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J Balvin en Coachella: ¿triunfo del reggaetón o la muerte de los géneros?

El colombiano J Balvin colonizará el festival rock-pop-anglo más importante del mundo.

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Foto: Ethan Miller / Getty Images Entertainment

¿Qué tienen en común Beyoncé, Radiohead, Kendrick Lamar, Underworld, Queens of the Stone Age, New Order, LCD Soundsystem, Interpol, Aphex Twin, Wu Tang Clan, Disclosure y J Balvin? Que todos han estado en los principales escalones de la meca de la música anglo, Coachella: uno de los festivales más rentables del mundo, uno de los que marca la parada en cuanto a tendencias sonoras (sobre rock, pop, electrónica y hip hop) y de estilo, y que en este 2019 celebra 20 años de existencia.

Por: Juan Pablo Castiblanco Ricaurte // @KidCasti

Ahí, en Coachella, estará J Balvin el 13 y el 20 de abril de 2019. Ahí, como si fuera un virus, infiltrándose y difundiéndose en un espacio que hasta hace unos pocos años se pensó inaccesible para el monstruo en el que se ha convertido el reggaetón.

Ahí, en Coachella, estará haciendo una afirmación sobre lo que ha logrado con su música que ya va mucho más adelantada que el resto de su género. No es la primera vez que Balvin esté en Coachella (ni la primera vez que un colombiano esté en el festival, sumándose a Diamante Eléctrico –2017– y Bomba Estéreo –2011–), pues en el 2018 Beyoncé lo invitó a cantar Mi gente en su presentación. Tampoco es la primera vez que el "reggaetón" se haga presente pues artistas como Major Lazer, Steve Aoki y David Guetta ya lo habían hecho sonar en sus sets. Pero esta vez es diferente, Balvin no va de telonero, no va por la puerta trasera, sino que su nombre está en el segundo renglón del cartel al lado de Solange (la hermana de Beyoncé), Kid Cudi, Weezer, Billie Eilish, Bassnectar, y el trasgresor padre de la electrónica experimental, Aphex Twin (¿se conocerán Balvin y Aphex Twin? ¿Harán una canción juntos? ¿Veremos arder el mundo?). Además, vale la pena resaltar que otro icono urbano latino, la estrella más grande del trap, Bad Bunny, también estará en Coachella 2019.

 

En últimas esta invitación no es sorpresa. El maravilloso Vibras de J Balvin, tercer mejor disco en nuestro top del 2018, fue alabado por la crítica internacional: Complex, una de las publicaciones más reputadas de hip hop, lo puso en su lista de 50 discos en el puesto 39; Rolling Stone lo ubicó de 15 en su top 50; y Billboard lo puso de 9 entre 50 álbumes explicando: “los artistas de reggaetón saben, tal vez mejor que nadie, que a pesar que su música sea exitosa comercialmente, muchos no la ven como un sinónimo de calidad. Pero la superestrella J Balvin ha hecho un esfuerzo mayúsculo en cambiar esa mentalidad con Vibras, un álbum que tiene la mayoría de sus raíces en el reggaetón pero que atrevidamente se expande desde ahí”.

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En efecto, la historia del reggaetón, al menos en Colombia, debe tener un quiebre mesiánico con J Balvin: su aparición marcó un antes y un después en la forma en la que se apreciaba este género que entró de manera brusca y destellante desde Puerto Rico hace 15 años. Pordebajeado y subvalorado, el género era juzgado con ojos clasistas como “cosa de ñeros”. Poco a poco, como sucedió con el agente Smith en la trilogía de ciencia ficción Matrix, el reggaetón de la mano de Balvin se fue multiplicando y colonizando espacios poco sospechados. Lo que arrancó con canciones de la línea de Hola qué tal o Sin compromiso, se convirtió en 6 AM o Yo te lo dije, y ahora desemboca en híbridos globales como Safari, Ginza, Brillo o Mi gente. ¿Qué música hace J Balvin hoy en día? ¿Cómo catalogarlo? Ahora es difícil imaginar una fiesta crossover en Colombia donde no suene al menos una canción de J Balvin… al menos una.

J Balvin ha arrastrado los límites de su género a lugares incómodos para programadores de conciertos y radiales. Para el Festival Estéreo Picnic se ha convertido en una frontera invisible, en un punto de no retorno que cambiaría para siempre la historia del evento, en un tiro al aire que podría quitarles más asistentes de los que llevaría, en un interrogante mayúsculo. ¿Cuánto más podrán mantenerlo lejos de su cartel?

Pero hoy, con la inclusión de J Balvin en Coachella, un gran cambio en la forma en la que vemos la música se ha dado. Tal vez sea consecuencia de una era que, como la señala el crítico musical estadounidense Bob Lefsetz, privilegia el ruido sobre la relevancia, el sencillo sobre el álbum. Pero también es consecuencia de un mundo artístico híbrido en donde los límites cada vez están más desdibujados y ya va siendo hora de aceptar que la música se debe entender como una sola. 

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Y que J Balvin es un putas, sin duda.  

Vea también: ¿Qué hay que hacer para llegar a Coachella? Esto es todo lo que debe saber.  

 

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