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La diatriba de Kanye West que puso a pensar a la industria

A pesar de lo chocantes que han sido sus acciones recientemente, West abrió un debate importante.

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Foto: Roy Rochlin//Getty Images

Kanye West ha sorprendido en 2020 con varios momentos escandalosos. Primero cuando se inscribió e hizo campaña para las elecciones presidenciales de 2020 en Estados Unidos, luego cuando dijo que su esposa, Kim Kardashian, lo tenía prisionero y la película Get Out era sobre su vida, y ahora, cuando publicó un video orinando sobre su premio Grammy. 

West está diagnosticado con trastorno bipolar .“Las personas diagnosticadas con trastorno bipolar pueden entrar en fases psicóticas. Eso quiere decir que tienen un exceso de energía en el caso de que estén en la manía: están exaltados, no duermen, no comen y tienen errores de juicio muy graves. La mayoría tiene alucinaciones y son ‘grandiosos’, sienten que son muy especiales. Después de eso, pasa totalmente lo contrario: se vuelven depresivos, no tienen energía, sienten que son poco importantes”, nos explica la psiquiatra Isabel Cuadros. 

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Además del video, West afirmó que no publicará más música hasta que haya terminado su contrato con Sony y Universal. Posteriormente, publicó en varias decenas de tuits detalles de sus contratos con ambas disqueras. El rapero señaló que está interesado en adquirir sus grabaciones originales, pero Universal Music Group no se lo permite. “Cuando firmas un contrato musical, cedes tus derechos. Sin las grabaciones, no puedes hacer nada con tu propia música”, escribió el músico.

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Si bien es frecuente que las letras sean propiedad de los artistas que las escribieron, no sucede lo mismo con las grabaciones originales. Para muchos expertos, el contrato de Kanye es bastante estándar en la industria musical. Una grabación original es una de las principales formas de ganar dinero con la música y, normalmente, las disqueras dan al artista un porcentaje del dinero ganado, como sucedió en el caso de West.

Aunque no se sabe cuál sea el propósito real de Kanye, dadas las salidas erráticas que ha tenido durante el año, lo cierto fue que puso a hablar a la industria sobre los derechos de los artistas sobre sus grabaciones, algo que podría beneficiar a muchos de ellos, especialmente en estos momentos en los que los conciertos en vivo no son lo que solían ser. 

Recordemos que no es el primer artista en mencionar el tema. En 2019, Taylor Swift lamentó la venta de su antigua disquera, Big Machine Label Group (BMLG), a Scooter Braun (quien también fue manager de West). Esto hizo que ella perdiera la oportunidad de tener las grabaciones originales de sus seis primeros discos. Ante esto, la artista decidió rechazar las solicitudes para que sus canciones formaran parte de comerciales, películas o cualquier otro espacio.

En una entrevista con Billboard a finales de 2019 Swift anunció que volvería a grabar todas las grabaciones originales de sus discos. “Quiero que mi música permanezca. Quiero que esté en películas y comerciales, pero solo si es mía”.

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Prince también se hizo famoso por cuestionar las prácticas de las disqueras y querer tener el control de cada uno de los aspectos de su música. El hecho de que un artista no pudiera tener sus grabaciones originales era algo “completamente aberrante” para él. Por eso hizo una de sus más famosas movidas: se cambió el nombre a un símbolo impronunciable esperando (erróneamente) que su contrato con la disquera no aplicaría si él ya no era Prince.

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Desde su salida de Warner a finales de los 90, el músico resultó dueño de sus grabaciones y las distribuía a través de un sello independiente que él creó. Hasta su muerte en 201, no descansó para lograr su independencia creativa. “Él abrió la puerta a que los artistas pensaran más en cómo querían que su música fuera distribuida”, según dijo en Billboard Gary Stiffelman, abogado de Prince entre 1986 y 1994.

Comparado con otros artistas, West podría llegar a tener más control sobre su trabajo, pues una modificación de 2012 de uno de sus primeros contratos podría darle la propiedad de su música hasta 20 años después del lanzamiento de su sexto y séptimo álbum (Yeezus de 2013 y The Life of Pablo de 2016). Aunque suena lejano, es una posibilidad con la que muchos artistas no cuentan. Sus tuits (uno de los cuales ocasionó que o suspendieran de la plataforma durante varias horas) pusieron a hablar a la industria de darle la importancia que merecen a la que debería ser razón de ser del negocio: los artistas.

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