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Un homenaje a El Gran Martín Elías

Al  joven de 26 años que quedó instalado en los altos peldaños del vallenato. Al que será eternamente ‘El Gran’ Martín Elías. 

Martin Elias durante un concierto
Martin Elias durante un concierto
// Cortesía de su equipo de prensa

“Se va a llamar Martín Elías, y va a ser grande como mi tío”, dijo Diomedes Díaz cuando nació su hijo y decidió que llevara el nombre de su tío, el  acordeonero y compositor Martín Elías Maestre,  fuerte influencia en los inicios de su carrera y quien había fallecido en un accidente automovilístico estando ‘El Cacique’ al volante. Como un homenaje, Diomedes bautizó a su heredero,  y al mentarlo en sus años tempranos en varias de sus canciones, lo apodó ‘El Gran’, y así  quedó para la historia: ‘El Gran Martín Elías’.  

Por: Jenny Cifuentes 

Martín, creció siendo testigo del fenómeno sonoro que fue  su padre y  de la audiencia enardecida que lo seguía. Subió por primera vez a una tarima a los seis años,  cuando Diomedes lo puso a cantar un verso en un concierto en Valledupar.  A los 11 arrancó con un proyecto que armó su tío Elver Díaz, el grupo La Familia de Diomedes, estuvo junto a ellos tres años y grabó algunos temas. Iba paso a paso. En 2004, a los 14,  se vio en el Festival de la Leyenda Vallenata como vocalista del acordeonero Fernando Rangel quien se coronó  Rey en esa ocasión en la Categoría Juvenil, y  a los 16 decidió iniciar su carrera profesional y publicar su primer álbum al lado de Rolando Ochoa, (acordeonero hijo de Calixto).

Quizá porciones del público imaginarían que bastaba con ser “el hijo de Diomedes” para abrirse camino, idea bastante distante de la realidad, porque la ruta no fue nada fácil y el objetivo adolescente de Martín fue además,  lograrlo solo, sin recurrir a su papá.  Sobre su despegue musical,  decía que era apabullante  ser  hijo de tremendo monstruo musical y querer sacar un disco. No  porque  no contara con el apoyo de su padre sino porque desde pequeñito le había gustado ser independiente y no había querido nunca buscar su ayuda.  Así que con garra, empuje y mucho trabajo, Martín Elías fue haciendo crecer su nombre.  Con su producción debut,  Una Nueva Historia (bajo el sello Fuentes), y acabando de finalizar el bachillerato, tocaba con su grupo en los pueblos del Cesar y la Guajira, hasta gratis, según contaba, con el fin de que la gente lo conociera. El artista fue ascendiendo con posteriores álbumes - algunos con la casa Codiscos e incluso con un sello independiente que armó junto a Rolando-,  por citar un par: Marcando la Diferencia o Cosa de Locosy con el posterior tándem que formó con el acordeonero Juancho De La Espriella, (aunque luego volviera con Ochoa).  De show en show, de ciudad en ciudad, y sonando en los reproductores, ya brillaba. La masa cantaba a grito herido “ábrete que ya encontré la que a mí me gusta”, “no me queda espacio para nadie soy solo tuyo…”y otros hits. Como afirmaba ‘El Cacique sobre sus hijos intérpretes: “Martín era el de la estrellita”.

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Sus adeptos codificados como ‘Martinistas’ y uniformados de amarillo se expandieron por el país, una generación joven de amantes del vallenato lo encumbró como la figura más promisoria del género. Se había vuelto ‘El Terremoto’.  Tras la muerte de Diomedes (a fines de 2013) miles de ‘Diomedistas’ volcaron su mirada sobre él como “el elegido” y le dieron su respaldo, aunque en realidad ya se había ganado buena cantidad de la audiencia de su papá, por su talento, sencillez y alegría. Sony Music, que fue la casa disquera de Diomedes, lo firmó iniciando 2015, y con sus trabajos Imparables (2015) Imparables en Vivo DVD (2016)  y Homenaje a los Grandes Vol 2 (2016), demostró que iba para arriba y con toda. Por eso, estaba grabando una nueva producción, con la que prometía seguir en mayúsculas en los carteles vallenatos. 

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Hacía poco también, había puesto su voz se en la canción Cuatro Aires del Vallenato, tema oficial del 50 Festival de la Leyenda Vallenata a celebrarse a finales de este mes, cantando: “Este homenaje sentido a los que se nos han marchado, jamás se van,  pues en melodías vuelven también". Su público esperaba verlo festivaleando, en acción, para gozar una vez más de sus descargas de sabor.

Hoy, después del trágico accidente automovilístico que se dio en una vía de Sucre, luego de la culminación de su concierto en Coveñas, y que ocasionó su muerte, su audiencia triste y aún incrédula,  lo llora. Su gente dolida aclama a su ídolo, y le dice adiós al cantante que los hacía corear, bailar, enamorarse,  formar caravanas, emparrandarse.  A ese pelado amable, soñador,  futbolero, hincha del Junior.  Al que le gustaba escuchar al Joe Arroyo y a Los Zuleta, y al que admiraba con fervor a Carlos Vives. Al que inmortalizó Diomedes en Mi Primera Cana y tal como él lo vaticinó, fue grande.  Al  joven de 26 años que quedó instalado en los altos peldaños del vallenato. Al que será eternamente ‘El Gran’ Martín Elías. 

 

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