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¿Sabía que existió una liga Anti-Groupies en Rock al Parque?

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Los siguen. Los persiguen intensamente. Ellas  no se conforman con un autógrafo ni con una foto, quieren una porción de sus músicos, un pedazo de sus ídolos. Quieren llevárselos para la casa. Incansables esperan en el aeropuerto y en los hoteles. Buscan colarse en los camerinos,  en las habitaciones, en backstage, estar en primera fila en los shows.  Ofician de guías turísticas o de niñeras, ofrecen comida, sirven la bebida, llevan regalos. Están ahí incondicionales, dispuestas.  Son groupies.  Fans enamoradas. Aditivo colorido para artistas y en ocasiones  molestia para  satff de bandas o conciertos.  “De las fans no queda sino el cansancio”, dijo un músico alguna vez. ¿Será cierto?

Hablamos de groupies de pasadas ediciones de Rock Al Parque con María Sung, Asistente de dirección del Festival y Coordinadora Operativa durante los primeros cinco años de la década de 2000.  

¿Cómo era eso de la Liga Anti- Groupies?

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Al equipo de trabajo que teníamos en esa época lo bautizamos internamente la Liga Anti-groupies. Éramos  Paola Pallares,  encargada de Coordinación Logística de Bandas Internacionales, Chío Homez y yo, laborando en  todo el proceso del festival.  Estábamos todo el tiempo en función a los artistas, sabíamos todo respecto a las bandas: quién, cómo, cuándo, dónde, los alérgicos, los vegetarianos, etc.  La parte íntima de los grupos.  No sólo de los músicos sino de los técnicos, el equipo humano y administrativo. Por eso, nos enterábamos bien de los movimientos de las agrupaciones. En la mayoría de bandas de rock los integrantes eran hombres, y si había alguna mujer era muy fácil de identificar, por lo que también, era fácil de saber si alguna chica no era parte del grupo.

Hay groupies mujeres y hombres porque en el mundo están definidos como los fanáticos de las bandas, pero acá, como nosotros los visualizábamos en ese momento eran no solamente fanáticos sino que además, querían no sólo el concierto, escuchar su música y tomarse una foto, sino rodear a un artista durante toda su estancia. Algunos tenían la posibilidad de llegar al músico y otros no.  El que no, lo veía uno todo el día circulando.  Se veían en los aeropuertos y  sobre todo en el lobby del hotel, antes del arribo de los músicos. En ese tiempo Rock Al Parque no tenía  grandes operativos, logísticas gigantes, o  barreras y cosas como cuando un artista viene en lo privado,  y había  mucha gente entrando al Hotel Tequendama. Entonces uno empezaba a distinguir a esos fans.

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En ese conjunto de fanáticos  estaban también  las chicas que eran un poco más audaces y más entradoras.  Unas lograban contactar a sus ídolos y otras se hacían las “súper amigas de temporada” del grupo. Entonces se ofrecían a acompañarlos y les decían por ejemplo: “yo te puedo llevar al museo o al restaurante”. Siempre había una que te decía para justificar su estancia: “es que yo soy amiga de…” o “mi primo es el amigo de tal del grupo…”, alguna, siempre te contaba una cadena de contactos.

Había gente que lograba hablar y hacerse amiga de la banda en el hotel. Algunos grupos  eran contactados por sus fanáticos o clubes de fans y los invitaban a sus parches.  Los más electrónicos o pop casi siempre iban a la Zona Rosa, y los metaleros iban a la Calle 19, que es una calle muy metalera, con el centro comercial Vía Libre era epicentro de admiradores y grupos.

Muchas de las bandas venían muy felices dispuestas a encontrar gente, y les decían a sus seguidores: “nos vemos esta noche en el hotel” y esa noche se empezaban a concentrar muchas personas, y cuando uno les preguntaba, por control de seguridad, argumentaban: “es que soy amiga del vocalista de tal banda”. Ahí era cuando se llenaba el espacio que rodeaba el grupo y era cuando empezaban  a aparecer los de: “los estamos esperando porque los vamos a llevar al museo”.  Esas eran agendas que empezaban a generar los grupos con sus fanáticos.

El equipo de Rock Al Parque se quedaba en la noche dentro del hotel.  Teníamos oficina allí, cuando andábamos  por los corredores de las habitaciones veíamos chicas de las que uno se preguntaba,  ¿y ella quién es?  Uno empezaba a ver los “enamoramientos” de artistas con las fans y  las empezábamos a ver rodar por el hotel.   En esa época el Tequendama no tenía todo ese sistema  de ahora de tarjeta, etc., y el que subía, subía. Entonces en la Liga Anti-groupies  tratábamos  era de identificarlas  y de amablemente hacerlas abandonar el hotel,  porque además,  si se quedaban a dormir,  eso generaba costos  y había que cobrárselo a los artistas,  si no, se convertían en costos para nosotros.  En la mañana uno sí veía chicas con cara de amanecidas, con el maquillaje corrido, qué hacían no sé…. pero sí había una población de niñas que uno veía por ahí flotando. Con los días ya las identificábamos por el género y  por la pinta.

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¿Les tocó pagar alguna vez por groupies?

No. Todo controlado.

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¿Recuerda alguna en particular?

Una vez en el Rock Al Parque de los 10 años, un festival  muy largo que duró como 10 días,   siempre especulamos sobre una chica asiática.  Ella creo que venía con un grupo, no sabíamos con qué banda, pero se quedó los 10 días. Íbamos descartando.  Decíamos esta banda ya se fue, pero ella se queda  y sigue con otro grupo, esta banda se va, pero ella sigue y así…. Nos causaba mucha curiosidad, no teníamos ningún registro de que fuera del staff de un grupo o de un equipo de booking. Unos días pensamos: ¡debe ser la groupie mayor! Pero no estuvimos seguras, especulábamos que se había quedado en todas las habitaciones. Aunque ya en este tiempo yo, con más experiencia, ya le doy el beneficio de la duda, quizá era una ejecutiva.

¿Cuáles son eran las  groupies más fastidiosas?

Las que generaban un encantamiento, como un enamoramiento en los artistas, a tal punto que,  por ejemplo, cuando se iban para el parque se montaban a la van. No tenían  acreditación porque no estaban autorizadas por el festival, eran compañías espontáneas  pero estaban ahí siempre.

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Cuéntenos algunas de las molestias que ocasionaban para ustedes

Citando el caso de las que se montaban a las vans, con que uno o dos músicos llevaran a su invitada, hacían que dos personas del staff  o el personal del festival se quedaran. Paola les tuvo que decir a algunos artistas: “si quieres págale el taxi a la niña y con mucho gusto nos vamos en caravana,  pero la van es para el personal de trabajo del festival”. 

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La molestia es que uno tenía un espacio en el que todo mundo estaba trabajando como un reloj y ellas en algunos momentos propiciaban desajustes, porque se comían los refrigerios, porque alguien del personal no se podía montar a la camioneta porque iban ellas. Y entonces también aparecía el clásico “¿usted no sabe quién soy yo?”, “porque yo soy la amiga, a mí me dijo sutanito que viniera”, y los intentos de entrar a las habitaciones diciendo “es que yo soy amiga y vengo a traerle algo que es muy importante”.

El día que se marchaban las bandas que era el día más emotivo, era el lobby lleno y uno pillando que la maleta no se perdiera, que quién es este y el otro. Las groupies eran una interferencia porque desconcentraban muchísimo. Claro que ya más relajada, las veo como parte de todo. Aunque tuviéramos nombre de  Liga Anti-groupies, éramos como maternales también con las niñas. Porque a algunas las veíamos que tenían como un amor afiebrado y además  había frustraciones. En esa época no existía  Facebook ni Twitter, y cuando se acababa el festival se oía decir  “mi amiga  se ennovió con tal y le dijo que entonces se van  a ver en Argentina”. Uno trataba como de bajarlas de la nube, porque en realidad esos son amores de puerto.

¿Cómo conseguía una groupie una acreditación?

No las podían conseguir salvo que el artista se las diera.  Entre las groupies había unas a las que los músicos las nombraban “la amiga que se me pegó”, y eran  gentiles y les decían: ven con nosotros.  Otras que para ellos ya eran  invitadas y solicitaban ante el festival una escarapela adicional para una amiga. Obvio que también sin escarapelas se colaban al camerino.  En ese tiempo no teníamos tecnologías ni nada  y nuestro sistema de escarapela era con punticos de colores. Cuando un camerino se llenaba había que hacer unas barridas, porque además a veces las groupies entraban y además se comían el catering de los artistas, las tablas de queso,  los sándwiches  etc. y todo era súper medido.

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Durante su tiempo en el festival ¿cuál fue la banda con más groupies?

Illya Kuryaki and the Valderramas. Se veían en las fiestas con un séquito, chicas de la televisión, modelos, etc. todas lindísimas. 

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