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La noche en la que quisieron matar la música disco

Hace 41 años, un evento sin precedentes en la cultura pop.

647596_Donna Summer. Foto: Brian Rasic//Getty Images
Donna Summer. Foto: Brian Rasic//Getty Images

En el verano de 1979, la música disco estaba en su apogeo: canciones como Chic, de Le Freak, I Will Survive de Gloria Gaynor, Ring My Bell de Anita Ward, Y.M.C.A de The Village People estaban en los primeros lugares de popularidad.

Pero no todo el mundo estaba contento: Steve Dahl era un DJ que había perdido su empleo porque la emisora en la que trabajaba se había vuelto solo de disco. Por eso, desde la emisora de rock en la que consiguió un nuevo empleo meses después, disfrutaba destruir (literalmente) álbumes de disco al aire.

Dahl hacía varias actividades contra a música disco en clubes e incluso grabó una parodia de Da Ya Think I’m Sexy de Rod Stewart burlándose del género.

Esto llegó a oídos de Mike Veeck, director de promociones de los White Sox de Chicago, quien vio una oportunidad para aumentar el público de los partidos de béisbol en un momento en el que este indicador era crítico.  Por eso, se alió con Steve para hacer una noche en la que los fans pudieran quemar sus discos.

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La cita fue el 12 de julio de 1979 y se llamó Disco Demolition Night. Quienes llevaran sus álbumes de disco tendrían un descuento especial en la boletería. Se estima que asistieron cerca de 50.000 personas. En el intermedio, Dahl se acercó vestido de militar con una gran caja llena de los discos que había traído la gente mientras gritaba “El disco da asco”. Luego fue a hacer volar la caja de discos: varios salieron volando y se hizo un gran cráter en el campo de juego.

Pero la noche apenas empezaba. Cuando llegó la segunda parte del juego, miles de fans saltaron al campo con mensajes como “larga vida al rock ‘n roll”, y también prendieron fuego y destruyeron partes del estadio. En resumen, un completo caos. "Fue una noche desastrosa. Ningún número de entradas vendidas pudo compensar eso", declaró Bill Veeck, entonces dueño del equipo, en una entrevista.  

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40 años después, el evento tiene un legado problemático y se interpretó como un ataque de fans del rock (en su mayoría hombres blancos y heterosexuales), contra los fans del disco (principalmente afroamericanos, latinos y homosexuales). Vince Lawrence, acomododador del estadio en ese día, declaró a The Guardian que “la gente no solo llevaba álbumes de disco, sino álbumes de otros géneros hechos por artistas negros. Mucha gente se equivocó, pero nadie lo hizo con discos de Cheap Trick, Air Supply o Carpenters. Eran solo álbumes negros en la basura”. “Yo era uno de los pocos afroamericanos en el estadio". Steve Dahl dijo que no era discriminatorio, que había igualdad para todos, pero Steve no invitó hermanos a Comiskey Park esa noche.

En su libro Disco Demolition: The Night That Disco Died, dijo que estaba cansado de defenderse de acusaciones de racismo y homofobia, y que el evento no era ni anti negros, ni anti gays y solo buscaba mostrar el disgusto por un género musical.

Creo que detrás de esto había un mensaje tácito que decía: “Esta es la música de los negros, los gays y los latinos, y no debemos aceptarla”.  Por eso mucha gente lo percibió como algo racista y homofóbico. Muchos vimos el mensaje implícito”, dijo Darlene Jackson, DJ, a Wbur.

“La Disco Demolition Night del 12 de julio de 1979 envió un mensaje al público estadounidense de que escuchar un estilo de música abiertamente identificado como gay era inaceptable y que no se toleraría una influencia gay abierta”, escribe Mariana Ortega en Revista Distopia.

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Sin importar la intención que haya tenido, lo cierto es que el movimiento ayudó a que el disco desapareciera por un tiempo del radar: las emisoras que se habían dedicado solo al disco pusieron más géneros, los Grammy retiraron su categoría de Mejor grabación disco después de solo un año y de 7 canciones disco en los 10 primeros lugares del Billboard 100 en 1979, se pasó a solo una en 1980. Ese año también cerró el icónico club Studio 54.

Aunque el disco se hizo underground, nunca desapareció: los 80 fueron la década en la que se hizo mucho más arriesgado y gracias al disco surgió otro género que llegó para quedarse: el house. Lo cierto es que pese a todo el odio, la música fue más fuerte.

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