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‘El éxito de la guaracha radica en el español’: los Orígenes de Fumaratto

A principios de 2021 Fumaratto, uno de los nombres claves de la guaracha, lanzó su álbum debut 'Orígenes'. A pesar del estigma y de las restricciones para la fiesta en la pandemia, su hábitat natural, el género se sigue abriendo campo a codazos. Hablamos con él.

Fumaratto
Álbum 'Orígenes' por Fumaratto.
// Foto Facebook Fumaratto

El álbum debut de Fumaratto, pionero del zapateo, fue la excusa para poder conversar sobre un género que sigue creciendo y que incluso está entrando en una siguiente etapa de tecnificación, a pesar del estigma social en su contra.

Por Nathalia Guerrero y Santiago Riomalo

“Si no hubiera sido por la pandemia y su quietud, no hubiera podido trabajar este álbum como lo hicimos”.

Fumaratto responde desde su casa ubicada en Medellín. Su cara se ve volteada por el celular desde el cual responde a la entrevista. Se refiere a su álbum debut Orígenes, que lanzó a inicios de 2021 con pura guaracha, ese subgénero electrónico que llegó desde 2015 y que se sigue abriendo campo a codazos entre públicos diversos, a pesar de quienes siguen viendo este fenómeno musical desde un clasismo con disfraz de “técnica”.

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Sus remixes virales y sus fiestas, famosas por sus estéticas, han sido claves para que la guaracha no haya parado de crecer durante sus seis años de vida.

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Pero esa explosión en vivo propia de sus fiestas, que han sido los escenarios principales para su desarrollo, y probablemente su mayor entrada de dinero, ahora se antoja lejana. Y a pesar de que las fiestas clandestinas no han parado por la pandemia (en departamentos como Antioquia se estaban interviniendo 2000 eventos cada fin de semana a octubre de 2020), al igual que todas las escenas musicales, la guaracha también ha sufrido el mismo golpe desde marzo de 2020.

En el caso de la guaracha este golpe puede estar costando más plata que en otras escenas musicales. Con DJ de ‘grandes ligas’ como Marce Reyes que cobran cerca de 10 millones de pesos por cada hora de set, y fiestas que incluyen palcos por los que se puede llegar a cobrar hasta $2’200.000, una de las principales fuentes de ingreso, las fiestas presenciales de uno de los ecosistemas musicales que más estaba facturando en el país, paró de repente.

Pero a falta de fiesta, uno de los pioneros de este subgénero vio la oportunidad para dar el siguiente paso. “Gracias a haber tenido el sencillo Me provocas en las plataformas me fueron llegando regalías y con eso pude sostenerme”, cuenta Fumaratto, cuyo video suma más de 122 millones de visualizaciones en Youtube. “Ahorita los colegas que no tienen videos ni canciones en las plataformas la tienen más de pa’ arriba que antes de la pandemia”.“Me provocas”:

Su verdadero nombre es Daniel Mateo Quintero Posada, tiene 22 años y desde hace casi cinco años es uno de los principales representantes del sonido guarachero. Sus presentaciones, que se han multiplicado en países como Chile, México y España, y que han logrado llegar a casi todos los departamentos de Colombia, están llenas de ovaciones, aplausos, bailes de mujeres con pelos extensos que se baten acompañando el pasito pandereteado característico de la guaracha.

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Pero del horario desenfrenado que genera ser DJ, Fumaratto pasó a la quietud. ”Curiosamente este año salí de la casa de mi mamá por la misma necesidad de encontrar un espacio donde hacer música a las 2:00 a.m. sin molestarla”. Sin quererlo había buscado un espacio propio para producir su primer álbum.

Esta necesidad de no depender de la vida nocturna para mantener las ganancias, sumado al éxito monetario de su sencillo y la quietud de la pandemia, hicieron que Fumaratto Ferroso se dedicara a la producción de lleno, tras cinco años de carrera. “Luego de ganarme mi disco de oro y entender que en la industria musical se compite con canciones y videos musicales, decidí hacer el álbum para ampliar mi catálogo musical en las plataformas digitales”.

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El álbum se compone de 19 canciones, el número cabalístico de Fumaratto, y se cuentan 23 colaboraciones con diferentes artistas, entre hombres y mujeres. “Detrás de cada canción puede haber cinco personas, entonces eso nos da un volumen como de 70 personas”, cuenta el productor, quien asegura haberse enriquecido mucho culturalmente. “Logré lo que buscaba: diversificar la guaracha e impulsar a otros exponentes del género”.

La canción Orígenes abre el álbum cantando en un idioma muy lejano a estas tierras, y con un sonido que, si no fuera por esa base percutiva tan característica de la guaracha, podría parecer una canción árabe. Luego se acerca a sonidos más conocidos con canciones como Ojitos chiquiticos, que hace con su gran amigo y colega DJ Dasten, o Sin aliento, que acompaña de una voz parecida a las vocales sensuales del reguetón. Luego hay canciones como Hipnotízame que tienen voces especiales para el momento del estalle de la fiesta postergada, que hace con DJ Flechas, o que se componen de una melodía más incisiva llena de campanas y arpegios como Tu suspiro, que hizo en conjunto con otro gran amigo, Isaías Palacio, otro estandarte de este subgénero.

Prácticamente todas las canciones del álbum siguen una estructura definida. Primero empieza la melodía, que crece más adelante en la canción. Luego entra la voz, generalmente de una mujer, que introduce la percusión en crecimiento, hasta que llega el primer drop con ese mismo sonido pandereteado en la base de la canción que conquistó a tantos desde hace años. “Junto a mis profesores de piano y producción recurrimos a la malla de la música análoga porque (...) sé que en el patrón imperfecto del golpe humano y en el viento que se ejerce sobre las cuerdas de los instrumentos, tenemos algo que las computadoras no pueden medir ni replicar”, explica Fumaratto, seguidor de la salsa y la música de orquesta, luego de contar que usaron la misma estructura exitosa de Me provocas para el álbum y que el 60% de la producción del álbum es análoga.

Fumaratto en vivo tocando el himno de Chile

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Esta hechura podría contradecir a DJ y productores que constantemente ponen en entredicho el proceso de producción musical del subgénero, y más bien conciben la guaracha como samples de trompetas y saxofones superpuestos en canciones famosas con un añadido de tribal house para hacerlas bailables. “Este álbum lo llamé Orígenes porque busqué guardar las raíces y el inicio musical de la guaracha, sumado a la tecnificación que hoy tengo a mi alcance”, explica el artista. “Con este nuevo disco buscamos internacionalizar aún más la guaracha (...) para fusionar ambas épocas del género”.

Cuando Fumaratto busca explicar cómo ha evolucionado el sonido de la guaracha prefiere recurrir a un ejemplo sobre su colega productor AfroHouse. “Él hizo esa canción que dice ‘Dame lo que necesito, morenito’, que es bien famosa dentro del género, y la produjo con unos audífonos viejos y un portátil. Hoy esa persona cuenta con un estudio profesional y un alto conocimiento de producción”, cuenta el artista, a sabiendas de que, como ha sucedido en los albores de géneros como el rap y el reguetón, los entusiastas se han visto obligados a producir con las uñas. “El no tener recursos a veces funciona como motor porque, sea como sea, uno alcanza su sueño y, en el caso de la guaracha, la creatividad y la inventiva le ganaron a la falta de recursos (...) y esto nos ha permitido hacer dinero para aprender más, tener mejores equipos y producir a un mejor nivel”, concluye.Dame lo que necesito, morenito:

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Fumaratto, a diferencia de tantos otros artistas, no esconde su plena intención de hacer de la música un producto rentable. Quizá ese es otro aspecto que le molesta a quienes critican tanto la guaracha: su apertura para hablar de ganar plata con esta música.Tras la pregunta de cuál ha sido el país que mejor ha acogido la guaracha, Mateo habla del que más plata les ha dado. “Donde mejor nos han pagado ha sido Chile. Allá hemos llenado discotecas, centros de eventos y teatros. Tuvimos una negociación para tocar en el Movistar Arena, pero debido a la pandemia tuvimos que aplazarlo”, cuenta al hablar de la internacionalización del género y de cómo, luego de Chile, Panamá, Estados Unidos y España es donde más está pegando la guaracha.

Otro factor que, según este joven productor, ha sido vital para la ebullición del zapateo es el idioma. “La fórmula del éxito de la guaracha radica en el español”, afirma, “la guaracha es un reguetón rápido y ese trasfondo, sumado a la música en español, nos ha dado muchas herramientas para brindar emociones porque podemos traer éxitos de grandes artistas y darle mucha pluralidad a los conciertos”. Y aunque para Fumaratto el español es una piedra angular de la guaracha, en un futuro cercano planea hacer canciones en inglés, para que los angloparlantes ya no solo bailen, sino que puedan cantar, dedicar y darle play muchas veces a canciones nacidas en las entrañas de Antioquia y otros departamentos del país.

Por ahora, en este presente, la pandemia sigue mandando, a pesar de que algunas fiestas de guaracha siguen apareciendo en los noticieros del país. Incluso en historias y publicaciones de algunos artistas en sus redes sociales, Fumaratto incluido, se ven invitaciones a fiestas o recuerdos de esas fiestas captados en video.

La gana de guaracha no la para la pandemia. Al preguntarle sobre las fiestas de guaracha clandestinas en medio de la emergencia sanitaria que continúa, el artista se limita a responder que “Carita triste para aquellos que violaron las disposiciones del gobierno”, pero por otro lado entiende la necesidad de hacerlo: “Ustedes saben que de esos eventos vive mucha gente”.

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Sin embargo, a pesar de que la fiesta siga, hay artistas como Fumaratto que definitivamente están divisando otros caminos posibles alrededor del sonido que mezclan y producen como una forma de vida.

Cuando Fumaratto se refiere al futuro de la guaracha vuelve a utilizar un ejemplo: “la guaracha es un bebé que llegó al mundo en 2015 y que le dio a las ciudades de Colombia la oportunidad de conocer algo que hacía música electrónica totalmente diferente a lo que se conocía como ‘chispún’”, explica. El desarrollo de este subgénero ya va para seis años, y ya “tenemos un niño que está en el colegio, sabe hablar, reconoce a papá y mamá (es decir que reconoce auditivamente muchas canciones) y está más evolucionada que en otros países, donde el género lleva apenas uno o dos años”.

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Fumaratto es consciente del proceso de socialización que tuvo este sonido, parecido al de géneros que en su momento fueron marginales, como el reguetón. “Hubo un rechazo de mucha gente y de muchos colegas por tocar la guaracha pituda y alegre”, cuenta. Y ante eso, mantenerla en sus orígenes ruidosos, incómodos, puede ser visto como una manera de resistir. Sin embargo, la apertura de artistas como él para llevar la guaracha al terreno anglo puede significar un nuevo proceso de popularización, esta vez mainstream, de validación a partir de la apropiación cultural. ¿Es la producción el camino para llegar a ese nuevo nivel para la guaracha? El tiempo, y las producciones que salgan de este subgénero, nos irán diciendo.

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