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Jazz, rap, pop y experimentos: Reseñamos 13 discos nacionales hechos en 2018

Dos jazzeros debutantes, unos raperos que cumplen 10 años, cumbia, un quinteto pop y sangre nueva del rap y del rock experimental.

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Fotos: Gettyimages

Noviembre, ese momento incómodo entre halloween y las novenas, es también el aviso de que hay que empezar las recopilaciones de fin de año. Este 2018, esculcamos en internet, en festivales y eventos y encontramos un poco más de 60 placas lanzadas por gente de pasaporte colombiano.

Con esta entrega de reseñas, que incluye 13 proyectos, completamos 43 (Véalos todos acá). Conocimos a dos nombres de jazzeros virtuosos y debutantes: Cachicamo y Juan Camilo Sánchez; además de fatsO, que estrenó su tercer álbum. También sangre nueva del rock experimental como Montaña y Arrabalero. El álbum que celebra la primera década de Aerophon y lo nuevo de nombres convertidos al pop como Morat y Diamante Eléctrico

¿Cuál es su disco favorito de 2018?

Los que reseñan: Alejandro Araujo, Muchacho Berraco, Fabián Páez López(@davidchaka)Sebastián Peña(@SebasNews)Paula Ricciulli(@RicciuP) y William Martínez.

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1.  Montaña - Coordenadas

Este cuarteto bogotano tuvo un disco debut sorpresivo. Nos muestra una sonoridad bien definida, ejecutada por un formato instrumental con baterías y guitarras poderosas que se pasean entre el math-rock, el post-rock y un gramo de progresivo. Es un disco que vale la pena escuchar de principio a fin ya que maneja una narrativa sólida, que invita a probar un poco de la libertad con la que el rock debería hacerse. Este disco vale la pena escucharlo entre un disco de Foals y otro de Battles. Track recomendado: Aconcagua + Cocuy  // (Por Muchacho Berraco)

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2. Arrabalero – Sudoku

A primera escucha, Arrabalero es una banda de difícil digestión. Es una especie de jazz con distorsiones; medio indie, medio rock progresivo. Después de darle play varias veces a las dos caras que componen su segundo disco, Sudoku A y Sudoku B, se encuentra uno con una visceralidad exploratoria muy atrayente que atraviesa todo el proyecto. El lado A de Sudoku lo componen cinco cortes más pausados y meditativos en los que aparece cada tanto como un espectro flotante la voz Luisa Quiroga; los cinco cortes del lado B, en cambio, proponen un paisaje instrumental más brioso, como para ponerse una chaqueta de taches. // (Por Fabián Páez López)

3.  Cachicamo – Esbozos del llano

Un porcentaje importante de las bandas colombianas del 98 para acá se describen como una fusión de la música local con equis ritmo(s) foráneo(s). Las más recientes, naturalmente, vienen siendo una fusión de la fusión de la fusión. Pero este combo de bogotanos (y un chileno), que recién se armó en 2017 como parte del proyecto de grado de pianista de jazz de Andrea Hoyos, logró una tarea compleja para ese background de la producción criolla: hacer una fusión novedosa con esos mismos elementos. El primer disco del septeto Cachicamo, bautizado así porque es como les llaman a los armadillos en los llanos colombo-venezolanos, es un disco de jazz brillante. También es un estudio pulido de la música llanera; a pesar de no utilizar los instrumentos clásicos del joropo se apropian de sus sonoridades con una convicción jazzera tan clásica como moderna y vertiginosa. Esbozos del llano es el título de esta placa debut que por la inercia propia de su calidad tuvo que trascender y salir del salón de clases para volverse un producto comercial. Tiene seis canciones de entre 6 y 11 minutos con una estructura similar: empiezan con una calidez abrasiva y poco a poco se van pasando a lo impredecible. A excepción del quinto corte, Niña muerte, donde pone la voz Ana Milena Lozada, es un proyecto instrumental. Pónganle cuidado a esta banda. Por favor. // (Por Fabián Páez López)

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4. Aerophon – Horizonte

Una poética particularidad del horizonte, como concepto, es que es aparente. Es decir, que no existe sino ante los ojos del observador. Quien lo mira, lo percibe como una línea divisoria entre el cielo y la tierra. Y se presenta en cualquier dirección que uno mire. Esa horizontalidad plana, lo que hace es esconder la circunferencia y la grandeza del planeta. Es un fragmento de algo más grande y Horizonte, el sexto disco de esta agrupación bogotana, es precisamente eso: un ejercicio contemplativo y personal de las dos cabezas al mando de Aerophon, Frank Takuma y Ruzto; una mirada lejana hacia el pasado, a sus diez años de carrera; pero también un ejercicio inquieto de reflexión sobre el futuro y las posibilidades del hip hop. En el track que le da título al álbum, una tremenda colaboración rapeada sobre un exquisito beat medio EDM medio chillstep producido por Arguello, está inscrita el alma de la placa: “los años no te hacen, al contrario, falta mucho” rima Takuma en una de las líneas. El disco lo compone un intro y 10 canciones para nada pretenciosas, con letras reflexivas y en las que se destaca una ética colaborativa y sin prejuicios traducida en la inclusión de otros nombres que abarcan un espectro amplio como Juan Pablo Vega, Alcolirykoz y Rap Bang Club. Además, claro, de la participación de Camilo Moratto, que hace parte de la nómina de Aerophon. Horizonte es, sin duda, uno de los discos de hip hop más relevantes de los últimos tiempos. // (Por Fabián Páez López)

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5. Kiño – Los marcos (EP)

Muchos lo conocen como actor tras su participación en series como Lady, la vendedora de rosas y La reina del flow. Pero Kiño también tiene décadas de experiencia en el hip hop como mc y productor. Ahora lanza Los Marcos, un EP con letras contundentes y beats algo oscuros que nos recuerdan al hip hop noventero. Cuenta con la colaboración de Los Rakas (Panamá) en El Movimiento, con un brillante sampleo del clásico I got 5 on it, de Luniz. También participa Cuban Link (Estados Unidos) en I’m the Latino, Stan MC, Nanpa Básico y Ghetto Warriorz (Colombia). Un buen equilibrio entre los nuevos sonidos del hip hop y los ritmos clásicos. // (Por Paula Ricciulli)

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6.  Mowa - Meridianos

El segundo disco de Mowa mantiene la idea inicial de fusión entre sonidos folklóricos y música electrónica, además de mantener progresiones armónicas, estructuras y melodías completamente pop. Es un disco cuidado en cada detalle, tiene una producción que funciona muy bien y acompaña su idea inicial. El problema principal del disco es que tiene un aire de familiaridad que no es precisamente agradable, más bien da una sensación de automaticidad, de fórmula y es algo que no solo le pasa a Mowa, sino a varios de los artistas que apuestan por estas mezclas electrofolklóricas inclinadas a la música pacífica; es como si después de Bomba Estéreo, Choc Quib Town y algún otro más, se hubiera agotado el recurso, hace falta que estos artistas busquen una salida que refresque el sonido de la escena. Al margen de eso y sacándolo de contexto, es un disco bien logrado, muy profesional, bailable, pegajoso, pop y muy disfrutable, nada que cambie vidas, pero para bailar una noche está perfecto. // (Por Alejandro Araujo)

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7. Los Yoryis – Una vida

 Una vida es Cumbia que no es solo bailoteo. El cuarteto bogotano, nacido en Teusaquillo, logra durante 32 minutos lo que uno le pide a cualquier agrupación instrumental: que construya un mundo y no lo deje caer. La raíz de su primer álbum de estudio, Una vida, es la cumbia. El tallo, sonidos tropicales nacidos en el norte de México y en el sur argentino y peruano. Las hojas, rock en diferentes vertientes, desde la psicodelia hasta el punk. Pero no se imaginen solo bailoteo y fusiones chispeantes, a pesar de que escuchar este álbum es recordar las fiestas familiares ambientadas con Pastor López y otros cumbieros, pues el rasgueo de la guitarra, la batería lenta y ciertos arreglos con sonidos naturales crean una atmósfera sosegada, como para salir a caminar y desprenderse de la productividad, ese exceso de actividad humana que nos daña de a pocos. // (Por William Martínez)

 

8. Diamante Eléctrico – Buitres

Después de ganar tres premios Latin Grammy, la banda empezó a buscar qué hacer para que su cuarto álbum de estudio sorprendiera a sus seguidores y también a la Academia. Juan Galeano, Andee Zeta y Daniel Álvarez entendieron que no podían repetir fórmulas y decidieron tomarse un tiempo largo para la grabación de Buitres. El disco pretende apuntarle al público femenino y eso se ve en la selección de la portada, una obra hecha por Alison Mosshart; y también en la canción No Me Lo Pidas, donde participa de forma estratégica el mariachi femenino Flor de Toloache. Este álbum es mucho más digerible que los anteriores, pero mantiene cierta complejidad en la composición. Tiene un viaje sonoro en el que, por primera vez, hay ausencia de baterías y en el que se les da protagonismo a los teclados en ciertos tracks. El Diamante grabó este LP en el estudio Nébula y está mayormente influenciado por la música negra de los 60 y 70 y por el blues de los años 20. Hace unos meses la banda nos dijo que espera tener su primera nominación al Grammy Anglo por este álbum… pronto sabremos si su sueño se cumple. // (Por Sebastián Peña)

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9. Rap Bang Club – Venus (EP)

El dúo conformado por Karin B (Karin Livingston) y Pezcatore (Daniel Acosta) está desde 2016 refrescando la escena hip hop bogotana. Con su One Take Show en YouTube (sesiones de una sola toma) demostró toda su potencia. En septiembre pasado lanzó su EP Venus, con beats poderosos y letras “llenas de vísceras y honestidad”, como ellos mismos las describen. El material se divide en 2 partes que se complementan a la perfección: Alba, que incluye una colaboración con el venezolano Akapellah en Valórame, y Ocaso, donde participa la rapera argentina Delfina Dib con Respirar. Una propuesta que los ratifica como uno de los proyectos más interesantes del hip hop local.// (Por Paula Ricciulli)

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10. M-sBeatz - Internacional Vibes

International Vibes es el más reciente trabajo discográfico de Cristian Rodríguez, mejor conocido como Ms-Beatz. Nació en Bogotá en 1990 y empezó su carrera en 2003. Dentro de sus virtudes está su forma de armar las pistas y los shows, valiéndose casi únicamente de un MPC (Music Production Controller), un instrumento electrónico que tiene bancos de sonidos y memoria para guardar samples (muestras de audio) y con eso tiene para hacer toda su música. La clave está en los samples que usa: grabaciones de tangos, de valses, de orquestas sinfónicas principalmente de los años 30 y 40, por el sonido particular que tienen; además los beats, sonido de ruido de vinilo, todo apunta de alguna manera a una búsqueda de un sonido vintage. El scratch tanto en samples de discos reales, como hechos en beatbox (técnica que imita sonidos de baterías con la voz), es protagónico a lo largo de todo el disco. Por último, pero no menos importante, muchos invitados, raperos y dj de muchas partes del mundo, muchas colaboraciones, sana costumbre en el hip hop que siempre entrega resultados interesantes. (Por Alejandro Araujo)

11. Juan Camilo Sánchez - Eccentric/Concentric

Juan Camilo Sánchez es un baterista y compositor bogotano radicado hoy en una zona medular para cualquier interesado en el jazz: Brooklyn, Nueva York. Después de iniciar su formación como músico en el programa de jazz de la Universidad Javeriana de Bogotá, migró para estudiar en el observatorio de Sunny purchase, donde aprendió de maestros de la batería como Kenny Washington, John Riley y Richie Morales. Allí colaboró con varios proyectos y este año armó un cuarteto con una propuesta propia. El resultado fue Eccentric/Concentric, un disco de siete canciones influenciado por la percusión salvaje de este lado del mundo, pero llevada hasta la sutileza y la impredictibilidad del modal jazz. Cada una de las canciones es un ejercicio íntimo que se siente como un color diferente. // (Por Fabián Páez López)

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12. fatsO – One by One

Escuchar a fatsO es como tumbarse con depresión en un colchón muy cómodo hasta hundirse por completo. Los nueve cortes que componen One by One, la tercera producción de la banda, están rodeados de un aire melancólico que se extiende en espiral, pero que resultan tranquilizadores. La voz desgarrada de Daniel Restrepo y esa aura de formalidad oscura y virtuosa han hecho de este combo de bogotanos fieles al jazz, el soul y el blues uno de los actos de exportación de la escena criolla. No por nada su nombre ha figurado ya en los carteles de los festivales más importantes del país: Rock al Parque, Estéreo Picnic, Jazz al Parque; y de festivales europeos de renombre gracias a su alianza con el sello alemán Jazzhaus Records. // (Por Fabián Páez López).

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13. Morat – Balas perdidas

Hace mucho tiempo Colombia no tenía una banda teen que ponga a corear a colegiales. Pero desde el 2015 hemos visto en el panorama musical nacional e internacional a estos cuatro pelados que llenan arenas y venues en España y México. En junio de 2016 el cuarteto masculino estrenó con éxito su primer álbum de estudio, Sobre el amor y sus efectos secundarios, que les valió varios Discos de Oro y su primera nominación a los Latin Grammy. Ahora, con una madurez evidente, estrenan su segunda placa discográfica, Balas Perdidas. El concepto y nombre del álbum surgió de la idea de que las canciones son como esos tiros lanzados al aire que llegan a alcanzar a alguien inocente (o culpable) por razones del destino. Esas balas que se clavan en el cuerpo y lo transforman o afectan sin poder evitarlo. Para ellos los temas de este álbum funcionan de la misma forma que una bala perdida y al estrenar este álbum tuvieron la esperanza de que estos 12 tracks puedan alcanzar a miles de personas. El 95% del álbum fue producido por la dupla ganadora Ándres Torres y Mauricio Rengifo (sí, los de Despacito) y contó con la ayuda de Juan Pablo Isaza, voz líder de Morat. // (Por Sebastián Peña)

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Esperen en una próxima entrega las reseñas de La gra$a, el EP debut de Delfina Dib como solista, Felisa, Fonseca, Yuri Buenaventura, el Compilado viajero de Nanpa Básico y el Malviaje de Bestiario. 

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