Samuel Lizarralde no es un nombre desconocido para la música colombiana. Es la mitad creativa de Moügli, ha hecho mucha música para productos televisivos y, por si fuera poco, fue nominado en 2019 al Latin Grammy por su trabajo en el disco Orinoco de la agrupación Cimarrón. El músico ahora llega con un proyecto al que le ha metido horas y horas de exploración en el estudio de grabación que tiene en su casa de Chapinero. Hablamos con él para entender el universo de Böjo .
Fotos por Nicolás Acuña
La primera vez que el concepto Böjo llegó a la mente de Samuel venía como la mezcla entre las palabras ‘bolero’ y ‘house’, elementos que iban a ser protagonistas en el proyecto, pero que después evolucionaron a algo sonoramente diferente, pero que se acoplaba perfectamente a Böjo, como un alter ego del productor. “Con Moügli se exploraron muchas cosas, pero el proyecto tiene unas bases que hay que respetar demasiado, en Böjo puedo expresar cosas personales, de mis vivencias, de mis gustos”, añade Samuel.
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El proyecto es una exploración de la electrónica; desde lo clásico, impresionismo y pianos hasta el tecno o el house. Cuenta Samuel que su primer acercamiento a la música clásica fue con su padre, que es amante del género, donde pudo familiarizarse con las creaciones de Chopin, Phil y Ravel. En Böjo también están muy presentes algunos conceptos de la arquitectura que con el tiempo evolucionaron y se convirtieron en lo que es Böjo. En palabras de Samuel, “Böjo es un recorrido muy claro hacía la electrónica desde la música clásica y es una respuesta a aquellos que se preguntan cómo disfrutar este tipo de música”.
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Yo tengo una obsesión con la numerología. El disco se compone de cuatro momentos, cada momento tiene cuatro tracks y hay cuatro transiciones entre cada uno de esos momentos. También Böjo lo componen cuatro letras, dejan evidenciado mi amor por el número 4: Böjo
El primer LP de Böjo se llamará Opus , una palabra que viene del latín y cuyo significado en español es ‘obra’. Ese concepto es reconocido para catalogar las creaciones de compositores de música clásica. Este primer álbum será el resultado de cuatro EP que irán viendo la luz de manera paulatina y donde cada canción representa un paso hacia la electrónica.
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Opus1 es integrado por cuatro pistas; Solo, Marte, Altar y Coda ; en él se hace un examen a la infancia y adolescencia temprana del músico, “son todos los recuerdos de mi niñez, como estar frente al piano, entender a los autores y lo importante que son para mi vida”, agrega Samuel. Esta primera entrega muestra la reinterpretación que tiene el artista de los sonidos que lo han influenciado.
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Track by track de Opus1, en palabras de Böjo.
Solo, Op 1: No.1
Es primer track de Böjo que sale hacia el mundo. En el cual estoy solo y donde quería que sonara un piano completamente solo.
Marte, Op1: No.2
El anterior es un track dedicado a la infancia y este es dedicado al amor. Va para ese sentimiento que da el encontrar una persona que te guía, que sobrepasa tu propio ego y con la que se exploran todas las etapas del amor.
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Altar, Op1: No.3
La música es en lo que creo, el motivo que me hace despertar todos los días y lo que es mi altar, en lo que yo creo. Es dedicado también al tiempo para replantearnos qué significa y cómo nos afecta, si es lineal o cíclico y cómo nos afecta.
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Coda, Op1: No.4
Es el final del EP y es una conclusión de todo lo anterior. Una exploración de los primeros sonidos de la electrónica, coger un piano y contarlo de una manera diferente. Aquí el piano está sintetizado y procesado llegando a ser una forma de conmemorar los primeros sintetizadores.
Durante la pandemia Böjo realizó un Dj Set en vivo desde su casa. Acá lo pueden ver.
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