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Premios Shock 2013: así se vivió la mayor fiesta musical

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Por: Carolina Cuervo

Antes que nada debo decirles que narro desde la ignorancia, desde el descubrimiento. Me invitan para escribir sobre los premios de música más importantes de Colombia y yo, que amo la música porque es la máxima genialidad del ser humano, me declaro una completa ignorante, con una memoria que pocas veces recuerda nombres de grupos o canciones. Como decían en los años 80, “estoy out”. Y es tenaz, yo sé. Por eso, con libreta en mano y grabadora de periodista, acepté la invitación. Los Premios Shock de la Música 2013 hicieron una obra de caridad con esta servidora que logró salir del analfabetismo musical y asumir un reto que, después de haberlo vivido, me deja claro que en este país lo que hay es talento y ganas de hacer las cosas, y que más temprano que tarde, dará los frutos que todos esperamos.

Martes 12 de noviembre

Llego —tímida— al ensayo de la gala. Mi misión es narrar dos días enteros en pocas páginas. Intento observar todo con detenimiento y hasta escuchar conversaciones que no me corresponden, pero que al final, seguro, serán de alguna ayuda. Me uno al grupo de logística y colaboradores que reciben indicaciones. A mi lado, el editor de la revista, Juan Pablo Castiblanco —“Casti”, como le dicen sus compañeros— es mi guía y mi ángel de la guarda. Me va soplando al oído quién es quién. Me pregunta si conozco este u otro grupo y mi cara es siempre la misma. Pobre. Le toqué yo, precisamente yo que no sé nada de nada. Comenzamos un recorrido por cada área del Palacio de los Deportes, lugar de la ceremonia.

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Afuera hay carpas blancas dispuestas para cada una de las etapas por las que deben pasar los artistas e invitados. Me impresiona la cantidad de gente trabajando para un mismo fin. Los encargados deberán anunciar cuál artista ingresa a la sala VIP para luego entrar al tan esperado Tapete Rojo. De ahí, solo algunos artistas seleccionados podrán acceder a otra carpa donde tendrán entrevistas con doce medios diferentes. Es decir, el baño de popularidad completo es solo para unos pocos. Los demás, pasarán al set donde un fotógrafo y dos policías de la moda los esperarán para retratarlos por su elegancia o extravagancia, o para dejarlos pasar sin pena ni gloria hacia el interior del recinto.

Acompañados por el ruido insoportable de una planta eléctrica, pasamos a otra sala más grande, detrás del escenario, donde estará la verdadera movida de la noche. Hay dos tocadores, dos salasy una mesa para el catering —porque, eso sí, de hambre o de sed no se va a morir aquí nadie—. En la esquina derecha, Jorge Oviedo e Iván Chacón terminan de montar el set para las fotos de los ganadores que se concibe como una especie de bus —para unirlo al concepto urbano de los Premios—, y que una vez arranque, solo parará en noviembre próximo para una nueva edición.

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Ingresamos, luego, al escenario donde el ensayo general ha comenzado. El montaje es impresionante. Sentada en el piso, donde mañana habrá sillas para los invitados especiales y nominados, empieza mi alucinación.

Como declaré al comienzo, conozco poco de los grupos que se presentarán, pero a medida que el ensayo avanza, descubro cantantes y músicos de todos los rincones de este país que me dejan perpleja. Casti me presenta a Mariangela Rubbini, directora de la revista. Con jeans, camiseta y una cachucha, lo primero que pienso es que parece una peladita mientras me da la bienvenida con una enorme sonrisa que me hace sentir en casa.

Me encuentro con Natalia Bedoya, esa mujer que yo admiro. Me cuenta que es la primera vez que dirige y habla de eso que a mí también me gusta, de lo poderosas que somos las mujeres cuando hacemos las cosas juntas. Yo le miro la cartera: tiene la forma de una guitarra eléctrica, ¡es una verraquera!

Los presentadores se ubican en el escenario para ensayar sobre una tarima que deben subir y bajar, pero el motor que mueve la estructura corcovea y hace que pierdan el equilibrio. Una risa culposa me acecha mientras Diego Sáenz e Isabel Burr, los maestros de ceremonia, se agarran de las manos para no caerse. Sospecho que al mismo tiempo, y en silencio, rezan el Padre Nuestro.

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Apenas acaba el ensayo de The Mills junto con Jay de la Cueva, me despido. Comienzo a pensar que tendré que cambiar mi atuendo para la gala. El frío es insoportable, le sube a uno desde los pies hasta la parte de atrás de la cabeza. El conocido dicho“la moda no incomoda” es una completa insensatez.

El Tapete Rojo

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Yo tenía que haber llegado a las 5 p.m., pero mis compromisos laborales y un enorme

trancón por la calle 63 me impidieron llegar en punto. A la primera que me encuentro en la entrada del Palacio es a la despampanante Juanita Arias en un vestido negro que transparenta su bonito cuerpo, por no decir las nalgas. Me dice que está un poco empelota para el clima, pero que le importa un carajo lo que digan porque pronto estará feliz en Miami asumiendo un nuevo papel en la pantalla chica. Damos una vuelta estúpida para entrar porque soy extremadamente brillante y agarro por donde no es. Finalmente, pasamos los anillos de seguridad y llegamos al lugar para entrar al Tapete Rojo. Escucho los gritos de los fans. No los míos, claro, sino los de Doctor Krápula, Alkilados, The Mills, Maluma, entre otros.

Hago un paso obligado por el tapete y de inmediato me devuelvo para empezar mi labor periodística. Voy hasta donde están los fans. Les pregunto quiénes son los favoritos y los primeros me responden que adoran a Andrés Giménez y a Álex González, de De La Tierra; más adelante la fanaticada de Doctor Krápula me confiesa que está ahí desde las 2:30 p.m., pero que el esfuerzo vale la pena.

Las admiradoras de Maite dicen que aparte de su talento, lo que más admiran es su carisma, su sencillez y su humildad. A otros, el estilo de Carolina Guerra les encanta y a los seguidores de Diego Sáenz les gusta su elegancia. Samper no se queda atrás, tiene un grupo de fans que adora las letras de sus canciones y sus “pintas locas”, así como uno que otro confiesa que Duina del Mar le saca más de un suspiro. Todos los medios están presentes.

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Hay un lugar seleccionado para el canal E! y otro para el Canal Caracol, así como una pequeña cabina de Coca-Cola.FM. Aprovecho para hablar con Carolina Guerra, que se presentará para esta noche, por primera vez toca en los Shock; me confiesa que más que nervios lo que tiene es ansiedad, pero que no podría haber escogido un mejor lugar porque se siente como en casa; admite que lo más difícil ha sido lidiar con la expectativa de quienes se preguntan “a ver esta niña con qué es que va a salir ahora”.

Los gritos se exacerban y es por la llegada de The Mills y Monsieur Periné, estos últimos uniformados con diseñados de Alejandra Rivas. Más adelante, Maía me dice que compartir el escenario con leyendas vivientes como las cantadoras será mucho más importante para ella que llenar un estadio entero. Ilona, una “guerrera de la música”, como ella misma se describe y orgullosa de su embarazo, también formará parte del mismo homenaje; se siente privilegiada de poder reconocer el legado que estas mujeres han dejado.

Los atuendos de los que pisan el Tapete son diversos. No hay una manera de vestirse; lo que veo es más bien una manera de ser, de asumirse, y me gusta. Hay pieles, vestidos largos de coctel, de fiesta, encajes, tenis y hasta ruanas. Me topo con Diego Cadavid. Lleva un sombrero puesto y juntos bromeamos sobre el lugar donde dejó parqueado el caballo. Le pregunto por su show. Dice que cuando estaba ensayando con Jay de la Cueva, volteó por un instante a mirarlo y no podía creer que tenía al lado a quien fuera su verdadero ídolo en el pasado

Ronald Mayorga, periodista de Caracol, entrevista varios artistas en el backstage, asegura que a diferencia de otros premios, estos tienen autenticidad y le dan la oportunidad a artistas emergentes de empezar una carrera sólida, de mostrar su trabajo. La sala está llena. Entre tanta luminaria, distingo a Natalia París a lo lejos, va a tocar con Andee Zeta, solo 1 minuto y 40 segundos y me atrevo a preguntarle qué tiene para decirle a la gente que no cree en su nueva faceta. Me responde que su música es su mejor arma y en ese instante veo a través de los televisores que Maluma acaba de terminar su presentación.

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¡Comenzó la ceremonia!

La Gala

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DJ Pho, el encargado de amenizar la noche, tiene su propio DJ set en el costado derecho del escenario. Me siento en la parte de atrás para disfrutar de los espectáculos. El primero que me deja sin aliento es el show dirigido por Natalia Bedoya. Catorce bailarines en escena, la banda 6L6 y la participación de Miranda, Anasol, La Bermúdez, Isa Mosquera, Duina del Mar, Martina y la Peligrosa y Pipe Bueno (que, en efecto, es muy bueno), este espectáculo preciso y de muy buen gusto, demuestra que las cosas, cuando se hacen con amor y dedicación, salen bien. Entonces comienzo a sentir que las mujeres estamos de moda y que seremos, sin duda, protagonistas de la noche con todo ese poder femenino que se extenderá hasta el último minuto de la gala, cuando Catalina García de Monsieur Periné —después de ganarse el Premio al Artista Shock del Año—, me hable de que las mujeres tenemos el corazón más abierto a la paz porque nos han educado para entregar amor, y compruebo que no hay más amor que el que entregaron y recibieron Petrona Martínez, Zully Murillo, Totó la Momposina y la Negra Grande de Colombia, al rescatar la memoria e identidad de nuestra tradición musical en un homenaje propio dirigido por Iván Benavides. Tremendas cantadoras que le recordaron a las que vienen detrás, que la música es el único poder para seguir adelante. Ellas son, como diría Adriana Lucía, la muestra de la coherencia absoluta.

Un momento de piel erizada y ojo aguado que se rompe con la carcajada que me hace soltar Carlitos Vargas bailando como Beyoncé antes de entregarle el premio Pura Sabrosura a Bomba Estéreo. La ceremonia se detiene por un instante debido a problemas técnicos y no falta el ñero que chifla buscando problema. En donde estoy, me encuentro con Jacobo Vélez de La Mambanegra y Herencia de Timbiquí. Les pregunto por su música y me hablan de esa independencia estética que los une, de la resistencia desde donde cantan y del gran reto que es hacer la mejor música que no es otra cosa que un sentimiento de un pueblo. Begner Vásquez, vocalista de Herencia, me dice que esa canción con la que ganaron la Gaviota de Plata en Viña del Mar, les enseñó a madrugar para tener un buen “amanecer”. Y todo indica que ya pueden ver la luz despuntando en el horizonte después de ganarse el premio a Mejor Grabación del Año.

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Me gusta hablar con los artistas porque tienen una manera particular de ver el mundo. En estos premios poco se siente la envidia o la mala onda; por el contrario, la fraternidad entre quienes saben que este camino de la música es arduo y pedregoso es común. La sensación generalizada la resume Mario Muñoz, vocalista de Doctor Krápula —Mejor Artista del Año— cuando dice que hoy sienten como propio el triunfo de cada artista que, como ellos, asume la bonita responsabilidad de hacer un movimiento que cambie cosas a través de su música.

Regreso al backstage y me topo con Diamante Eléctrico que se acaba de ganar el premio a Mejor Agrupación Rock. Como Juan Galeano, vocalista del grupo llevaba siete nominaciones consecutivas sin habérselo ganado antes, le tomo del pelo al verlo con la estatuilla en la mano y le digo que pensé que iba a entregarlo. Me revelan que, para celebrar, se meterán una tremenda pea en el after party de los premios.

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Y en esas ando cuando sale Ónix al escenario y me lo pierdo, qué mal. Solo pude ver a la Guerra a través del televisor y aunque el sonido no es muy claro, sí veo lo guapa que está entre un vestido negro enterizo. Cuando regreso a las sillas, me encuentro con la maestría de un Kevin Flórez en el escenario. Confieso que era la primera vez que lo escuchaba —no me lo repitan, ¡ya sé que está pegando por todos lados!— y me deja perpleja su energía, pero sobre todo la sabrosura con la que sus bailarinas mueven el cuerpo hasta doblegarme de la envidia; me sacan una sonrisa cuando me pienso en el intento de mover las caderas provocativamente.

Estoy muy lejos de eso.

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Ya los premios están bien avanzados y a los presentadores se les comienza a sentir esa ansiedad de llegar al final. Diego, aunque ya había participado en años anteriores presentando los premios desde el Tapete Rojo y la voz en off, se queda con este de presentador oficial. Isabel, quien jamás había presentado nada, se siente agradecida con Diego porque fue un apoyo increíble. Le pido sus impresiones y no vacila en decir que, en definitiva, la noche se la llevaron las mujeres. Y yo me encuentro con una tremenda: Goyo, deChocQuibTown. Después de decirle cuánto la admiro, me dice que esta es la fiesta de la música colombiana por excelencia, donde confluyen todos los artistas, de trayectoria, nuevos, alternativos, urbanos, los que están naciendo... en sus propias palabras, “siempre vengo a gozar y a pasarla rico”.

Anuncian el Artista del Año. Después de casi 15 años, Doctor Krápula sigue siendo un referente importante dentro de la escena musical de nuestro país. Para ellos, es la muestra de que todavía están en la cabeza de la gente. Aseguran que jamás renunciarán a lo que están cantando. Como dijo Catalina García, los músicos tienen que darse su lugar en este país y Krápula, haciendo música desde el corazón, lo ha sabido hacer bien. La ganancia para ellos es colectiva.

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Esa es la sensación de la noche. Este país está para que lo reconstruyamos entre los artistas, dicen. Los Premios Shock van por buen camino y que lo más seguro es que sigan creciendo de la misma manera como han venido haciéndolo en los últimos once años. Mariangela me dice que es consciente de la responsabilidad que tiene entre sus manos, y que adora esa adrenalina que esto le produce. Es una verraca. Son unos verracos todos los organizadores y colaboradores de estos premios de la música que se perfilan como los mejores premios para un artista en este país.

Entonces, en el set donde se han sacado fotografías los ganadores de la noche y de donde saldrá la portada para la revista, posan todos los que hicieron posible este premio y su organización impecable. Misión cumplida. Se emparrandarán hoy en Céntrico Bar. Yo estoy de recoger con cuchara y decido irme a casa, pero sintiéndome un poquito menos ignorante, con el corazón hinchado de orgullo porque en este país lo que hay es talento y cada vez más ganas.

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