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La OMS quiere controlar nuestras vidas

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Comer nos mata, tirar nos mata, fumar nos mata, la obesidad nos mata, adelgazar, también. Después de que la Organización Mundial de la Salud incluyera las carnes procesadas dentro de la lista de agentes cancerígenos muchos se sintieron desorientados. No nos sobreactuemos, casi todo lo que nos gusta es un factor de riesgo. ¿Qué nos espera? ¿La prohibición del salchichón? ¿La OMS quiere controlar nuestras vidas? 

Por: Fabián Páez López @Davidchaka  // Foto: pinterest.com

Que las carnes rojas sean incluidas dentro de la lista negra de la OMS no es motivo para alarmarnos. De hecho, puede que con respirar estemos infringiendo las “normas” de la organización. 

La noticia resumida fue esta: un grupo de científicos de la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer de la OMS en Lyon, Francia, evaluó más de 800 estudios de varios continentes sobre la relación de la carne con el cáncer. El veredicto: las carnes procesadas entran en la misma categoría peligrosa que los cigarrillos o el asbesto. Un poco más o un poco menos riesgosa, no importa. 

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Oficialmente, desde ahora, las salchichas, el tocino, el chorizo o el salchichón pueden provocar cáncer de colon, estómago y otras variedades de la enfermedad. Pero puede que eso, igual que con los cigarrillos, ya lo supiéramos hace tiempo. En el futuro, a lo sumo, podremos ver paquetes de salchichas con avisos que incluyan la cara de indigestión de Faryd Mondragón. Algo así como vienen los paquetes de tabaco. 

La OMS viene siendo el Ned Flanders de las instituciones. Es la que pone las "advertencias" del tipo:...come, pero ten cuidado con la grasa y el colesterol; fuma, pero ten cuidado con la nicotina; ten sexo, pero sexo seguro*). En el fondo, la consecuencia de que le pongan un “pero” al consumo placentero es que todo está prohibido en cierto modo. 

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En la página oficial de la OMS dicen que el cáncer, que es la principal causa de muertes en el mundo, se puede prevenir si eliminamos los factores de riesgo. Entre ellos también están: el consumo de bebidas alcohólicas, el exceso de peso, las dietas malsanas (¿cómo así? ¿Las dietas no eran las buenas?), el consumo de tabaco y la contaminación del aire en las ciudades. 

Básicamente, para no morir de cáncer debemos evitar respirar, no comer ni mucho ni poco y encerrarnos en casa sin salir de fiesta, lejos de cualquier contacto con el alcohol y el cigarrillo. Tanta "benevolencia" con las advertencias saludables parecieran más una estrategia para decirnos de que debemos (no) morirnos. O para que nos cuidemos por nuestra cuenta generando el mínimo gasto a las entidades de salud.  

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Foto: Pinterest.com//The Pie Shop

El problema no es que nos alarmemos, ni que no lo entendamos bien, ni que nos lo tomemos muy enserio. La OMS, en efecto, es el organismo que se supone tiene la legitimidad científica para decir lo que es un factor de riesgo. Es la entidad que se presenta como neutral a la hora de tomar una decisión.

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La OMS viene siendo el Ned Flanders de las instituciones. Es la que propone las fórmulas acusatorias más refinadas del autoritarismo posmoderno. La que pone las prohibiciones disfrazadas de advertencias del tipo: “puedes hace cualquier cosa que quieras, pero…" (come, pero ten cuidado con la grasa y el colesterol; fuma, pero ten cuidado con la nicotina; ten sexo, pero sexo seguro*). En el fondo, la consecuencia de que le pongan un “pero” al consumo placentero es que todo está prohibido en cierto modo y, a la larga, no podemos hacer nada.

Así se nos presenta el mundo de hoy, como una paradoja. Cuando se supone que estamos en un mundo lleno de libertades, se nos imponen restricciones conservadoras más fuertes que no dejan ver la ausencia de substancia: café sin cafeína; sexo virtual, sin contacto, sin sexo; como el mito de que con el lenguaje incluyente vivimos en un mundo más igualitario.  

*Fuente:Entrevista a Slavoj Zizek. Las Prohibiciones ocultas y el Principio de Placer, por Josefina Ayerza

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