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Los episodios que marcaron la industria del cine colombiano en 2019

Nuevas puertas abiertas, nuevas tragedias, nuevas pérdidas. Esto fue lo que nos dejó la industria del cine colombiano en 2019.

644604_Cine colombiano en 2019 - Foto: Pascal Le Segretain/Getty Images
Cine colombiano en 2019 - Foto: Pascal Le Segretain/Getty Images

¿Cuáles fueron los hechos más destacados del cine colombiano durante 2019 y los que seguramente tendrán mayor repercusión en el futuro?

Por Mauro Rivera // @CINEsfuerzoblog

Desde que se aprobó en 2003 la Ley del Cine en Colombia, el cine nacional ha crecido a pasos agigantados. No solo por la creciente cantidad, calidad y diversidad de películas que se estrenan año a año, sino también porque la industria del cine nacional está profesionalizándose cada vez más; trabajando con estándares que la han convertido en un jugador internacional.

Este crecimiento es tanto el resultado de políticas públicas como de iniciativas privadas, pero también es producto de la ardua trocha recorrida y los logros alcanzados por grandes pioneros. Porque como se dice: hemos llegado hasta acá parados en los hombros de gigantes.

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Aquí celebramos y honramos, al margen de los estrenos, los cuatro hechos que definieron al cine colombiano en 2019.

  • Inauguración de la Nueva Cinemateca de Bogotá

Definitivamente, 2019 no podrá ser comprendido en la historia del cine colombiano sin destacar la construcción y apertura de este Centro Cultural de las Artes Audiovisuales en Bogotá. Un lugar donde, además de la proyección de películas, se albergan espacios para la creación, la experimentación y la preservación del audiovisual. Y que, adicionalmente, lo integra con otras artes gracias a su galería y a una sala para las artes vivas.

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En el corazón de este espacio hay un gran esfuerzo por fortalecer al cine nacional en aquello que ha fracasado en años recientes: conectarse con su público. Más allá de sus temáticas o sus aspiraciones estéticas, esto se debe mayoritariamente a la marginación a la que la exhibición comercial le ha sometido, pues cada vez le ofrece menos pantallas y tiempo en cartelera, relegándolo a ser un cine casi “invisible” para la mayoría de colombianos. Por el contrario, la Cinemateca le ha dado el tiempo y espacio para que logre hallar a su audiencia. Además, ha abierto espacios de discusión con ese nuevo cine a través de la apertura de espacios de encuentro entre el público y los realizadores.

No obstante, tal como lo afirmó el crítico argentino Roger Koza, “este nuevo cine colombiano no podrá ser comprendido en su totalidad si no entra en contraste, a veces en tensión y a veces en continuidad, con el cine nacional hecho en el pasado”. Por eso, dentro de la programación del primer semestre de 2019 en la Cinemateca se organizaron retrospectivas y homenajes que nos recordaron el largo -y muchas veces olvidado- camino que el cine nacional ha recorrido.

Desde luego, la suma de todas estas oportunidades es una apuesta pública al mediano y largo plazo para que los cineastas colombianos creen obras que no solo materialicen sus intereses personales, sino que también comprendan el contexto presente, histórico, e incluso regional, del que surgen.

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  • Cine hecho en Colombia de talla internacional

A diferencia de tiempos pasados donde solo se encontraban tres o cuatro programas académicos de estudio audiovisual en el país, ahora hay muchas más opciones de formación profesional y técnica para el área. Y aunque la mejora técnica en el cine local es indudable, muchos de sus profesionales aún no han tenido la oportunidad de medir sus competencias junto a estándares internacionales.

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Precisamente, promover los servicios profesionales y talento de los colombianos es uno de los objetivos del proyecto Comisión Fílmica Colombiana de Proimágenes, que además promueve a la geografía colombiana como locación para realizar películas. Esta Comisión, hasta la fecha, favoreció la realización de más de 40 películas, dentro de las cuales llama la atención por su envergadura la más reciente: Memoria.

Memoria, que se encuentra actualmente en proceso de postproducción y planea ser estrenada en 2020, es la más reciente película del multipremiado director tailandés Apichatpong Weerasethakul, un autor que no solo se motivó a filmar en Colombia por los beneficios fiscales que se ofrecen a quienes producen en el país, sino que principalmente encontró una resonancia entre sus inquietudes artísticas, la belleza paisajística del país y la historia violenta colombiana, tal como lo afirmó para Variety.

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La importancia de este proyecto en el país no solo es que, por primera vez, un director de tanto prestigio y talento desarrolle su película con una verdadera vocación por entender y aprovechar creativamente el país en el que filma, sino que también el 90% del equipo técnico que participó en el rodaje es colombiano. Un hecho que sin duda valida la calidad de los profesionales del cine colombiano de cara al mercado internacional.

Sumado a ello, y aprovechando la visita de Weerasethakul y de la protagonista de Memoria, Tilda Swinton, se realizaron varios encuentros con estudiantes de cine y público en general en la que los artistas compartieron sus experiencias creativas.

  • La muerte de Luis Ospina

El 27 de septiembre falleció uno de los íconos más importantes del cine colombiano. El último representante de la “santísima trinidad” -junto con Andrés Caicedo y Carlos Mayolo- del grupo popularmente denominado Caliwood: Luis Ospina.

Con su partida, se fue una de las miradas más críticas y desobedientes del cine nacional, quien desde sus primeras producciones Oiga, Vea (1971) y Agarrando Pueblo (1973), demostró una clara convicción por retar la oficialidad, lo que el cine “debería” ser e, incluso, lo que denominamos como verdadero.

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Como escritor, editor, actor, programador, cinéfilo consumado y director Ospina exploró las posibilidades narrativas y estéticas del cine con ideas que fueron desde la monstruosidad hasta el valor de la verdadera amistad, hecho que quedó manifiesto en su último largometraje: Todo comenzó por el fin.

Lo más importante que queda para el cine nacional es su legado. Pues, además de ser alguien con una fijación muy importante por la memoria y el archivo, obsesión que sirvió para dar cuenta de la vida y obra de sus compañeros del Grupo de Cali y de algunas de las obras más importantes de la historia del cine colombiano, fue también maestro de varios de los realizadores nacionales del presente. Entre se destacan varios conocidos como Rubén Mendoza (Niña Errante y Señorita María), Jorge Navas (Somos Calentura) y el montajista Gustavo Vasco.

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  • El asesinato de Mauricio Lezama

Cuando se mire en retrospectiva el 2019 en Colombia, será recordado, sin duda, como un año en el que la agenda social y política estuvo, particularmente, en el centro del debate. Una de sus memorias más vergonzosas será la sistemática desaparición de líderes sociales. Y precisamente, esta violencia tocó a la puerta del cine colombiano con el asesinato del Consejero Departamental de Cine de Arauca y gestor cultural Mauricio Lezama, en el municipio de Arauquita el pasado 9 de mayo.

Para el momento de su asesinato, Lezama estaba realizando el casting para grabar Las luciérnagas vuelan en mayo, un cortometraje ganador del Fondo Cinematográfico Relatos Regionales del Ministerio de Cultura y que daba cuenta de la historia de supervivencia de Mayo Villamizar al genocidio de la Unión Patriótica que ocurrió entre 1984 y 2002.

El asesinato de Lezama, del cual aún no se conocen los responsables, es un mensaje negativo para el cine regional colombiano. Ese que, aunque muy pocas veces se puede apreciar en el circuito comercial o incluso en circuitos alternativos, es una ventana expresiva y de desarrollo social para regiones en las que las oportunidades son muy limitadas.

En su momento, el rechazo de la comunidad del cine a la desaparición de Mauricio fue contundente. Hubo velatones en distintas ciudades del país y comunicados expresando el malestar y la preocupación por la seguridad de los creadores, cuestionamientos que alcanzaron otro nivel durante el estreno en la Semana de la Crítica de Cannes de Litigante, cuando el equipo de la película dirigida por Franco Lolli, acompañado por el director Ciro Guerra y un grupo de actores y actrices, denunciaron con carteles este triste hecho ante la comunidad internacional.

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Ahora, además de esperar que se haga justicia en este caso, se encuentra en producción el documental Lez-Ama, que planea homenajear la vida del gestor cultural nacido en Cali y que será dirigido por la realizadora Mónica Moya, quien además de recoger testimonios de amigos y familiares, busca responder también “a otras preguntas que sentía urgentes y por las que nace la idea del documental: ¿Por qué el cine? ¿Qué es esto del cine? ¿Por qué dedicarle la vida al oficio de contar historias?”.

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