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¿Grunge o no grunge? Un análisis sobre ‘In Utero’ de Nirvana

Esta es la historia de ‘In Utero’, el disco con el que empezó el final de Nirvana.

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Fotos: Gettyimages

Lo que el mundo esperó con ansias como disco que fuera el reemplazo de Nevermind, resultó ser uno con vida propia y de paso el último que Kurt Cobain, Dave Grohl y Krist Novoselic grabaron en pleno.

Por José “Pepe” Plata // @owai

Justo en la efervescencia del grunge, Nirvana presentó una producción musical que además reflejó las tensiones de la banda, su proceso creativo, la presión de su sello Geffen y un conflicto con el productor Steve Albini. In Utero confirmó la solidez de la banda, pero también desató el camino que luego se convirtió en dolor.

Tan solo dos años antes Nirvana le daría al mundo Nevermind, un disco que se convirtió en el reflejo de una identidad sonora y generacional que dejó atrás los sonidos de aquel heavy rock que provino de Los Ángeles con bandas como Guns and Roses, Motley Crue o Poison. Toda esa reminiscencia del glam rock se desvaneció y una búsqueda sonora y estética basada en el rock, folk, punk y más sonidos fuertes vino así con el llamado “Sonido de Seattle”.

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Pero Nirvana no era una banda de esa ciudad; era de Aberdeen. Y la etiqueta grunge no fue algo que sintiera se acomodara a su propuesta. Tampoco buscaron ser una voz generacional, aunque lo fueran. Cuando llegó la hora de presentar su tercer disco, la banda optó por aislarse y grabar en un lugar alejado como lo fueron los estudios Pachyderm de la ciudad de Canon Falls. El llamado a manejar las perillas y producir a la banda fue Steve Albini.

Albini estaba en la mente de Cobain porque dos de sus discos preferidos tuvieron el sello de trabajo de este personaje. Fueron Surfer Rosa de Pixies y Pod de The Breeders. El de Pixies fue un disco de 1988 que disparó las alarmas musicales por desafiar las reglas. Y The Breeders ofreció un disco de sencilla y visceral aproximación al rock hecho por cuatro mujeres y un hombre. Dos discos que además fueron presentados por el legendario sello británico 4AD.

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Cobain sintió que esos discos reflejaron un momento y que su banda estaba lista para tener a Albini. Pero no era tan simple como llamar y decirle que viniera a producirlos. Albini siempre tuvo reservas y críticas frente a la industria musical. Su ética de trabajo cuestiona frecuentemente las prácticas de ella y producir a Nirvana fue no un reto, sino una confrontación.

Sí, porque Albini dijo que para que su trabajo no se equiparara al de otras bandas del común del rock, el trabajo debía ser aislado y la banda debería pagar el uso de los equipos y salas de un estudio; no el sello discográfico. Con esta carta de navegación, se dieron un plazo de dos semanas para hacer todo el trabajo de grabación en febrero de 1993.

Antes de comenzar, Albini le envió a Cobain una copia del disco Rid of Me de Pj Harvey, en el cual él trabajó. De esa manera se tuvo una pauta de trabajo.

En pleno invierno, los tres integrantes de la banda, junto a Albini y al técnico Bob Weston tuvieron jornadas de grabación que fueron pocas veces interrumpidas. Una sorpresiva visita de Courtney Love se convirtió en una disputa con Albini por romper el pacto.

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Las grabaciones y el trabajo con Albini se completaron, pero quedó un sabor amargo posterior. Cuando se entregó el disco por parte de la banda al sello Geffen, este lo rechazó. No encontró un motivo que fuera hacerlo agradable o radiable y se propuso hacer una regrabación. La banda en pleno descartó esto. Cobain defendió el entonces tercer disco sin título como un disco que él mismo quisiera encontrar en su casa y escuchar.

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Aun así, el sello insistió en mejorar la mezcla y si bien la opción natural era Albini, este se opuso diciendo que había un acuerdo para no modificar las grabaciones. De hecho, se negó a entregar las cintas. Pero todo terminó con un trabajo en mayo que hicieron Scott Litt y Andy Wallace en los Bad Animals Studio de Seattle.

Con este trabajo finalizado hubo entonces que crear un concepto de disco. Se manejaron nombres como Verse Chorus Verse y I Hate Myself and I Want to Die, pero In Utero se lanzó como respuesta a una necesidad de introspección y porque la anatomía y los procesos biológicos fueron una constante inspiración.

Si bien la banda entregó el disco en mayo, tuvieron que pasar varias semanas para escuchar noticias de él, porque tuvieron que disiparse las dudas de sonido y diseño, que, si bien Estados Unidos e Inglaterra conocieron el 13 y 14 de septiembre, el mundo conoció en pleno el 21.

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Aquel 21, In Utero salió al mundo dejando un disco sólido que sonó así.

1.       Serve the servants. Una preciosa melodía que Cobain desgarra y en donde la batería se destaca frente a todo lo demás.

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2.       Scentless apprentice: Cual grito que asusta, esta canción es una punzante e intensa composición que de seguro es un pogo.

3.       Heart-Shaped Box: Uno de los recordados sencillos del disco, con el cual se hacía una declaración de amor a través de referencias a órganos.

4.       Rape me: Se pensaría que fuera un segundo himno generacional, pero fue una declaración de Cobain sobre su soledad y tristeza.

5.       Frances Farmer Will Have Her Revenge On Seattle. Una canción basada en un libro y sobre la cual Cobain tuvo un gran aprecio por ser parte de un libro que lo impactó.

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6.       Dumb: Con los arreglos de cuerdas, esta es una pieza elaborada bajo una tensión única.

7.       Very Ape: Un riff fuerte abre una canción que estalla para convertirse en la atomizadora de un sentimiento único de animalidad y rabia.

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8.       Milk It: Con un golpe de batería prominente y una guitarra que le sigue, se siente el grito del Cobain herido.

9.       Pennyroyal Tea: Un camión de canción. Una aplanadora que además tiene coros que se sienten vitales.      

10.     Radio Friendly Unit Shifter: Si el nombre hace referencia a algo que en la radio tendría cabida, claramente no lo fue acá. Una canción frenética y furiosa.

11.     Tourette's: Una canción que pareciera estar hecha como un desgaste; un golpe de 95 segundos que parece una descarga eléctrica.  

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12.     All Apologies: La más lenta de todas; pero no por ello menos intensa. Una canción emotiva y única que además se conoció luego en la voz de Sinead O´connor. Suprema y única.

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Luego del lanzamiento de In Utero, el trabajo de promoción incluyó además la grabación del famoso Unplugged de Mtv el 18 de noviembre en Nueva York.

La gira mundial que la banda comenzó, supuso un desgaste tan intenso que en 1994 no hubo más Cobain.

In Utero ya había hecho lo suyo; Cobain tenía más para dar. Pero ya esa es otra historia.

Y hubo también espacio para ver ese disco en vivo así:

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