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El coctel letal de 'Miedo Profundo' y la feroz lucha por la sobrevivencia

Cuando sabes que vas a morir y tus posibilidades de sobrevivir se extinguen una a una. Este es nuestro veredicto.

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Miedo Profundo se estrena el próximo 18 de agosto en salas de cine.

Por: Luis Fernando Mayolo @mayolito

El coctel letal es el siguiente: una playa secreta y paradisiaca lejos de la civilización (traducción: si te pasa algo difícilmente alguien podrá ayudarte); una surfista en medio de una crisis existencial y familiar en búsqueda de sus raíces (traducción: al caído, caerle); y como si fuera poco un clima de tranquilidad demasiado sospechoso, musicalizado con música pop, pero no de la romanticona, sino de la que tiene aspiraciones electrónicas (traducción: estás a punto de morir). 

Con estas certezas luego de 10 minutos de película sabemos a lo que nos vamos a enfrentar: Black Lively (Nancy) Vs Tiburón. Lo que no tenemos claro es cómo será la batalla y qué dimensiones pueda tener. Un face to face que comienza cuando la música le da paso a un silencio sepulcral y el cadáver de una ballena se convierte en el símbolo que rompe con tanta belleza.

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A partir de ahí comienza una batalla por la superviviencia, claustrofóbica a pesar del mar abierto, porque todo ocurrirá a menos de 200 metros de la playa, teniendo a un tiburón que más que alimentarse pareciera querer cobrar venganza, guiado por una inteligencia que va mucho más allá de sus instintos. Una manera de humanizarlo para darle ese matiz de gran villano y no de toro de lidia en desigualdad de condiciones.

Nancy necesitará más que un milagro para salir de esta, sobre todo al ver cómo se extinguen sus posibles cartas de salvación una a una, en manos de un director como Jaume Collet-Serra, que disfruta viéndola sufrir y de paso a todos nosotros con ella.

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Algunas imágenes bien agresivas condimentan el baño de sangre, mostrando a un director con agallas, que inexplicablemente al final incluye una escena tan cursi que nos hizo recordar la despedida de Paul Walker en Rápido y Furioso 7.

Hay espacio dramático para un nuevo Wilson (por si no se acuerdan el balón de Naufrago 2000), un pájaro que se convertirá en la mejor compañía de la protagonista y servirá para reafirmar aspectos de su personalidad.

Al final nos sentimos aterrorizados y protagonistas de una batalla de dimensiones épicas a pesar de algunas moralejas, mucho más psicológica que la que vivimos en las películas clásicas de Tiburón de Steven Spielberg.

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