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ME PERDÍ METALLICA, TARAREABA BACKSTREET BOYS Y BRITNEY ERA MI MUJER IDEAL

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Recuerdo que la visita de Metallica a Colombia hizo que, tal vez, esa fuera apenas la segunda vez que teníamos la oportunidad de asistir a evento de rock de talla mundial en nuestro país. El primero había sido el show de Guns N’ Roses en el 92. Me acuerdo también muy bien que fue una época en la que la banda de Ulrich y Hetfield, sin duda alguna una de mis favoritas de la época, venía de ser criticada por los sus más fanáticos seguidores que habían quedado decepcionados con los álbumes Load (1996) y Reload (1997). Imposible olvidar que al primero le decían el “Loca” y al segundo el “Re-loca”. Sin embargo, todos teníamos muchas expectativas de lo que sería su show en Colombia, de cómo sería la puesta en escena y de cuál sería el repertorio de las canciones que iban a cantar. Ya Jason Newsteed era parte de la banda y Kirk Hammett había asumido su rol como guitarrista líder. Pero mientras muchos se alistaban para ver semejante espectáculo roquero, yo pasaba por un momento duro de mi vida. La situación económica en mi casa no era la mejor. Con todo y que el concierto iba a suceder justamente cinco días antes de mi cumpleaños (el 2 de mayo de 1999) y que yo me moría por ir… (Wow, cómo soñé con ir a ver a Metallica en vivo en el parque Simón Bolívar en Bogotá) no pude viajar. Desafortunadamente no conseguí el dinero ni para la boleta, ni para poder llegar a Bogotá. No estábamos pasando por un buen momento en mi familia. Todos mis amigos viajaron en bus desde Medellín.

1999 fue el año en el que me perdí de ver a una de mis agrupaciones favoritas en vivo, en un show que quienes asistieron, recuerdan como histórico, pero también fue la época en la que descubrí a Eminem y en la que me conecté con él gracias a la salida a las tiendas del Slim Shady LP. Me enamoraba cada vez más del rap, y empezaba a sentir una afición más fuerte por el género. Ese mismo año, entre mis discos favoritos se coló también el No Limit Top Dogg, el cuarto álbum de estudio del grandioso Snoop Dogg. Así que, definitivamente, fue un año en el que llegaron muchas influencias musicales a mi vida. Ya de mucho antes era seguidor de Kris Kross pero ese año 99 particularmente, los discos de Eminem  y de Snoop me llevaron a sentirme cada vez más identificado con la cultura del hip-hop.

"La situación económica en mi casa no era la mejor. Con todo y que el concierto iba a suceder justamente cinco días antes de mi cumpleaños (el 2 de mayo de 1999) y que yo me moría por ir… no pude viajar". 

Ahora, recuerdo claramente que esa también fue la época en la que estalló el boom de Britney Spears. Pasaba por un momento de éxito rotundo gracias a Baby One More Time y nos tenía a todos idiotizados con su faldita y las colitas de colegiala. Yo la veía como la mujer perfecta. En esa época, de boybands en pleno furor, tuve una novia que me puso a escuchar Backstreet Boys hasta el cansancio. Su álbum Millenium había sido publicado justamente ese año. De tanto oírlos una y otra vez, ya hasta me tarareaba las canciones. Fue una época de mucha tolerancia musical, sin duda alguna, en la que tuve la oportunidad de escuchar diferentes géneros y de darme la licencia de elegir cuál era en realidad con el que mejor me identificaba. Mi conexión con el hip-hop fue lo que me ayudó, sin lugar a dudas, a encaminarme artísticamente hacía donde quería ir.

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Fue el año en el que recuerdo haber cantado una y otra vez la canción The Memory Remains, que había venido incluida en el Reload de Metallica del 97. También fue el año en el que asesinaron a Jaime Garzón y en el que sucedió el terremoto de Armenia. Muchas noticias tristes para el país y un año nada bueno para el país. Sin embargo, musicalmente hablando, yo sí puedo decir que fue bien impactante para mí.

 

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