En 2008, con la tendencia de cantantes que evocaban los años 60, conocimos a la galesa Aimee Anne Duffy. Su canción Mercy fue una de las más exitosas de ese año. A pesar de que la crítica le auguraba un buen futuro en la música, no volvimos a saber de ella y se convirtió en uno de los one hit wonders de los 2000.
En una publicación en su cuenta de Instagram, la artista afirmó que fue “violada, drogada y secuestrada durante varios días” y que la recuperación “tomó tiempo”. “Solo pueden imaginar el número de veces que pensé en escribir esto. En cómo lo escribiría y cómo me sentiría después. Bueno, no estoy segura de que ahora sea el momento correcto, pero me siento emocionada y libre al hablar de ello y no puedo explicarlo”, según dice el post.
Duffy afirma que “muchos se preguntaron qué me había pasado, dónde había desaparecido y por qué. Un periodista me contactó y le conté todo el verano pasado. Él fue muy amable y se sintió muy bien hablar por fin”.
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La artista no especificó la fecha en la que fue atacada, pero agregó: “Debe preguntarse por qué no usé mi voz para expresar mi dolor. No quería mostrarle al mundo la tristeza en mis ojos. Me preguntaba: ¿Cómo puedo cantar desde mi corazón si está roto? Y lentamente se reparó”.
En 2008, su álbum Rockferry fue uno de los más vendidos del año en Reino Unido. A éste le siguió Endlessly, lanzado en 2010.
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