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Celebremos Music for the Masses y sus tres sólidas décadas

El quinto disco de Depeche Mode dejó en claro que la banda estaba hecha para perdurar y ser recordada por un público más grande.

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Con esta producción, el público europeo no fue el único que deliró con el entonces cuarteto. Estados Unidos también disfrutó el poder del pop electrónico y sombrío que se gestaba a través de estos ingleses.

De los años ochenta se dice que si la gente los recuerda, es porque estuvo allí. Una década tan prolífica como extravagante. Y es también la década que consolidó a Depeche Mode como una agrupación que pasaba de los escenarios pequeños y coliseos y teatros a los estadios y campos grandes. Todo esto con una música que no estaba pensada para eso.

Cuando se piensa en los artistas y grupos capaces de llenar estadios, aparecen nombres como los de U2, Madonna, Michael Jackson, Bruce Springsteen, Guns and Roses y otros. Pero el que inquieta allí es Depeche Mode. Sí, porque tuvieron que pasar casi siete años para poder lograr un impacto y una audiencia capaz de reconocer que su música estaba en ese poder de convocatoria. Y para eso, tuvo que hacerse a través de su quinto disco: Music for the masses.

Los comienzos de la agrupación nos ofrecen un trabajo basado en los sintetizadores y teclados, en un momento en el que la facilidad de adquirirlos era más grande y a la vez, cobraban mayor presencia en la industria. Pero la gran barrera en esta creación, era el hacer que los sonidos mecánicos y nuevos tuvieran una repercusión más grande, sin que estuvieran relacionados con la música de las discotecas. Es así como bandas como New Order, The Cure, The Human League, Modern English movilizaban sus equipos en vivo. Lograban llamar la atención y tenían buena repercusión en ventas en los primeros años de aquella década.

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Pero Depeche Mode, si bien tenía ya cinco discos publicados entre 1981 y 1986, no había dado un paso más allá de estar en un momento musical interesante, más no masivo.

Siendo un cuarteto curtido en giras y videos, el que sería su sexto disco, sería una de dos. O un disco más de pop electrónico o un disco que los catapultaría a ser una banda de aprecio global. Afortunadamente lo segundo pasó. Y esto pasó por una serie de decisiones claves que hicieron que Music for the Masses fuera no solo un  buen disco: también una obra maestra.

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Lo primero fue elegir un nuevo productor. Sus cinco discos previos fueron producidos por Gareth Jones. Un personaje que ha trabajado con artistas como: Nick Cave, Erasure, Wire, Indochine, entre otros. Pero para este, se hizo el trabajo de tener a David Bascombe, quien había trabajado con Tears for Fears y The Cure. Lo segundo, elegir estar en otro lugar fuera de Inglaterra para grabar. Y fue entonces como se pasó el canal de la Mancha y se llegó a París, a hacer la grabación en los estudios Davout.

Esto fue vital. Por un lado David le daba una potencia a la producción que alejaba a la banda de sus recuerdos previos; por otro, estar alejado del ambiente natural de la banda y estar en otro sitio, permitía tener una distancia frente a los fanáticos y a la prensa en sí. También, el director de Mute Records, Daniel Miller se hizo presente en los primeros días de las grabaciones, solo para revisar que todo estuviera en orden y que el ambiente fuera el mejor. Era una apuesta gigante para el sello y todo tenía que estar bien ajustado.

Las grabaciones se llevaron a cabo en los primeros meses del año, siendo tiempo importante para lograr un disco que mostró cómo Depeche Mode, tenía una fuerza única. Estallaba como el rock, pero era música del futuro con máquinas.  El momento musical del entonces cuarteto conformado por Alan Wilder, Martin Gore, Andrew Fletcher y Dave Gahan tuvo un apoyo visual importante con el fotógrafo holandés Anton Corbjin. Las fotografías en blanco y negro y los videos estilizados hicieron que se viera una imagen de sofisticación, que contrastaba con los demás grupos de la época.

Luego de ser publicado el 28 de septiembre, el disco recibió muy buenas críticas. En aquel momento, el mundo todavía estaba dividido entre el bloque oriental y el bloque occidental. Pero esto no impidió que Depeche Mode se embarcara en una gira que contempló presentaciones en escenarios de países como: España, Francia, la entonces Alemania Occidental, Hungría, Italia, Suiza, Japón, Hungría, Checoslovaquia, Canadá, Suecia y Austria. Esta vendría a ser la gira For the Masses. La misma que daría el disco 101 live in Pasadena. Pero ya esa es otra historia.

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La importancia de este disco es tal, que se han lanzado ya ediciones conmemorativas en disco compacto y vinilo con temas adicionales y recuerdos de la época.  Cuando se recoge su legado, es imposible no sentirse tocado por un disco que sonaba así:

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  1. Never let me down again: Una poderosa y demoledora canción sobre el valor de la amistad.
  2. The things you said: Una balada suave y densa sobre la crisis de una relación amorosa.
  3. Strangelove: Recordado sencillo del disco; en el que la banda además hace un gran despliegue del talento electrónico combinado con el pop.
  4. Sacred: Esta es una canción solemne. Una que habla sobre algo supremo y que además tiene una intervención coral única.
  5. Little 15: Al escucharla, hay una referencia a un amor adolescente tormentoso. Uno que se recuerda mucho y que no se olvida.
  6. Behind the wheel: Uno de los clásicos del repertorio de Depeche Mode, que representa ese gran uso de las máquinas, sin perder un toque místico.
  7. I want you now: Entre jadeos y suspiros se declara el amor y la necesidad de estar con alguien. Una canción un tanto aislada, pero sentida a cual más.
  8. To have and to hold: La introducción es una voz en ruso, que dice: Dokladah rassmatrivayutsya evolyutsiya yadernyh arsenalov i sotsial'no-psihologicheskiye problemy gonki vooruzheniy. Su traducción es:  La evolución del arsenal nuclear y los problemas socio-psicológicos de la raza armada son considerados en los reportes. Esta otra de las claras muestras de esos sonidos apocalípticos a los que Depeche Mode suele acercarse en sus discos.
  9. Nothing: Aquí Depeche Mode nos trae una referencia a la ausencia con su mejor estilo de electrónica pop y elegante, que muchos han querido imitar, pero nunca han podido superar. Gahan canta en su mejor forma.
  10. Pimpf: Una pieza instrumental minimalista. Es un despliegue de talento de Martin Gore que sería un abrebocas a su disco solista de 1989 llamado Counterfeit.

Si bien el disco original contiene estas diez piezas. Las ediciones posteriores en disco compacto añaden temas como: Agent Orange, Never let me down again (Aggro mix), To have and to hold (Spanish Taster) y Pleasure little treasure (Glitter Mix). Cuatro piezas divertidas que complementan el disco.

Treinta años después de su publicación, encontramos a un Depeche Mode entregado a una gira que los traerá de nuevo a Suramérica en el 2018 y que además, nos muestra que en su repertorio subsisten canciones de este disco. No hay duda alguna que este encuentro musical generacional se viene viviendo desde hace tres décadas.

Recién publicado el disco, una pasada de promoción por España hizo que sonaran así:

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