOBS” (escrito así en homenaje a la forma en la que Apple escribe los nombres de sus productos), el director Joshua Michael Stern abre la caja de pandora e incluye no sólo la fascinación por los gadgets del carismático empresario e inventor, sino experiencias determinantes como el consumo de LSD y un viaje a la India.

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En ese recorrido es Ashton Kutcher quien se le mide a encarnarlo con el reto de ser, al mismo tiempo, un ratón de laboratorio y un declarado adicto de la tecnología ideada por Jobs. El actor de comedias como That 70’s show y Two and a half men, modelo y productor de programas como Punk’d se metió en la piel de su personaje hasta el punto de someterse a una dieta a base de frutas con la que bajó ocho kilos y estuvo internado enel hospital por pancreatitis justo antes de empezar a rodar. Una interpretación que, si bien ya tiene la desaprobación del cofundador de Apple, Steve Wozniak, demostrará por qué el ídolo no está extinto.

En la película Jobs se muestra como un hombre duro con sus empleados, que traicionó a algunos amigos y le dio la espalda a su novia embarazada. Pero usted le dio mucha empatía a su papel. ¿Cuál es su punto de vista de Jobs como persona?

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Cualquiera que trate de crear algo que cambie la vida de los demás, a veces se encuentra con que la vida misma se convierte en una distracción, sobre todo aquellas personas que se encargan de obstaculizar tus proyectos. Lo que lo hacía ver como un hombre antipático es el hecho de que él se preocupaba mucho buscando la creación de una herramienta que les permitiera a las personas a tener una forma simple para conectarse con la tecnología. Él era un apasionado de lo que hacía a tal punto que a veces parecía que abusara de la gente a su alrededor.

¿Y sí era una persona tan difícil como algunas personas lo pintan?

Steve Jobs tenía un índice de aprobación del 90 % por parte de sus empleados. Se han oído muchas historias sobre él. Que era una persona agresiva y de mal humor. Pero él estaba en la búsqueda de hacer y lograr lo mejor con la gente a su alrededor, porque sus productos tenían que ser lo mejor en su índole. Piensa como si él fuera un entrenador de un equipo deportivo que le grita a sus jugadores para motivarlos a ser mejores. No estoy diciendo que yo respondería de mejor forma a ese entrenador, pero algunas personas prosperan y funcionan mejor con jefes que tienen ese carácter. Para él las cosas eran casi que extremas. O eras un genio o un payaso. Un idiota o un creador.

Antes de aceptar este papel, ¿qué tanto sabía de Steve Jobs?

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Más bien poco. Como muchos de nosotros, lo conocíamos sólo a través de sus creaciones. Cuando él murió yo iba conduciendo y al escuchar la noticia en la radio, tuve que parar al costado de una calle. Literalmente entré en estado de shock. Cuando llegué a casa, me di cuenta de que todos los aparatos que utilizo para conectarme con el mundo los creó él, su compañía. Fue muy emotivo porque recordé que seis meses antes me habían invitado a Apple para conocer a Steve Jobs y no pude ir. Pensé que perdí la oportunidad de conocer al Leonardo da Vinci de nuestro tiempo y es algo que siempre me va a causar pena no haber podido hacer.

¿Cómo se sintió saber que iba a interpretar a este personaje?

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 No es fácil saber que uno va a interpretar a un hombre de la magnitud que tiene Jobs y que aún está tan fresco en la memoria del mundo. La gente sentía una gran pasión por lo que hacía. Cuando leí el guión por primera vez, desde antes de que me ofrecieran oficialmente el rol, ya me había puesto en la cabeza que iba a interpretarlo y eso me dio unos tres meses de ventaja para prepararme, investigar sobre su vida, ver sus discursos, hablar con ex empleados y así ir descubriendo cómo era realmente.

¿Y qué le pareció interesante al estudiarlo?

Más que tratar de encontrar sus manías, traté de entender por qué un ser tan inteligente tomaba decisiones tan ilógicas. Mi conclusión fue que dentro de él había dos clases de Steve Jobs: el presentador brillante de sus creaciones que era un mago en el escenario, y la persona privada, el obsesionado por crear. En ese Jobs fue en el que quise indagar más.

¿Lo definiría como una persona conflictiva?

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No tanto como la gente piensa. Por ejemplo, una vez él estaba en la cafetería de Apple y vio entrar a uno de sus empleados, que era muy obeso. Se acercó y le dijo “estás gordo y te vas a morir si no haces algo”. Luego sacó una de sus tarjetas y anotó el nombre de un nutricionista. Para muchos, eso es prepotencia; pero Jobs en realidad sentía que estaba ayudando.

¿Cree que el mundo aprecia más a Steve Jobs ahora que en vida?

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Se ha reconocido mucho lo que hizo. Los teléfonos inteligentes no son una contribución sin importancia; lo mismo las computadoras personales.Tuvo tanta influencia en nuestra cultura como los grandes inventores lo han hecho en sus respectivas épocas. Es un gran visionario y su forma de pensar y administrar la compañía de una u otra forma cambiaron el mundo.

Entre sus facetas de actor y empresario, ¿con cuál se queda?

Con la actuación. Tener la oportunidad de interpretar un rol como Jobs reactivó aún más esa pasión. Me encanta poder crear cosas, ya sea artísticamente al interpretar un personaje o ayudar a alguien a construir una empresa. Y me gusta darle a la gente que me rodea cosas que mejoren sus vidas.

¿Se considera un hombre influyente?

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De alguna forma lo pensé mucho cuando abrí la cuenta de Twitter. Era impresionante ver la cantidad de gente que podía seguirme en ese medio. Pero si uno lo piensa bien, ser verdaderamente influyente implica crear cambios positivos, así sea en una sola persona. Cuando alguien consigue reconocimiento o éxito de un día para otro, la gente lo etiqueta como influyente. Para serlo realmente, hay que hacer cosas tan sencillas como darse el tiempo de escuchar de verdad a la gente a tu alrededor durante una comida en tu casa, tomar en cuenta a la persona con la que te encuentras todos los días en la cafetería o saludar con gusto al portero de unedificio. La mayoría de la influencia que le damos al mundo es inconsciente. Lo principal es preocuparse por el prójimo, asumir la responsabilidad de que estamos influyendo en el mundo cada día.

Tras haber interpretado a un personaje con matices tan marcados, ¿piensa que su carrera va a estar más inclinada a este tipo de roles?

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En realidad no lo sé. He hecho mi mejor esfuerzo para conseguir el mejor material posible. Por suerte tengo un programa de televisión que me paga muy bien, y un trabajo secundario invirtiendo en empresas tecnológicas y siendo vocero de productos. No tengo que preocuparme financieramente y eso me permite elegir papeles que tengan un calibre artístico diferente. Eso es muy liberador, pero también puede ser traicionero. Cuando uno puede hacer loque quiere, es responsable de lograr algo grande.

¿Cuáles son los actores que más lo han influenciado?

Hay varios de gran influencia como Steve Mc- Queen, Marlon Brando o Cary Grant. En cuanto a mis colegas, Ryan Gosling es un gran actor que es muy meticuloso con su trabajo; eso es imprescindible a la hora de ser creíble en un rol. Me encantaría tener las agallas de Johnny Depp, pues no importa qué tan bien o ridículo puede verse, se mete de una forma como pocos lo hacen en cada uno de sus roles.

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