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Pantone: el que probablemente será el disco del año en el rap en Colombia

Nunca fue una etapa: ‘Pantone’ de No Rules Clan es un disco de puro rap

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No Rules Clan - Fotos: Lopvisual – @lopvisual

En su segundo disco, el trío de Medellín trae rimas de competición sobre distintos colores del género, rap de culto que consolida a No Rules Clan como una columna innegable del hip hop colombiano.

Por: Santiago Cembrano – @scembrano // Fotos: Lopvisual – @lopvisual

El rap de Medellín y de Colombia cambió hace siete años, cuando No Rules Clan –entonces el dúo del rapero Anyone/Cualkiera y el rapero y beatmaker Sison Beats– publicó su debut Rap Nativo (2012). Con una conexión clara con el canon del rap estadounidense y una afinidad con la idiosincrasia envigadeña de la que hacían parte, los dos menores de 20 años lograron hacer un disco que marcaba nuevas posibilidades para el quehacer del rap nacional, por sus recursos, por sus letras, por la propuesta en general. Y desde entonces lo habían dicho Sison (“Nunca fue una etapa (…) Hago rap pa’ rappas”) y Anyone (“Yo lo llamo rap tributo y lo demuestro cada frase y hasta cuando eructo”) en Rap Nativo: lo suyo era hacer rap como lo habían aprendido, explorándolo hasta el fondo.

Un oyente cínico, acostumbrado a que las palabras que se escupen sobre micrófonos pierdan peso años después, podría haber pensado que esas frases estaban ahí porque rimaban o sonaban bien en 2012. Pero con su nuevo disco Pantone, No Rules (desde hace varios años un trío, con el DJ Kario One) demuestra que, en efecto, la afición por el rap nunca fue una etapa, que su rap sigue dirigido primeramente a los que no dejan de pensar en él y que con su música le rinden homenaje también a los que lo habían hecho antes que ellos, de los que habían aprendido.  Y eso es Pantone: distintos colores del rap que los marcó, barras de competencia llenas de ponches, referencias a la vez locales dentro de Medellín y universales dentro del hip hop. Y eso es Pantone: el que probablemente va a ser el disco del año en el rap en Colombia.

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El último General: la historia del primer disco de rap colombiano Hoy parece haber una presión desde afuera del hip hop que llama a “innovar”. Esta línea de pensamiento, evolucionista lineal que plantea el progreso como “no estancarse” en un género, aplaude los virajes sonoros y estéticos como arriesgados y valientes, frente al supuesto conservatismo de “quedarse haciendo lo mismo”. En Pantone, No Rules conversa con ese argumento y lo rechaza. “Nosotros no innovamos, pero hicimos la corriente; valiente el que rapea siempre con la misma hambre”, afirma Sison en Pantone. El álbum entonces presenta lo que es la evolución para No Rules: rapear cada vez mejor, sobre mejores beats, yendo cada vez más al fondo. Y también es una afirmación moral sobre cómo entienden la música y la vida. Para el panorama general del rap colombiano y el momento que vive, Pantone exclama que con el rap también se puede y que es posible avanzar y experimentar y explorar sin dejar de lado los fundamentos.

Si esta década ha sido –como varios argumentan y yo comparto– la época dorada del rap colombiano en cuanto a la música que se ha creado, hay que agradecerle significativamente a No Rules por ello. Con Rap Nativo en 2012 abrieron un camino por el que se podía rapear distinto. Ellos mismos aprendices de Alcolirykoz, profundizaron una lección que ya venían dando para entonces los de Aranjuez: el ponche es fundamental. Ese golpe ingenioso que acaba una rima fue parte de ese aporte inicial diferencial de No Rules y, al mezclarlo con tiros y dichos locales con los que muchos adolescentes y jóvenes de Medellín se podían identificar, les permitió desarrollar una identidad clara; y a esto también aportaron los samples de música para planchar que aparecen en su debut. Pero no era una identidad parroquial: los comentarios locales se equilibraban con su escuela de rap exquisita que los inscribía en la tradición universal del hip hop. En ese sentido, también aportaron la importación del símil o “it’s like”, un recurso colorido que abunda en el rap gringo pero que acá no se había visto mucho.

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Rap Nativo fue grabado en Moebiuz –el sello de Medellín que incluye hoy a Zof Ziro, Granuja, Doble Porción y Crudo Means Raw– y en los años posteriores No Rules fue parte activa del colectivo; Anyone/Cualkiera presentó su EP Tiempo Libre en 2014, también con Moebiuz. Pero mientras preparaban su segundo álbum, Alboom Bap, y Sison trabajaba en su disco debut como solista, la relación con Moebiuz acabó y esos procesos se cortaron. Empezaron de nuevo y, mientras tanto, Anyone sacó Un día menos: un EP producido enteramente por El Arkeologo. En los últimos años la gente preguntaba dónde estaba No Rules, si iban a sacar disco, qué iba a pasar con el parche.

Como agua de mayo llegó Pantone, grabado en Ignorancia Sofisticada y compuesto por trece tracks. Los paisajes sonoros son exquisitos, responsabilidad de El Arkeologo, Vic Deal y D.J.H. Son a la vez innovadores dentro de lo que ha hecho No Rules, probablemente mejores que los de Rap Nativo y totalmente coherentes con su identidad y con la del disco. Quien va, en colaboración con Alcolirykoz, es el hit del disco: producido por El Arkeologo, bebe del estilo de Boom Bap Project y deja su identidad clara, un track de competencia lleno de habilidades y vacile. Pico y chao, producida por D.J.H., muestra a Sison y Anyone hablando de amor, siempre desde su perspectiva. Desert Eagle, producida también por D.J.H., suena a Mobb Deep, a canecas con llamas, a delito, y así es la letra: “Pasaron de lavar plata a recoger el jabón, de mioncas 4x4 a celdas de 2x2”, escupe Anyone.

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El rango de No Rules es amplio y lo demuestran con temas como El grupo, en la que cuentan una historia de fiesta llena de detalles coloridos y anécdotas varias sobre un beat dinámico y más animado de D.J.H. Gota a gota, con un beat sutil y alegre de Vic Deal, cambia el flow y el humor del disco; también lo hacen Veladas de rap y Toto Rina, ambos beats de El Arkeologo sin batería y con samples de música para planchar, ambas canciones oscuras con súper rapeos, aunque esa última parte aplica a casi cualquier canción del disco. Si alguien busca rap experimental que nunca se haya hecho antes o malabares estilísticos que cambien totalmente la propuesta de lo que No Rules había mostrado, probablemente Pantone lo decepcione. A su vez, Pantone tampoco presenta grandes historias o complejas disquisiciones filosóficas, pues, como explica Anyone en Toto Rina, “rapeo un día normal, no tus historietas de niño”. Pero si alguien busca un disco con excelentes instrumentales, excelentes rapeos y excelentes letras de competición, un disco de rap, este es su disco. Por su alta calidad, es un hito para el rap nacional.  

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El concepto de No Rules y de Pantone es el rap, en diversas expresiones. Son las letras y los beats, pero también es graffiti, basta con mirar con atención las paredes y los muros de Medellín para encontrar su nombre. Es también una forma de vestirse y de actuar. Es, sobre todo, una forma de ser, el hip hop como cosmología, como lentes a través de los cuales entienden el mundo. Si para otros artistas el rap es un vehículo hacia algo más, para No Rules el rap es la meta y la meca. Lo dice Anyone en Give Me The Loop, “viendo cómo es que cambian el rapear pa’ vivir, yo no puedo hacerlo así, si pa’ rapear es que vivo”. En una época en la que abundan posiciones ambiguas y tibieza moral, los de No Rules son radicales en el mejor sentido de la palabra: exploran el rap hasta la raíz.

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