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“Eres diamante” de Elsa y Elmar: sensibilidad pop y experimentos futuristas

¿Perdidos en la existencia? ¿Dudas sobre el amor? Elsa y Elmar les traen todas las respuestas.

Eres diamante, el nuevo disco de Elsa y Elmar, es un shuffle o un zapping intenso entre los referentes más icónicos del pop y la balada en español, y los sonidos del nuevo milenio. Pero también es una fina pieza íntima y delicada sobre una transformación de vida. Disfruten además del nuevo Shock Sessions que hicimos con dos de sus joyas: Eres diamante Ojos noche. 

Por: Juan Pablo Castiblanco Ricaurte // @KidCasti

La historia de Elsa y Elmar, la banda liderada por la bumanguesa Elsa Carvajal, es la historia de muchas bandas colombianas que han visto cómo les va mejor afuera que en su propio país. Tiene mucho que ver el hecho de que su formación y su primer disco –Rey (2015)– los hizo en Estados Unidos, y su segundo y nuevo disco –Eres diamante (2019)–, fuera hecho en México. El resultado no podía ser otro: un pop alejado de lugares comunes, inquieto y travieso, con letras mundanas y dolorosas en algunos casos, pero con una textura madura y ambiciosa.

Incluso, el mismo concepto de pop para este caso es algo caprichoso y etéreo. En este panorama donde todo el mundo hace pop pero el pop es todo y nada, Elsa y Elmar tiene un vínculo particular con referentes latinoamericanos que van desde Selena hasta la champeta, junto a una exploración paralela en el synthpop o el trap. Entonces el pop, su pop, se convierte en un repaso de influencias, una especie de zapping musical o de modo shuffle, que convergen o se amarran por la preciosa voz de Elsa Carvajal y las atrevidas exploraciones de su productor Mateo Lewis. Todo lo demás es un viaje incierto.

Lo que se insinuó tímidamente en Rey, en Eres diamante se convirtió en unos arrebatos más fuertes y decididos. “En el primer disco estaba cagada del susto, quería poner todo pasito pero que estuviera. Si le quería poner cositas raperas luego pensaba ‘qué tal que dijeran que era rapera’. Entonces le decía a Mateo que las pusiera pasito por si alguien las escuchaba. En este sí dije que lo que va a ir, va a ir, y va a ir duro”, explica Elsa sobre este disco que inicialmente estaba pensado para ser hecho en tres meses y publicado en octubre de 2017, y terminó siendo fruto de un proceso de producción de dos años, una enfermedad, un cambio de país, varias mudanzas y un reseteo de vida. “Es el reflejo de una concepción de mi vida que tenía, que iba a ser de una manera y luego la vi cambiar. Entendí que todo pasa al final y a veces uno piensa que se va a quedar ahí, tanto en lo bueno como en lo malo. Por eso se llama Eres diamante, la metáfora poética que hice después de todo: ‘llega el fuego pero eres diamante’.”

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De las doce canciones que componen Eres diamante ya conocíamos los sencillos Culpa, tengo, Puntos medios, Nadie va y Ojos noche; todas piezas que anunciaban, desde lo sonoro pero también desde lo visual, que en dos discos Elsa y Elmar ya se había convertido en una propuesta robusta, con personalidad, inmune a los caprichos del momento. No solo eran las canciones, sino los pulidísimos videoclips los que revelaron la minuciosa preocupación por el detalle, por buscar una identidad propia, por concretar un universo sensible y maduro, por afianzar el proyecto en un grupo de vanguardia. “Dios está en los detalles”, decían el escritor francés Gustave Flaubert y el arquitecto alemán Mies van der Rohe. Y en Elsa y Elmar sí que abundan los detalles…

Para Elsa, Eres diamante es un tributo a las mujeres que la han inspirado: “a Selena en el uso de sus sintetizadores, al Lemonade de Beyoncé en la libertad, a Rocío Durcal, a Celia Cruz, y a Cher, que me hicieron entender que la labor del artista también era trabajar tanto, tanto, tanto y llegar tanto al fondo que por más que estés cagado del susto y no creas en tu arte o no estés seguro, te aferres y puedas ponerle cara a lo que haces e inspirar a la gente.”

Pero Eres diamante también resulta una inesperada visión de un trópico futurista. Detrás de letras que hablan de superar dolores, del autoconocimiento, del amor y el desamor, de los aprendizajes de la vida, hay apropiaciones y transformaciones de ritmos como el dancehall, el dub o hasta el reggaetón. También hay trap (Nadie va), pop de comienzo de milenio con trazos de synthpop, balada clásica y muchos efectos digitales en percusiones y coros; un encuentro sorprendente de lo análogo y lo digital.

Aunque Eres diamante está cargado de canciones adhesivas y penetrantes como la que le da el nombre al disco u Ojos noche (las que protagonizan nuestro Shock Sessions con Elsa), no es material que haya logrado penetrar la radio comercial colombiana ni mucho menos que pertenezca a esa enferma obsesión contemporánea por ser “viral”. Lo de Elsa y Elmar está en ese limbo entre el nicho, lo independiente, lo masivo, lo delicado, lo experimental y lo que pega en México pero en Colombia no termina de despegar. Lo de Elsa y Elmar son canciones pensadas, bien armadas, compactas y que juntan la sensibilidad del pop con el buen olfato por las posibilidades sonoras del siglo XXI.

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A final de cuentas, como dice Elsa, “pienso que quiero hacer algo que, sea para el número de gente que sea, en diez años todavía le pongan play. Me cuestiona si a la música desechable le pase lo mismo. Es como la agricultura, tienes que fertilizar la tierrita, darle tiempo. Es fuerte como artista ver lo que está pasando a veces, la inmediatez, lo viral, crear fama primero y ver con qué se llena. Y todo bien, es la realidad del momento.”

 

 

 

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