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Que no vuelva el Retorno del Jedi

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A tan solo días del estreno de la nueva entrega de Star Wars los seguidores de la saga empiezan a temblar, yo también sin duda.

Por: Javier Salguero

Ahora todos los viejos madrazos de las precuelas vuelven a ser actuales y mientras todos se amontonan sobre el triste estereotipo de afroamericano que se imaginó George Lucas (Jar Binks para aquellos que lo olvidaron, aunque eso me parece imposible) yo me siento a pensar que los malditos ositos, Ewoks para los conocedores, tal vez vuelvan a tener algún protagónico. Y es que para mí, y obviando la horrible Amenaza Fantasma, la peor entrega de la saga es sin duda El Retorno del Jedi.

No me malinterpreten, claro que estaré haciendo fila para ver La Fuerza Despierta, soy un modesto fan de la saga y he visto cada una de las películas varias veces. Me repetí el gran hueso que fue la Amenaza Fantasma para ver si de pronto Jar Jar Binks es realmente un Sith superopoderoso y sufrí cuando vi la horrible interpretación de la increíble Natalie Portman como Padme o la reina Amidala. Y claro, la trilogía original me llegó mucho después de aquellos fanáticos que la vieron en cine y de estreno. Pero cuando las vi, al menos Una Nueva Esperanza y El Impero Contraataca, me emocioné sinceramente. Me asombró su historia, sus personajes, y con un alto grado de resentimiento odié al baboso de Luke Skywalker, quien no era capaz de matar a nadie con un sable de luz y Stormtroopers y personajes secundarios no valen. Lo que sí acepté es que esta era su historia y preferí identificarme con Han Solo, quién a todas luces tiene más almita como el clásico Bad Boy que es.

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595435_Star Wars: El Regreso del Jedi: El director George Lucas entrega la última parte de su épica y original trilogía espacial, donde las fuerzas rebeldes se enfrentan por última vez contra el Imperio y Luke Skywalker (Mark Hamill) debe sortear una fatal batalla contra su némesis, Darth Vader. Skywalker trata de rescatar a Han Solo (Harrison Ford) y a la Princesa Leia (Carrie Fisher) de Jabba, mientras el ejército rebelde y los pequeños y peludos Ewoks pelean contra la enormidad de la reconstruida Estrella de la Muerte. El Episodio VI estará disponible en Netflix desde el 2 de octubre.
Star Wars: El Regreso del Jedi: El director George Lucas entrega la última parte de su épica y original trilogía espacial, donde las fuerzas rebeldes se enfrentan por última vez contra el Imperio y Luke Skywalker (Mark Hamill) debe sortear una fatal batalla contra su némesis, Darth Vader. Skywalker trata de rescatar a Han Solo (Harrison Ford) y a la Princesa Leia (Carrie Fisher) de Jabba, mientras el ejército rebelde y los pequeños y peludos Ewoks pelean contra la enormidad de la reconstruida Estrella de la Muerte. El Episodio VI estará disponible en Netflix desde el 2 de octubre.

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Pero luego llegó el maldito Retorno del Jedi, y sí, Luke tiene mucho que ver con la muerte de Jabba y tal vez sea gracias a él que escapan, que destruyen al imperio, pero al pobre hombre todo se le escapa en la última entrega (excepto Vader por suerte). Y luego aparecen estos tontos osos con su melosería y tenemos que aguantarnos las risas fáciles que producen sus “travesuras” y los aullidos de ternura al ver a sus bebes, mientras que el baboso de Luke está en la maldita estrella de la muerte caminando por el filo de la fuerza. Y confundimos la tensión que sufrimos cuando toda la flota rebelde está siendo vapuleada por el imperio con el dolor de la muerte de un osito. Hasta Han Solo a la postre se entrega a la ternura de los Ewoks que, no sobra decirlo, no están preparados para pelear contra el imperio con sus arcos, flechas y piedras.

Y sin embargo ganan. El superpoderoso imperio que mató a todos los Jedis en el universo, que controla a sangre y fuego a todos los sistemas fue derrotado gracias a unos ositos con piedras y palos. No cuenta que Chewbacca volee puño y pata, que el traidor de Lando Calrissian maneje al Millenium Falcon como si lo hubiera hecho toda la vida, que Darth Vader se redima al final. Nada de esto importa, sin esos malditos ositos otra sería la historia.

Y a la postre, ya todos untados de la melaza de estos peludos amigos, acabamos toda la historia con una fiesta muy empalagosa que nos presenta a Yoda en su caricaturesco estereotipo asiático, mucho más sobrio fue él en las precuelas, a Obi Wan “Ben” Kenobi y a Anakin Skywalker. Anakin Skywalker, el tipo que mató a un montón de niños Padawan en La Venganza de Los Sith aparece junto a los dos únicos sobrevivientes de un genocidio que él hizo posible.  Y nada, el promisorio futuro y la nula consecuencia.

Y así cierran la saga. Probablemente la saga más importante en la historia del cine terminó así por más de treinta años. Entonces claro, me sumo a la crítica sobre las precuelas, Jar Jar Binks es horrible, las actuaciones de Hayden Christensen y de Natalie Portman son, por decir lo menos, insuficientes, la multitud de malos que no sabemos de donde salieron es confusa, pero entre todo eso la historia triunfa y nos quedamos al final del episodio III con un Darth Vader completo y justificado.

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Pero del Retorno del Jedi probablemente solo rescatarán la genealogía de los Skywalker, de los Solo y sus hijos vendrán a protagonizar otro enfrentamiento entre Jedis y Siths, entre el bien el mal, ojalá lejos de los tontos gazapos argumentales de Lucas, de su racismo solapado y de sus recursos ligeros que a la postre nos distraen de una gran historia. Porque esa es la verdad, La Guerra de las Galaxias es una gran historia y merece el culto que se le profesa. Es quizás por ello que ante el temor que tenemos por las que vienen y el riesgo que implican, podemos seguir diciendo que nada puede ser más malo que La Amenaza Fantasma o que El Retorno del Jedi.    

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