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¿Hay nuevos discos memorables en la música nacional?

¿La era del streaming acabó con todo? ¿La culpa la tiene esa moda de lanzar por sencillos?

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Foto - Portada El Dorado - La Tierra del Olvido / Spotify

¿Qué tan históricos e inolvidables son los álbumes que se hacen ahora en Colombia? ¿O de eso tan bueno ya no dan tanto?

Por: @chuckygarcia

Diez años atrás, el músico Mario Galeano se metió la mano al bolsillo y por su propia cuenta decidió reeditar, en CD, un vinilo colombiano que en 1968 puso la vara en alto, al mezclar, en resumen, psicodelia, rock progresivo y mensaje contestatario. Basta con escuchar una sola canción del álbum, Si la guerra es buen negocio invierte a tus hijos, para darse cuenta de lo adelantada que esta grabación estaba para su tiempo y de los cojones políticos que tenía.

Este año que se cumplen 50 años de dicho álbum, The Speakers en el maravilloso mundo de Ingeson, y que Galeano ha puesto a la venta unas pocas copias que le quedaban de la reedición que hizo (se las encontró entre una caja en su casa y, por cierto, quien quiera una puede contactarlo por Facebook. El CD es de lujo y viene acompañado por un cuadernillo y una sugestiva réplica de un ácido); la pregunta que bien vale la pena hacerse es qué tan memorables e históricos son los álbumes que hoy se hacen o se lanzan en la música nacional.

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A veces parece que la conversación sobre los álbumes inolvidables de Colombia siempre gira en torno a producciones de vieja data, como bien lo es The Speakers en el maravilloso mundo de Ingeson ó, para no irnos más lejos, El dorado de Aterciopelados y La tierra del olvido de Carlos Vives, que salieron el mismo año: 1995.

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Pero, ¿qué hace que un álbum sea memorable o histórico? ¿De qué depende o qué requisitos necesita? Buscando respuestas para esta pregunta inicial, me topé con el libro Te están robando el alma de Ian Svenonius, un músico y escritor norteamericano que hace poco pasó por Bogotá con su show de rock, drama sónico y post punk Escape-ism, y con la charla Estrategias sobrenaturales para montar un grupo de rock, basada en su libro del mismo nombre.

Desde los sesudos y punzantes textos que Svenonius pone sobre la mesa en Te están robando el alma, se puede sugerir que los grandes álbumes, o por lo menos los más memorables e históricos, capturan y fomentan las actitudes de su época, y gozan de un elemento extra que incluso es superior: “Una designación cósmica que tiene tanto que ver con lo que parecen personificar como aquello que de verdad hicieron”. 

Que el álbum produzca un misterio y que como grabación goce además de cierto esoterismo musical lo hará imperecedero, aunque para hacerlo, según Ian, primero tendrá que sortear un gran escollo: “En lugar de fans que analizan hasta el último detalle de las portadas de los discos y cualquier nuevo artículo para obtener la más mínima pista sobre la vida interior de su estrella favorita, hoy en día los grupos son recibidos con indiferencia (…) Resulta muy difícil producir algo que merezca la pena cuando uno siente que no hay público para ello”.

Respecto al tema del esoterismo, Felipe Álvarez, productor e ingeniero de grabación al frente del sello Polen Records (clave para el desarrollo de artistas como Bomba Estéreo,Chocquibtowny Systema Solar), cree que la mística en el lugar donde se comienza a cocinar todo, el estudio de grabación, ha cambiado mucho y que eso ha repercutido de alguna forma en los alcances que tienen los álbumes.

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“El estudio era un lugar sagrado al que no se accedía todos los días y cuando uno entraba cada gesto y cada detalle eran muy significativos”, dice Álvarez, quien años atrás recibió dos Latin Grammys como ingeniero en las categorías de Mejor Canción del Año y Mejor Álbum del Año por la canción Latinoamérica de Calle 13. “Antes las bandas pasaban años o por lo menos meses encerradas en un estudio y sin distracciones externas, y eso cambiaba no solo la mirada sino la química entre sus miembros. Ahora, el tiempo que dedican a grabar un álbum a veces es muy corto y no permite el desarrollo de las ideas, y en ocasiones no existe ni la concentración ni el foco que exige hacer una obra de arte”.

Felipe también cree que hay otra razón para que los álbumes memorables no sea el pan nuestro de cada día, y tiene que ver con el protagonismo que en los últimos diez años se le ha dado a la canción y a la premisa de que los artistas graben sencillos y no álbumes enteros. “Las bandas están enfocadas en un negocio de canciones, influenciadas, de pronto, por las multinacionales. El músico ya no se plantea generar un álbum de concepto, con varias canciones y con una historia coherente, y muchas veces se cree que un álbum conceptual no puede ser a la vez un álbum comercial”.

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Hablando de álbumes conceptuales y hasta marcianos, quién mejor que Eblis Álvarez, reconocido por bandas como Los Pirañas y Meridian Brothers para hablar de todo este asunto. Por un lado, él opina que no es nuevo que a los músicos les pidan y hasta exijan cuál será su próximo gran sencillo (como un resumen de todo lo que musicalmente es capaz de hacer y una fórmula mágica para demostrar innovación y empatía con el mercado musical reinante); y por el otro que es el tiempo –y la mirada hacia atrás, del presente hacia el pasado– lo que termina diciendo si un álbum es o no de referencia.

“La historia decanta las cosas más relevantes y las deja ahí para la posterioridad”, dice Eblis, “y en 10 o 15 años, muchos álbumes de hoy van a ser reseñados como memorables”. Su compañero de banda en Los Pirañas, Mario Galeano, se suma a la discusión comentando que, si bien es cierto, si la gente de ahora solo escucha música por streaming y YouTube, el concepto de álbum será inexistente y no alcanzará a ver el futuro, en todo caso.

“En la universidad les pregunto a mis alumnos cómo escuchan música”, cuenta Mario, “y semestre tras semestre son más los que la escuchan por streaming y menos los que tiene interés en comprar un álbum en un formato físico. Y en el streaming no escuchan álbumes completos sino canciones, canciones que les sugiere la plataforma, lo que a la larga es una nueva forma de dominación cultural”.

Algo muy cierto, aunque Eblis Álvarez repunta que eso también siempre ha sido así, y que época tras época cambia la tecnología pero no la existencia de un medio de dominación que nos dice qué artistas escuchar y en qué formatos. Para bandas como Frente Cumbiero, liderada por el propio Mario Galeano y que acaba de lanzar una reedición limitada de 500 copias de su clásico disco Frente Cumbiero meets Mad Professor de 2008, gracias al cielo existe un nicho de público para el que la mejor forma de experimentar su música es a través de CD, vinilos o cajas especiales con discos de 7 pulgadas, como en el caso de esta reedición que les hizo la discotienda La Roma Records.

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“No hay que ser tan pesimistas”, concluye Atom TM, músico alemán conocido en todo el mundo por su proyecto Señor Coconut, quien cuenta con más de 150 grabaciones y que el 30 de noviembre y el 1 de diciembre próximos presentará en Bogotá dos shows audiovisuales de finísima electrónica conocidos como HD y Deep State. “Siempre podemos contar con esos nichos y con el underground, que se maneja de otro modo y en el que sacar álbumes sigue siendo la forma en conectar y hacer que la gente no sea víctima de la inmediatez, sino que actúe como antes: como cuando uno tenía que salir a la calle y caminar si quería conseguir un álbum que de otra forma no iba a conocer”.

 

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