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Llega “Montañero”: el disco infantil y al estilo subversivo de Velandia

Edson Velandia: de tal palo, tal astilla

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VELANDIA

Velandia reaparece con un disco y un libro junto a su hijo Luciano Awa: Montañero. Otra perla del santandereano, que ahora canta en familia.

Por: @chuckygarcia

Edson Velandia es tan montañero que escogió el mismo fin de semana de Rock al Parque para lanzar su nuevo álbum. Por WhatsApp me dice “No va a ir nadie al Simón Bolívar. Disculpen”, y queda más que disculpado, una grabación nueva de este músico santandereano que pateó a la escena musical colombiana hace 11 años con su CD Once Rasqas; siempre es bienvenida y se agradece que aparezca sin avisar. Sin compromisos con plataformas de música en streaming, tendencias en boga o sector alguno de la llamada industria.

De los músicos nacionales que abrazan los nichos pero que a la vez están en boca de muchos más por su talante y creatividad a chorro –y por un mensaje contestatario y crítico que pica como aguijón de escorpión pero que a la vez tiene una prosa que evita que el veneno lleve al oyente a un desenlace fatal de amargura y desencanto absoluto–; Velandia es de los más adelantados y tiene la horma perfecta para que le calce la siguiente frase: cuando nosotros apenas vamos, él ya está de regreso.

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No está envuelto, en todo caso, en ninguna parafernalia ni autobombo distinto al de su propia música, sus álbumes y proyectos varios son quienes en realidad hablan por su figura y lo promocionan; y con el paso del tiempo se han vuelto tan escuetos que muchas veces no son más que un grupo de canciones hechas con voz y una guitarra de palo ó, como en este nuevo caso, con la participación de su mujer Adriana Lizcano, y sus hijos Nayra y Luciano Awa.

Montañero, el nuevo disco y libro que Edson Velandia presentará en el Teatro Libélula Dorada del 17 al 20 de agosto, justamente es, en principio, un álbum infantil con ilustraciones de su pequeño hijo. Y la frase “en principio” tiene que ver con que al igual que le pasó a su Sócrates, el disco de 2007 que realizó junto a los niños del jardín La Ronda de Bucaramanga; posiblemente termine ingresando a la lista de favoritos de quienes han tenido a bien coleccionar o conocer toda su discografía.

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También pasa que cuando muchos piensan en un “disco infantil”, lo primero que se les viene a la cabeza es la idea preconcebida de una grabación sosa, repetitiva y más interesada en ejercer un control parental que en llamar las cosas por su nombre. Y esto es todo lo contrario. 
Montañero, de entrada, tiene un título que se muestra orgulloso de su procedencia. No hay que olvidar que en muchas partes del país aún llaman así a las personas del campo, pero para rebajarlas, para hacerles ver que son ignorantes, pobres ó, en su defecto, que vienen de la montaña y que venir de la montaña en esta sociedad es carecer de cualquier entendimiento y cultura. “Montañero”, en Colombia, es una palabra que ha tenido un uso despectivo, tanto como cuando llaman a alguien “campeche” o le dicen que es “bajado de la montaña con espejo”.

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El Montañero de Edson Velandia no es otra cosa entonces que música del campo, melodías laboriosas pero simples que transcurren tranquilas pero con la misma gracia y cadencia que tiene, por ejemplo, un bus escalera cuando agarra un camino sin pavimentar y lleno de curvas de alguna zona rural. Olvídense en todo caso de que es un disco complaciente o congraciado con esa Colombia “de postal” y de “magia salvaje” que promueve la institucionalidad; su bebedero no es apto para animales domésticos y es el mismo del cual Velandia ha sacado ideas para su banda La Tigra, para álbumes en solitario como El Karateka, para bandas sonoras como Pariente o montajes como la ópera La bacinilla de peltre.

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Este disco infantil trae un homenaje a los niños que sobrevivieron a la tragedia de Armero, 33 años atrás, sátiras contra la educación infantil y temas que hablan de brujas, ratones, palomas, elefantes y aves carroñeras, pues ellas también han hecho patria y más de lo que imaginamos. Nada parece escapársele a Velandia y a su familia, que posiblemente sea la primera en la era actual de nuestra música en lanzar algo así.

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