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Cimarrón propone una travesía ancestral en su álbum ‘Orinoco’

Un álbum hecho en Colombia con una investigación sonora que tomó varios años y reúne la esencia de Cimarrón.

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Foto Cortesía Cimarrón
ANGELA VIVES

Cimarrón es una de esas bandas que ha pisado más tarimas internacionales que en su propio país.  Y no es porque así lo haya planeado, sino porque su sonido ha cautivado al público extranjero, que encuentra en su música una propuesta sonora que seduce y en la que no solo la música es la protagonista sino las historias que hay detrás de nuestra herencia cultural. Su base está en los sonidos de los llanos orientales colombianos pero mezclados con muchos ritmos en una constante investigación que les ha permite crear una propuesta propia. Después de grabar dos álbumes fuera del país, estrenan Orinoco, una placa discográfica hecha en Colombia.

Este álbum recoge un periodo acústico y estético de Cimarrón. El gran reto era hacer canciones que funcionaran muy bien en su espectáculo en vivo. Uno de los fuertes de la banda es improvisar, por eso era tan importante que las canciones de este nuevo álbum les permitieran seguir haciéndolo. Su show, que ha merecido reconocimiento de la crítica especializada, los colocó en 2014 entre los nominados a Mejor espectáculo de música tradicional en los premios Luna del Auditorio de México, compitiendo con el Cigala y otros grandes del mundo.

Hablamos con ellos antes de que se embarquen en un viaje que los llevará nuevamente por 15 fechas en festivales y venues por los Estados Unidos.

La improvisación es parte de su música. ¿Cuál fue el reto de hacer este álbum?

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El espectáculo en vivo es uno de nuestros fuertes, una banda que hace música en vivo se enfrenta a esa situación. ¿Cómo lograr que el disco tenga la misma fuerza que el show en vivo?

Orinoco está compuesto de piezas que ilustran esto. Por ejemplo, Cimarronadas es el track que abre el álbum y es un homenaje no solamente a la sonoridad del joropo clásico, del llanero tradicional, sino al espíritu con que los músicos logran esas interpretaciones de tanta fuerza. Ana tenía la intención de hacer una cita precisa al joropo y cuando llegamos al estudio dijimos “vamos a tocar un pajarillo, que es una pieza tradicional, pero vamos a tocarla sin arreglos, lo que surja, lo que salga como se toca en un parrandón llanero”. Esa pieza tiene esa fuerza. Hay cosas mínimas de estructura, pero lo que se está reproduciendo ahí es la fuerza del tema, tal y como se toca en vivo.

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Fotos Cortesía Cimarrón

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¿Esa improvisación la hicieron con todos los temas o solo en algunos?

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Casi todos tienen esa fórmula. Zumbajam es un tema que nosotros tocamos en vivo, es una pieza que tiene muchos espacios para la improvisación de los músicos, en forma de jam session de jazz. Sabíamos que hay un orden en las improvisaciones, pero, como siempre, la versión que queda grabada no es la que tocamos en vivo, siempre hay un espacio para la creación espontánea, porque si se suprime eso, la pieza se acartona y se vuelve algo escrito. Es un disco que propone eso. La parranda quitapesares tiene el mismo sentido, igual Cuerdas al galope, que es también un dueto para dos bandolas y contrabajo, y sobre todo las piezas que más escenifican la fuerza del vivo son Auténtica llanera y Cantar de la tierra mía, el pajarillo que abre Orinoco, se grabaron tal cual se tocan en vivo. Son piezas muy escénicas que arrancan con solos de percusión o con duetos de percusión y tríos de contrabajo y más porque en el disco reflejan lo que es el espectáculo y eso me parece que es muy importante para darle la fuerza de interpretación en vivo que tiene la totalidad del álbum.

¿Qué le sumaron a la nueva versión de Caballo viejo?

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Caballo viejo es un clásico de la canción llanera, de Simón Díaz.  Los Gipsy Kings hicieron una versión que internacionalizó la canción. Alguien de la revista Billboard nos decía que cuando escuchó el tema de Caballo Viejo era como el Bamboleo de los Gipsy Kings. Muy poca gente sabe que este éxito universal de los Gipsy Kings también lo grabó Celia Cruz y realmente es una canción llanera, solo que ellos hicieron una versión muy interesante y nosotros la tomamos, elaboramos unos arreglos y logramos una canción que recupera sus raíces de joropo llanero.

¿Cuál creen que es la canción que mejor representa este álbum?

Uno de los tracks más importantes para Cimarrón es Tonada de la palomita, es especial porque es una canción donde hacemos muchos reconocimientos. Digamos que la motivación es múltiple y compleja, lo fundamental para nosotros es recuperar y hacer visibles las raíces de nuestros ancestros, que no son solo hispánicas. Al joropo se le reconoce un origen español, que tiene similitudes al flamenco, esas son las hipótesis que circulan en la región llanera. También por nuestra propia investigación hemos querido ahondar en nuestra música y por el contacto que hemos tenido con otras culturas a lo largo de nuestra carrera, sabemos qué también están muy presentes las raíces africanas e indígenas. En este tema queríamos tocar lo indígena, porque lo africano lo hemos tocado mucho en la percusión de Cimarrón, nuestra estructura musical tiene cajón afroperuano, tambor afrocolombiano y zurdo afro brasilero. Es decir, casi toda nuestra percusión, además de las maracas que son del Orinoco. Realmente tenemos estos instrumentos y mucha de la rítmica viene de esta africanidad que reconocemos en el joropo, pero lo indígena lo queríamos hacer más evidente en esta canción.

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¿Cuál es la historia de la Tonada de la palomita?

La Tonada de la palomita es una tonada del ordeño, de los cantos de trabajo del llano de vaquería que fueron elevados a la categoría de patrimonio inmaterial de la humanidad el año pasado porque reconoce estos cantos como creaciones del pueblo mestizo llanero. Nadie habla de que realmente estos cantos son, en esencia, particularmente melodías indígenas a las que se le han superpuesto coplas españolas. La Tonada de la palomita quiso traer un instrumento indígena como es el cacho de venado, porque tiene que ver muchísimo con la simbología de la cosmovisión de los indígenas del Orinoco, la comunidad Sikuani, que era una comunidad que recorría el llano de lado a lado, desde Colombia hasta Venezuela y hacían un viaje de regreso, durante un año, sin parar en un sitio, o estableciéndose en unos lugares por periodos cortos de un mes, o máximo mes y medio. Cuando alguno de sus muertos quedaba ahí, ellos antes de irse a otro asentamiento hacían una ceremonia que tenía baile circular y canto donde se tocaba el cacho de venado, porque se supone que ese instrumento llama al espíritu de los ancestros para que ellos se lo lleven. Para nosotros fue muy importante tener este instrumento en el disco, porque de alguna manera Cimarrón se propone un viaje planetario con su música, se propone llevar este viaje del Orinoco al mundo, una especie de nomadismo cultural. Pensamos que era muy importante ese reconocimiento a las culturas indígenas.

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¿Por qué es importante Orinoco?

El álbum recoge lo que ha sido este periodo de exploración de Cimarrón en los últimos 10 años. Grabamos dos álbumes en Estados Unidos, uno muy tradicional que se llama Así soy Llanero, donde era la banda tal cual, después en el 2011 grabamos el segundo álbum, donde dejamos ver hacía donde queríamos ir con el sonido. Habíamos empezado a incorporar en ese álbum el cajón, la tambora, y se escuchan las estructuras que fue creando Cimarrón de una manera distinta como se hacía el joropo tradicional. Llega una época de muchas giras donde viajamos bastante.

Pero siempre quisimos grabar un álbum que pudiéramos presentar en Colombia. Nos decían: ustedes viajan y tienen muchos toques, pero ¿dónde está la música? Fueron muchos años viajando. Por ejemplo, en 2010 solo estuvimos dos meses en Colombia. En este álbum queríamos mostrar todo lo que hemos indagado con nuestra propuesta. Dejar un registro en el álbum de todo lo que hicimos durante estos años. Fuimos los primeros en poner un cajón peruano en la instrumentación, también los zapateos, un zapateador tenía que bailar en pareja, porque no se concebía que lo hiciera solo, era un sacrilegio y pusimos un zapateador solo en la sonoridad el joropo como un instrumento más.

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¿Cómo ven el panorama de la música tradicional en Colombia?

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Creemos que está dominado por los cantautores en distintos géneros. Sentimos que se consume más este formato en el país alrededor de la música colombiana, el joropo, como muchos otros géneros, no se consume en el país seguramente porque cada región está luchando por hacer visible lo suyo. También falta que dejemos que los sonidos ancestrales nos sorprendan, hay mucho todavía por explorar.

Track by track de Orinoco

Cimarronadas

Una cita a la sonoridad llanera instrumental. Es una pieza para bandola, cuatro, maracas y contrabajo, la instrumentación clásica del joropo. También es una cita a la expresividad del músico llanero que no programa su actuación, sino que permite que el joropo fluya, alrededor del pajarillo, que es un aire muy tradicional.

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Auténtica Llanera

Es muy escénica en su concepto formal. Arranca con bandola, contrabajo y percusión y sobre ese loop comienza a cantarse la letra de José Carpio Díaz, un compositor fallecido ya del Guárico de Venezuela. Habla del orgullo de ser llanero, de la pertenencia a la cultura llanera, con imágenes muy claras de lo que el llano tiene, de la fortaleza del ganado, del caballo y la fuerza del paisaje que impacta, lo sensorial. Se compara así mismo con la tierra lloviznada, la palma recién floreada. Su canto lo relaciona con todo este tipo de texturas de lo llanero.

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Cuerdas al galope

Está hecha para para trio de dos bandolas y contrabajo acústico. Muy interesante también por el lenguaje barroco en sus primeros compases alrededor del tema Apure en un viaje, de Genaro Prieto y luego improvisaciones sobre variaciones tradicionales que se construyeron como un diálogo de dos bandolas y contrabajo, un trio inédito para el joropo.

Tonada de la palomita

Un homenaje a los ancestros indígenas de las tonadas de ordeño, producida con un concepto de electrónica selvática. Retoma los conceptos del loop que están en la base de la música llanera, de las músicas tribales, hay un sentido ritual de las percusiones y el uso del cacho de venado.

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Zumbajam

Es una improvisación alrededor de una estructura básica llamada zumba que zumba. Es una pieza donde todos los instrumentistas desarrollan las posibilidades rítmicas y armónicas de su propio instrumento con improvisaciones para arpa, bandola, cuatro, contrabajo y para percusiones complementadas para un solo de baile, porque el baile del zapateo llanero es parte específica del sonido de Cimarrón, algo que trajimos y que se ha popularizado en lo que fuimos pioneros.

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Penitas de mi corazón

Es un tema que se concibió como la expresión musical de un momento en la llanura. La tarde en la que el campesino llanero ha terminado su faena del día y a las 5 de la tarde cuando el sol se pone, está tranquilo para descansar, se va hacia las caballerizas a mecerse en su hamaca, baja su cuatro y se pone a tocar un pasaje. En esta canción es una mujer la que lo hace, y en la letra también se relata toda esa situación de las ausencias sentimentales, del compañero que ha perdido, y de su cotidianidad y todos los elementos que conectan su entorno cargado de tristeza. Es toda una queja, en una estructura muy interesante. En esta primera parte se toca con una instrumentación solamente de bandola y cuatro en lo que nosotros llamamos un joropo de chinchorro, un joropo tocado en la hamaca sin ninguna pretensión escénica ni micho menos. Pero luego se complementa con una parte muy fuerte en donde la estructura de coros y percusiones entra a darle una tonalidad más pesada al tema.

Parranda quitapesares

Es otra canción improvisada que muestra la fuerza del joropo tradicional a la manera que Cimarrón lo hace con un despliegue instrumental.

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Ponle pasión

Es un tema donde nosotros invitamos un poco a elevar el espíritu, a abordar la vida con pasión y con energía. Aquí asimilamos también las posibilidades de que el joropo hable de algunas otras cosas que no estén en le contexto llanero, sino que estén en la espiritualidad de cualquier persona en cualquier contexto de la vida.

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Orinoco Suite

Una pieza de cuatro obras cantar de la tierra mía. El texto habla de cómo una serie de elementos como la lejanía, la llanura, la sequía, el aguacero impregnaron a la cantaora de joropo y han vuelto su canto una expresión de la tierra. Luego viene un solo instrumental de arpa que se llama arpa del horizonte, una exploración de las posibilidades y del estilo del arpa llanera, luego bandola cuatro y chipola, donde la bandola hace unos solos instrumentales muy interesantes que muestran la gran potencialidad de estos instrumentos en un lenguaje acorde y melódico muy contemporáneo. Termina con un solo de percusión más un final de pajarillos en bloque que se llama maraca y fiesta, en dónde se explora la potencialidad de la tambora afro colombiana del cajón y de las maracas improvisando sobre la rítmica del joropo tradicional. 

 

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