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El segundo disco de Ondatrópica llega para hacernos bailar hasta el cansancio

La nave del sabor tropical colombiana ha vuelto a despegar y lo hace con un disco grabado en la enigmática y cautivadora isla de Providencia.

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Hablamos con Mario Galeano, una de las cabezas de Ondatrópica junto a Quantic, sobre el segundo hijo de la banda que ha puesto a bailar a jóvenes y viejos.

Foto por: Nadia Orozco @Cornfake // Fotos: Brian Cross

Hace cinco años cuando nos hablaron de un proyecto sin precedentes en Colombia donde glorias de la vieja y nueva escuela musical tropical grabarian un álbum cien por ciento análogo en el estudio de Discos Fuentes en Medellín, no dudamos en montarnos. Se trataba de Ondatrópica, que contó con el apoyo del British Council desde el minuto uno. Mario Galeano, cabeza del Frente cumbiero, y Will Holland alias Quantic, productor y músico inglés radicado en Colombia fueron las cabezas encargadas de maniobrar ese barco cargado de eminencias: Markitos Micolta, Aníbal Velásquez, Michi Sarmiento, Nidia Góngora, Esteban Copete, Pedro Ojeda, Anita Tijoux, solo por nombrar algunos de los miembros de esta tropa de ensueño. De ahí salió un disco homónimo de 20 tracks cimentados para el baile y el gozo.

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Eso fue en el 2012 y hoy cinco años después están más que listos para mostrarnos el resultado de un segundo encuentro. Esta vez el epicentro cambió, se internaron en el Midnight Dream Theater en la isla de Providencia para hacer una exploración caribeña, sin dejar de lado la sede capitalina para  las grabaciones con los músicos que no viajaron.  Algunos de los músicos del primer encuentro siguieron y otros nuevos se adhirieron -por supuesto muchos de la isla- para dar a luz al segundo hijo sonoro: Baile Bucanero.

Esta iniciativa que más allá de escarbar en la nostalgia, se reivindica con nuestras raíces sonoras, viene recargada; esta vez a punta de soca, dancehall, calipso, y reggae.

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¡QUE SUENE LA ONDA!

¿Qué pasó en estos cinco años entre ese primer disco de Ondatrópica grabado en Medellín y esta nueva etapa? 

El segundo disco era como una tarea que teníamos pendiente porque para todos Ondatrópica ha sido un proyecto muy relevante en nuestras carreras; tanto para Will y yo que inventamos la idea, como para los señores que hicieron parte de la banda. Como el disco quedó tan bonito y tuvo tanta repercusión veíamos una necesidad de continuarlo con una saga y llegó el momento.

¿Por qué eligieron a  Providencia como el nuevo epicentro, junto a Bogotá, de este nuevo disco?

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En el primer disco nos enfocamos en Medellín, en ese ángulo de la industria  discográfica y que ahí estaban todos los sellos; para esta ocasión queríamos hacer otra exploración del tema tropicalista colombiano.

Providencia era un buen sitio para abordar el concepto que queríamos, ver el caribe como un ecosistema más grande, que va más allá de fronteras, de naciones y países; la isla es el perfecto ejemplo habiendo sido esa colonia inglesa y luego haber pasado a manos de Colombia. Ese tema multicultural que se vive ahí de frente, queríamos ver cómo lo podíamos plasmar en un proyecto que se acercara al caribe anglo, al español y  un poco a las cosas del caribe francés y poder mostrar un poco más de esa fibra que se vive en el caribe, que es otra cosa más antillana.

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Providencia era un buen sitio para abordar el concepto que queríamos, ver el caribe como un ecosistema más grande, que va más allá de fronteras https://www.youtube.com/watch?v=AW2v5Yqt84I

Llegar a Providencia es descubrir una parte de Colombia muy distinta y eso incluye a la música, no es la música tradicional como la conocíamos. ¿Cómo fue ese proceso?

La gente de Providencia está mucho más conectada con el caribe anglo, entonces para ellos el calypso, el mento, el dancehall, el reggae son códigos mucho más cercanos; sin embargo, es curioso ver como por ejemplo Willy B y estos señores saben tocar pasillos y es un tema no de imposición, pero si obedece a una necesidad de llegar un poco al continente y de acercarse al tema colombiano.

El tema del calypso es muy central porque es un sonido que está regado por todo el caribe, y que también está muy cercano al son y tiene unas piernas muy grandes en Panamá. Por ese lado de Panamá, hay un puente que se hace hacia el Pacífico y entonces quisimos ver cómo se podría tocar un tamborito con guitarra de calypso y cómo se le podía meter algún sonido de levanta polvo a un tema más dancehallero. Quisimos empezar a hacer esos cruces, experimentos de mirar cómo las raíces se podían enlazar y en Providencia fue sentarse con las personas que pudimos llevar al estudio, mostrarles las canciones, ver las ideas rítmicas que sugerían y empezar a hacer ese diálogo que en el estudio se construyó completamente.

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¿Qué músicos participaron esta vez? ¿Qué cambió?

Esta vez grabamos unos cuatro días en Bogotá y diez en Providencia, ir a Providencia no es barato entonces quisimos aprovechar para grabar gente que no íbamos a poder llevar a la isla. En Bogotá grabamos a Adolfo Castro, un trompetista legendario, a Pantera, a Justo Valdez, a Tomate,  a Urian Sarmiento, a María José Salgado y mucho parche que no partició en el primer disco. En Providencia grabamos con otros que no había estado en el primero, por ejemplo a Shala Boom, Elkin Robinson, Kepe, Senen, Kathya Bobbie, Willie B y un pelado aficionado al country que se viste como cowboy y es todo un personaje.

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Fueron como 10 o 12 músicos de allá y además a Providencia llevamos a Michi,a Nidia Góngora, a Marquitos Micolta, a Wilson Viveros, a Freddy Colorado, a León Pardo el trompetista de Velandia y ese fue como el parche de gente que grabamos allá.

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¿Cómo fueron esas noches de grabación entre músicos de distintos lugares? ¿Hubo barreras como el idioma?

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Fueron unos momentos muy bacanos de integración. Hay un terraza cerca a la casa de Elkin Robinson al lado del mar; allá armamos una tocada, tomamos ron y estuvimos todos. Fue muy chévere encontrar que algunos de los músicos más mayores conocían a Michi, lo habían escuchado en la radio, y lo conocían de nombre, entonces ellos fueron muy respetuosos en saludarlo y decirle “Hola, yo te conozco desde hace 40 años”. Eso si no pasaba con los músicos del Pacífico, allá lo que es Marquitos Micolta o Wilson Viveros si es nuevos para ellos.

Fue muy bueno hacer esos intercambios, ellos proponían letras, nosotros arreglos, y  se pudo dar ese diálogo que en 10 días se armó. Al igual que en el primer disco  el estudio fue el epicentro de encuentros, llegábamos a grabar esa canción y durábamos cinco días montándola, haciendo arreglos y luego cuando nos sentíamos cómodos grabábamos el tema. Igual son registros muy fotográficos de lo que pasó, son temas sin editar, si alguien la embarraba se paraba el tema y se volvía a grabar. Es un registro muy de ese momento.

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Desde su génesis, Ondatrópica ha sido un proyecto que se encargó de juntar músicos jóvenes con otros de larga trayectoria. ¿Cómo fue ese proceso en la isla? ¿Los jóvenes están interesados en sus raíces?

Igual que en todo el país y como la gran mayoría de movimientos musicales si se ve que los jóvenes está en otro viaje distinto al de los viejos. En Providencia está el parche de Nitchman o Jordan que están en la onda más del soundsystem, del dancehall, del mode up y todo ese rollo y digamos que no se ve que a una electrónica meterle un mandolin.

Nosotros tratamos de abordar eso invitando todo ese parche, reuniéndolo ahí y de otra forma tal vez no meterían todos en un estudio. Eso es un tema difícil de abordar, pensar que esto va a crear de repente unos proyectos entre jóvenes y viejos de la isla. Pero  fuimos a hacer esa labor, quedaron los temas grabados y ese registro del momento.

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En el primer disco de Ondatrópica encontramos muchos ganchos para la gente que no estaba tan relacionada con tener un disco de música tropical en su mano; estaba 'Suena' la canción con Anita Tijoux o el Ska Fuente. ¿Cómo va a ser este disco?

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Este disco tiene un sabor antillano y de Providencia, hay como cuatro canciones en inglés, hay dancehall, y ese es un sabor que no estaba presente en el primer disco. Los otros temas siguen la línea del anterior con cumbias, hay más presencia de elementos electrónicos como sintetizadores y máquinas de ritmo que no había en el primero. Con Will hacíamos un chiste pendejo que era pensar que el primero era un disco con sonidos de los 50s y 60s y este es más setentero por esos elementos.

¿Qué planes se vienen con el lanzamiento del disco?

Este año está más difícil de organizar porque todos tienen sus proyectos más ocupados y Will se fue de Colombia. De pronto en este punto Ondatrópica sea más viable como un proyecto discográfico que como una banda de girar. Sin embargo, para la mitad del año tenemos unos conciertos con la banda completa en Europa. La idea es que en cinco años podamos volver con otro volumen que se acerque a otros ángulos.

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