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La música de Colombia retumba en el continente

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Desde El Centro - Por Salvador Toaché (ehcaotlas@hotmail.com) - Discos Intolerancia México

Canté muchas canciones de los Aterciopelados. En esos días era común que las sonaran en los canales de videos, en la radio, en las fiestas y en los bares mexicanos. Varios de sus temas se consolidaban como íconos de la historia del rock en español. Yo  sabía que ellos eran colombianos, pero no conocía mucho más sobre otros artistas alternativos que empezaban a desarrollarse en su país. Por eso nunca se me va olvidar el momento en el que llegó a mis manos un disco en particular, el Sagrado Corazón de Doctor Krápula. Un amigo nos había pedido firmar para su distribución en México, ese álbum con Discos Intolerancia. Así que mientras en mi reproductor de la oficina sonaba algo que decía “Con el corazón, son, son, luchando, luchando voy”, llegamos, con los representantes de la banda, a un acuerdo para trabajar juntos.

Después de su primera visita a México, muy pronto y antes de lo que me esperaba, ya estaba yo ahí, sentado en La Media Torta en Bogotá, presenciando una prueba de sonido, haciendo amigos en el barrio La Candelaria y, mientras observaba el cerro de Monserrate, descubriendo otros sonidos hechos en Colombia y deseando no irme. 

Dos semanas después, regresé a Bogotá sintiéndome en casa. Había sido invitado por el instituto Idartes a Rock al Parque. Querían que conociera mucho más a fondo la escena musical nacional. Está de sobra decir, lo sorprendido que me encontraba por esos días por la diversidad y la calidad de los grupos distritales y nacionales con los que pude sentarme a conversar y a los que pude escuchar y ver en vivo durante el Festival. Desde mi posición de extranjero e invitado, ajeno a la movida, pude darme cuenta de la plataforma que existe y del apoyo que recibe la escena musical alternativa colombiana. En mi país esto es algo que difícilmente le otorga a la escena independiente un instituto público.

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Después de ese viaje a Bogotá, mis visitas a diferentes mercados y festivales de música a lo largo y ancho del continente se multiplicaron y ampliaron, de esta manera, mi visión de lo que estaba ocurriendo con la música colombiana. En todos y cada uno de estos encuentros, pude ver cómo cada vez se hacía más fuerte su reconocimiento fuera de su país de origen. 

Y es que en México, por ejemplo, entre 1998 y hasta el 2009, solamente los Aterciopelados se habían presentado en el Festival Iberoamericano de Cultura Musical Vive Latino. Sin embargo, ya para el 2010 el Vive presentaba, no a una, sino  a tres bandas colombianas dentro de su cartel: Aterciopelados, Doctor Krápula y Estados Alterados. Se abrió así, un puente de circulación continúa entre Colombia y México y fue posible que otras bandas como: Esteman, Monsieur Periné, Bomba Estéreo, Vía Rústica, Ondatrópica, Puerto Candelaria, Monareta, Skampida, Systema Solar, V For Volume y Velandia y la Tigra llegaran con sus shows a un escenario mexicano. Estas bandas se suman hoy, a la lista de artistas alternativos que se han presentado en el Vive Latino desde el 2010, y que este 2014 tendrá en su cartel a un total de ocho proyectos colombianos: Doctor Krápula, ChocQuibTown, Alerta Kamarada, Consulado Popular, Diamante Eléctrico, Kraken, El Freaky y Seis Peatones. Y a quienes se suman dos proyectos más: Che Sudaka, que tiene en su alineación integrantes colombianos y Quantic, que vive en Bogotá y es uno de los integrantes de un proyecto también colombiano: Ondatrópica.

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El crecimiento de la escena musical colombiana es más que evidente y demuestra lo importante que resulta la articulación entre público, músicos, entidades privadas, entidades públicas y medios de comunicación.  

Ahora, mientras escribo esta columna desde el DF, me tomo un “guaro” y me como un buen sancocho, puedo pensarme otra vez en el centro del continente y puedo decir que tengo la certidumbre de que América Latina está más cercana a la música Latinoamericana que nunca.

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