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El ‘OK Computer’ de Radiohead cumple veinte años

A los veinte años de su lanzamiento, en mayo de 1997, una de las mayores obras de Radiohead se renueva.

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Foto. Gettyimages

A los veinte años de su lanzamiento, en mayo de 1997, una de las mayores obras de Radiohead se renueva al ser lanzada en ediciones conmemorativas en vinilo y disco compacto. Pero para llegar a esto, tuvieron que pasar más de 7300 días en los que este disco se hizo necesario y por demás, un clásico.

Por: José "Pepe" Plata @owai

La cosecha musical de 1997 es una que sigue recogiendo frutos. Frutos que continúan frescos o maduros y que no pueden dejar de escucharse. En aquel año, se tuvieron discos de artistas como Nick Cave, Björk, The Prodigy, The Verve y más, que definitivamente marcaron una pauta. Pero este disco mostró un antes y después. No solo para la banda, también para todo lo que se conocía como Britpop.

A comienzos de los noventa, artistas como Blur, Oasis, Pulp, The Verve y otros, daban a conocer su obra musical a través de canciones y discos que vinieron a ser conocidos como Britpop. Esta etiqueta no era más que una manera de denominar un resurgir de la música británica, luego del dominio del heavy metal y del grunge de Estados Unidos. Grupos con videos elaborados en las ciudades, con referencias a la cotidianidad inglesa; a su vida diaria y costumbres, fueron la respuesta británica ante aquel sonido del otro lado del atlántico.

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(Escuchen aquí: Radiohead acaba de regalarnos un tema inédito: ‘I Promise’)

Pero el “patito feo” de esa movida era Radiohead. La banda que hablaba de los temores, la vida y la tecnología, el aislamiento, la depresión, el hiperconsumo, las dificultades en las relaciones de la cotidianidad y que musicalmente se diferenciaba de las demás. Contra todo pronóstico comercial, OK Computer se lanzó luego de una ardua batalla entre la banda y su sello de aquel entonces: EMI. Luego de escuchar un disco tan lúgubre, el sello no daba buenas perspectivas de ventas.

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OK Computer tenía una diferencia desde su concepción. La banda decidió que lo grabaría fuera de los estudios convencionales y buscarían un lugar apartado, para alejarse de influencias y artilugios tecnológicos. El lugar escogido fue el St Catherine´s Court. Un palacio afuera de la ciudad, en el que había suficiente calma y tiempo para grabar y componer. La intención original era producir un disco nuevo, ellos mismos; pero esta intención fue cambiando poco a poco al consultar frecuentemente con el productor Nigel Godrich cuáles serían los mejores métodos y maneras de grabar. Godrich aconsejó a la banda comprar equipos que reforzaron su sonido como lo fueron: el pedal Marshall ShredMaster, el delay digital AMS DMX 15-80S, un equipo Mutronics Mutator, el sampler Akai S3000, la caja de efectos análogos Roland RE-201 y el órgano Mellotron M400. Todo esto había sido obtenido con un adelanto de cien mil libras esterlinas (375 millones de pesos) que el sello había dado a la banda confiando en lograr una continuación del éxito obtenido con el disco The Bends de 1994.

Entre julio de 1996 y enero de 1997 se grabó el disco en este palacio y los toques finales se dieron en Londres en los clásicos estudios Abbey Road. La experiencia de grabar transcurría entre jornadas de escucha de discos de artistas como Miles Davis o los alemanes de los setenta; además de explorar la naciente internet. La banda navegaba las páginas que encontraba de información sobre la sociedad y el ambiente político.

Cuando se hizo la entrega del disco final al sello, la primera sesión de escucha dejó desconcertados a los ejecutivos. No se encontraron canciones que fueran sencillos o potenciales muestras de ser canciones para la radio. Las previsiones de ventas no fueron las mejores; pero contra todo pronóstico, el disco estuvo en los primeros listados de ventas y logró vender más de cuatro millones de copias.

¿Sería entonces el fin de la banda?

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Para nada; todo lo que vino luego fue un caudal de buenos comentarios, de reseñas de elogios y necesidades de ver el disco en vivo. Radiohead había lanzado la banda sonora de fin de milenio y abría la puerta para que bandas como Muse o Coldplay recogieran a su modo, las banderas artísticas de ella.

Sin Ok Computer, el mundo musical de los últimos veinte años, no se habría fijado en la introspección y la experimentación como posibilidad. Se empezó a hablar de una obra igual de impactante al Dark side of the Moon de Pink Floyd. Pero no había caso para hacerlo.

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En este 2007, el disco viene reforzado con ediciones especiales de aniversario en disco compacto y vinilo; situación que le da un nuevo vigor para las nuevas generaciones. Se incluyen algunos lados B y remezclas que se hicieron por parte de artistas como Fila Brazilia y Zero7, además de algunas versiones en vivo de canciones del repertorio.

Pero así se presentó hace 20 años este disco:

 

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  1. Airbag: Una apertura fuerte, con una guitarra frenética y un sutil coqueteo con los scratches, como si fuera la influencia de Dj Shadow.

 

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  1. Paranoid Android: Un comienzo calmado, para una letra incisiva sobre la ambición y la vanidad; que luego se convierte en una descarga rotunda y hasta pogueable.

 

  1. Subterranean Homesick Alien: Esta canción toma el nombre de la famosa canción de Bob Dylan: Subterranean Homesick Blues. Pero es la oportunidad de hacerla espacial, de referirse a ella como una soledad en el universo.

 

  1. Exit Music (For A Film). A través de una guitarra acústica y una pieza ambiental, se construye una canción que forma parte de una banda sonora imaginaria. Y además, con una letra dedicada a la soledad y la repetición de la rutina.

 

  1. Let Down: Una balada impregnada del inconformismo hecho abundancia. En ella se hablan de los transportes y las comunicaciones y cómo ellas son insuficientes. Y la reflexión final es cómo desprenderse de eso a través de la violencia

 

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  1. Karma Police: El sencillo que se hizo radiable; la canción en la cual se habla de estar perdido en lo inmenso...en donde puede ser que sale, pero no se sale bien. Una reflexión sobre las penas y las acumulaciones.

 

  1. Fitter Happier:  Tras el uso de un procesador de palabra, se hacen reflexiones sobre los hábitos y la cotidianidad. Un llamado desesperado a notar las cosas.

 

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  1. Electioneering: La canción punzante y caótica, en la cual la banda suena densa y la voz de Thom Yorke se muestra ansiosa.

 

  1. Climbing Up The Walls: Aquí está una canción que habla del acecho; de vigilar a alguien para poder ser parte de su vida. De estar atento a algo, para no perder la oportunidad de ser tenido en cuenta

 

  1. No Surprises: ¿Quién no se sintió asfixiado al ver a Tom Yorke cantando sobre la rutina en un video en el que solo aparece su cara? La razón era justamente la descripción de lo aburrido que puede ser vivir para solo cumplir rutinas y no cumplir sueños. Cuando se pierdan las capacidades de sorpresa.

 

  1. Lucky: Con un sonido espeluznante que puede perfectamente recordar a Pink Floyd, en esta canción se echa a rodar una idea sobre el destino y la vida misma. Sobre el amor y el lugar que se tiene en el mismo.

 

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  1. The Tourist: La canción final es la muestra de la densidad temática de este disco, porque justamente se habla de cómo todos terminamos siendo turistas en este planeta y tiempo. Solo conocemos una que otra cosa y si no nos relajamos, puede ser peor.

 
Habiendo reconocido ya su legado, este disco bien se ha escuchado tanto, porque justamente refleja esa situación del hombre contemporáneo. El que tiene todo por todos lados, pero busca redención y no sabe en qué. De esto se cantaba hace veinte años y se sigue cantando aún.

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