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Lo que temía un amante de Breaking Bad con el estreno de Metástasis

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Se estrenó en Colombia Metástasis (ver tráiler), la adaptación latina de la multipremiada serie estadounidense Breaking Bad. Esta es la opinión de un fanático empedernido.

Por: Juan Sebastián Sánchez, para Shock @themute

Hay cuatro personajes sentados en una terraza. Es de noche, probablemente en otoño o invierno, en el desierto de Nuevo México. Los personajes son Hank y Marie Schrader, y Walter y Skyler White. Están celebrando el cumpleaños 51 de Walter. Mientras su familia recuerda el tratamiento anticáncer de su esposo, Skyler se pone de pie y camina a la piscina. Tiene la mirada perdida y pareciera estar cayendo lentamente en un espiral de demencia. Pasa unos largos segundos en el borde y, mientras Walter le pregunta sobre alguna anécdota, Skyler camina y se hunde en la piscina como un fantasma, casi levitando. Su hermana, Marie, horrorizada, corre a la piscina para que reaccione. Skyler se hunde con un gesto trágico que no deja lugar a ningún otro significado; solo le queda el silencio. Es el cuarto capítulo de la quinta y última temporada de Breaking Bad.

La temporada se estrenó entre 2012 y 2013 después de ganar adeptos y premios por montones tras seis años de una producción exitosísima y, por qué no, una obra maestra audiovisual. Conozco la serie más o menos desde cuando la estrenaron en la televisión paga de Colombia. La vendían con publicidad similar a la que hoy se usa con Metástasis: un viejo aburrido en calzoncillos en un desierto despidiéndose de su familia en una grabación con una cámara casera. Intenté seguirla pero jamás me pareció atractiva. Cinco años después decidí darle otra oportunidad y entré en un delirio de adicción inevitable: llegué a ver hasta media temporada en un día. Este 13 de enero de 2015 se estrenó Metástasis, la adaptación latina, en Colombia.

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Como amante de la serie, sufrí por lo mismo que han sufrido todos los amantes de la serie. Pasé madrugadas discutiendo y hasta me tomé el trabajo de repasar las 62 horas de las cinco temporadas. Metástasis es juzgada como una copia de su hermana del norte. Y bueno, a vuelo de pájaro, sí. La producción de Metástasis tiene el reto de mantener el paso, la tensión y, sobre todo, el éxito que ya trajo Breaking Bad. Solo que entre un público específico, con un presupuesto mucho menor y una frecuencia de transmisión muy distinta.

Antes que en Colombia, Metástasis fue estrenada simultáneamente en tres canales estadounidenses, Galavisión, Univisión y Unimas, y fue emitida completa en este último. Desde el principio fue concebida para un público latino que antes no se sintió atraído por el elenco estadounidense. Además, el formato obligó a modificar la frecuencia de emisión y los tiempos de producción. Mientras Breaking Bad tuvo seis años para desarrollar todo desde ceros, Metástasis tuvo alrededor de seis meses para grabar y dejar el producto final. Un afán de locos. Encima de esta limitación, se pasó del episodio semanal de que gozó Breaking Bad a lo largo de seis años a un frenético ritmo de telenovela de un capítulo por noche, completando la emisión en cuatro meses. Por eso no se puede juzgar las dos series con la misma vara.

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Creo que no se trata de un peluquín en Diego Trujillo o de la traducción de los nombres Walter Blanco o José Miguel Rosas. Creo que el problema más grande que debió enfrentar Metástasis tiene que ver con una decisión ejecutiva, en la que pesó más el éxito económico de la serie original que la libertad creativa de una adaptación. Hablamos de una historia de un profesor que participó activamente en un Premio Nobel de química, un genio de la cristalografía, y un personaje de la clase media estadounidense que se ve encerrado por una sentencia de muerte y una quiebra inminente. Al traer una historia así a un contexto como el colombiano, donde la guerra contra las drogas es radicalmente distinta, empiezan los problemas.

La historia del profesor Walter Blanco es diametralmente opuesta a la que cuenta Breaking Bad. Esta última no cuenta la historia de un narcotraficante que busca poder mientras huye de la ley. Todo lo contrario, narra cómo un personaje bueno y tierno se revela realmente como un monstruo que destruye todo a su paso, igual al cáncer. Por eso el título latino es uno de sus grandes aciertos. Habrá que ver si tiene más. Seguro sí.

Uno de los mayores miedos de los seguidores de la serie es la calidad de las actuaciones, sumada al elenco. La escena de Skyler en la piscina, que a simple vista es un ataque de nervios, le muestra al espectador el estado de la relación de una pareja de casi veinte años de casados. Sin recurrir a una sola palabra. Las actuaciones y el guion le permitieron a Breaking Bad armar nudos tan increíbles como el del avión de la segunda temporada, o mantener vivo al personaje de Jesse Pinkman más allá de la primera. El personaje estaba pensado para morir, pero Aaron Paul convenció a los productores y al director de mantenerlo vivo. El trabajo de Paul ganó tres Emmy como Mejor actor de reparto en una serie dramática. La mayoría de amantes de Breaking Bad teme que los actores de Metástasis no den la talla, pero supongo que ese es un efecto más de las consecuencias de una adaptación tan fiel.

La única conclusión que pude sacar de tanta especulación alrededor de Metástasis es que se trata de un refrito diseñado para revivir el éxito y las ganancias de Breaking Bad en un contexto distinto. No se trata de una reinterpretación, una versión y mucho menos una historia basada en la original. Es, a todas luces, la misma historia con algunos cambios sensibles en la construcción del guión. No aparecerán “el cartel mexicano” ni una banda de neonazis sanguinarios, sino los agentes del conflicto armado en Colombia. Los protagonistas no cocinarán en una casa rodante en medio del desierto de Nuevo México, sino en un bus escolar en el páramo de Bogotá. Dirigida a una audiencia totalmente distinta, Metástasis viene con un título más preciso e inteligente que el callejero y a ratos insulso “Breaking Bad”, pero eso está lejos de garantizar televisión de la misma calidad. Sin embargo, la veré con ansias.

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