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Cabezote Estéreo Picnic 2022
Festival Estéreo Picnic 2022

Festival Estéreo Picnic día 3: el hip hop siempre está presente

¿Puede ser el hip hop, en su manifestación más directa y estricta, parte de la programación habitual de un festival como Estéreo Picnic? ¿O son las músicas que rozan el rap pero divergen de su núcleo las que logran atraer a oídos desprevenidos y llenar tarimas?

Machine Gun Kelly
Machine Gun Kelly en el Festival Estéreo Picnic 2022.
// Por Nathalia Angarita

En el tercer día de Estéreo Picnic el hip hop estuvo presente de manera obvia y directa, como en el show de A$AP Rocky: el rapero de Harlem encendió al público y dio una clase de cómo romper una tarima en un festival multitudinario, entre cortes agresivos y canciones bailables. El artista argentino Wos también mostró su escuela de batallas de freestyle y rap y rimó con intensidad elevada mientras cientos de personas coreaban su nombre como en un estadio. Fueron caras distintas de una misma moneda, formas de incorporar el rap a propuestas amplias con un gran atractivo pop.

Por Santiago Cembrano @scembrano

De los tres días de festival, este fue el que más tuvo rap, sin duda, y ambas presentaciones demostraron que el rap debe seguir teniendo un lugar en el festival, tanto por su calidad como por la respuesta enérgica del público: la fiesta se mantuvo arriba.

Asap Rocky en el día 3 del festival Estéreo Picnic
ASAP Rocky en el Festival Estéreo Picnic 2022.
// NATHALIA ANGARITA

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Pero, sobre todo, el hip hop estuvo presente de manera indirecta, quizás menos perceptible para un oído distraído. W.Y.K., Machine Gun Kelly y Doja Cat han bebido de la fuente del hip hop para crear sus mundos sonoros, cada uno a su manera. Y, sin embargo, entre el jazz rapeado de la banda bogotana, la mescolanza con guitarras del novio de Megan Fox y el rap-pop oriundo de TikTok de la cantante estadounidense, el rap funciona como punto de partida o, tal vez, como influencia fuerte, pero no como destino final ni centro de la música.

¿Puede ser el hip hop, en su manifestación más directa y estricta, parte de la programación habitual de un festival como Estéreo Picnic? ¿O son las músicas que rozan el rap pero divergen de su núcleo las que logran atraer a oídos desprevenidos y llenar tarimas?

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El hip hop ha sido uno de los mayores movimientos, si no el principal, de la música y la cultura por casi dos décadas. Su estética y su argot han trascendido a la comunidad rapera e influencian el mundo de mil maneras. Su fuerza, juvenil y fresca aun cuando el género ya no es una novedad, viene de los barrios negros en Estados Unidos principalmente, así como de los barrios desfavorecidos de todo el globo.

A este torrente creativo llegan creadores de arte, cine, literatura y música para hacer lo suyo propio, a veces pidiendo prestado con respeto, otras aprovechando la oportunidad de capitalizar una oportunidad y aumentar sus ganancias asociándose con el rap cuando les conviene (y luego desechándolo cuando no es útil; hola, Miley Cyrus). El hip hop siempre está presente, aun cuando no lo está. Nos vemos bien hasta cuando no estamos, dicen.

Sería una mentira decir que en Estéreo Picnic no ha habido rap. Leyendas como Snoop Dogg, Kendrick Lamar y De La Soul, por el lado internacional, así como Alcolirykoz y N. Hardem por el lado de Colombia, han representado a la cultura con creces. Pero no deja de ser curioso que mientras el rock, tanto como fusión como en el puro rock rock, encuentra una decena de exponentes en cada edición, el rap se manifiesta más a menudo como influencia o parte del conjunto que como estandarte que ondea en lo alto.

Doja Cat
Doja Cat en el Festival Estéreo Picnic 2022.
// NATALIA PEDRAZA BRAVO

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Y no está mal, aun si al que escribe le encantaría que trajeran a The Roots o Freddie Gibbs así como grupos de la talla de The Killers o The Strokes y tantos más le han cumplido el sueño de verlos en vivo a miles en los últimos años. Sobra decir que Wu-Tang Clan iba a ser un hito fundamental para el rap en Colombia, pero, bueno, la pandemia.

La verdad, tiene sentido que no haya tanto rap en Estéreo Picnic como rock o electrónica. Ambos géneros estructuran mejor una fiesta, con sus caudales de energía y su potencia de masas: son perfectos para festivales. El rap, con su énfasis en las letras y con ritmos que pueden tender más hacia el ceño fruncido que el éxtasis, quizás requiere más concentración que la que la masa desea en medio de la celebración.

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A lo mejor el público de Estéreo Picnic todavía se está familiarizando con el rap mientras que conoce el mundo indie a la perfección. Puede que el formato clásico de dos tornamesas y un micrófono no encaje con la grandilocuencia de un ensamble completo que llena el escenario con músicos e instrumentos varios. Son todas hipótesis.

Luego de irse de gira con U2, Kanye West empezó a pensar su música también desde el ángulo de cómo podría sonar en un concierto de 50.000 almas, y así la ajustó. Tanto Wos como Doja Cat rapearon en sus presentaciones del domingo, sí. Pero las bandas llevaron el sonido hacia un paralelo del rock y su electricidad, de pronto porque solo el beat sería demasiado monótono para un formato como este.

En el caso del argentino, lo suyo sonaba a nu metal, y así le funcionó a la perfección. El de Doja Cat encajaría mejor bajo el paraguas de un concierto de pop que de rap. ¿Acaso funcionaría el boom bap para un concierto como Estéreo Picnic? ¿Se debe celebrar el avance del trap como parte del hip hop o aquel va más de la mano del reggaetón?

Y bueno, de pronto no importa tanto, ¿no? Un festival no tiene por qué representar a todas las músicas sino diseñar la mejor fiesta con los mejores conciertos para su público, y en eso el domingo de Estéreo Picnic cumplió y más.

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Que los raperos sí sean headliners un año sí y el otro también en festivales como Coachella o Rolling Loud y otros de Estados Unidos y Europa abre la cuestión de si es un tema de Colombia y América Latina, donde el rap es música importada y no local como en el norte. La barrera del idioma probablemente también sea un factor para los grandes actos del rap gringo. En fin, queda la pregunta de cuál puede ser el rol del rap en los grandes festivales en Colombia, si tiene cabida o es mejor para salas más pequeñas.

Esta pregunta también tiene que ver con qué tanto puede crecer el rap en Colombia, si encuentra un techo en el nicho o puede ser masivo. Las próximas ediciones y los próximos años traerán la respuesta.

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