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Un homenaje a la videorockola criolla

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Alguna vez se ha preguntado ¿por qué las rockolas criollas siempre muestran videos de mujeres desnudas? O ¿Cuáles fueron los primeros videos en incluirse en una videorockola?

Por: Fabián Páez @DavidChaka // Foto: Camila Diaz.

Pareciera que últimamente nuestra experiencia musical está marcada únicamente por los dispositivos portátiles o por la creciente ola de compradores de vinilos.  Pero hay uno que, sin duda, nos representa más como país. Un invento que va de la mano de nuestra tradición de embriagarnos por cualquier motivo: la videorockola.

Este artefacto está presente en tabernas, cigarrerías, bares, cafés, tomaderos de veredas, pueblos y municipios de toda Colombia. Normalmente, sea cual sea la razón social del lugar, si tiene uno de estos artefactos lo conocemos como una rockola. Los primeros y más conocidos de estos aparatos musicales fueron producidos por la marca Wurtlitzer, Rowe y Rock-ola, de donde tomó el nombre popular. En un principio se les conocía también como sinfonola, sinquera, granola o jukebox, pero acá, con el paso del tiempo nos habituamos a llamarlas con el nombre de la popular marca.

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En 1933 y 1934, Wurlitzer y Rock-ola, respectivamente,  lanzaron las primeras cajas de música  con una ranura para monedas, que funcionaban con la opción de elegir entre 10 y 12 discos de 78 revoluciones por minuto. Con el acelerado cambio de tecnologías para almacenar y reproducir música se fueron adaptando a los nuevos formatos y aumentando su capacidad hasta llegar a la rockola que conocemos hoy en día, que funciona digitalmente y almacenan la música en archivo mp3.

Dicen sus fabricantes bogotanos que antes de los 90 el precio de una de ellas no sobrepasaba los 20 millones y los dueños de los establecimientos que no tenían para comprar una Wurlitzer o una Rock-Ola tenían que alquilarlas y compartir sus ganancias con el dueño de la máquina. Pero todo cambiaría cuando en 1997 el músico bogotano Joaquín Díaz manipuló la pantalla, el disco duro y las teclas numéricas de un computador, para dar origen a la popular videorockola. Un invento criollo producto del ingenio y el desempleo capitalino. La primera de estas máquinas la instalaron en la localidad de Suba en un negocio en frente a la clínica Juan N Corpas y sólo proyectaba dos videos: Crying de Aerosmith y Hotel California de The Eagles, además de almacenar 200 temas musicales en archivo wav.

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En Colombia la videorockola sigue siendo el desvare de muchos tenderos y la alternativa para los asiduos compradores de alcohol, mientras las marcas más importantes en el mundo están empezando a experimentar con el streaming,

Las hay para todos los gustos. Están las populares rockolas de pueblo, o de barrio, en las que sea el día que sea siempre hay viejos tomando, acompañados de canciones de Darío Darío, Los inquietos, Vicente Fernández, Pastor López, y una larga lista de artistas representativos de la cultura popular colombiana. Están también las que se han adaptado a las nuevas generaciones y han incluido dentro de su repertorio nuevos géneros como el rock, el  reggae, y el reggaetón.

Estas videorockolas tienen una característica particular, generalmente no tienen los videos de todas las canciones. Hasta ahí no pasa nada raro, pues muchos éxitos musicales ni siquiera tienen video. Lo curioso es que ante la ausencia de los mismos lo que se reproduce una y otra vez son clips de mujeres desnudas bailando o pasarelas de modelos de Victoria's Secret. Preguntamos por el origen de esta idea a Walter, uno de los personajes encargados de hacer mantenimiento a la mayoría de las rockolas de la localidad de chapinero y nos dijo que gran parte vienen con el software creado en Colombia. Parece que estos aparatos musicales y el ambiente que las rodea, donde prima el consumo de alcohol, se han pensado para uso masculino.

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