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“Los reales son los que toleran a los demás” – NFX

Hablamos con el sorprendente NFX, una de las jóvenes promesas del rap chileno.

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Sergio Cañón – @heywillipistolas

El rapero chileno, que se presentó con éxito en Hip Hop al Parque 2019, habla sobre el cambio del rap en su país, su proyecto de trap, sus aspiraciones personales y más.

Por Santiago Cembrano – @scembrano// Fotos: Sergio Cañón – @heywillipistolas

“Hermano, te lo juro: mi idea es, algún día, cuando tenga suficiente plata, dejar de tocar en eventos de pago y solo cantar en eventos gratis”, me dice, mirándome a los ojos, el rapero chileno NFX. Es una declaración que me coge por sorpresa: como su rap, las palabras de NFX son vigorosas y rápidamente cambian de dirección. Estamos en la habitación de su hotel, es su último día en Colombia luego de presentarse en Hip Hop al Parque 2019.

A pesar de que apenas tiene 23 años, ya ha habido un recorrido largo en la carrera de NFX, que le ha permitido conquistar escenarios duros como Hip Hop al Parque, acompañado a lo largo de su paso por el país por El Sello Pro y por su sello H Empire. Desde que debutó discográficamente en 2016 con Kid Flava Classic hasta hoy, su carrera ha sido vertiginosa. Ascendió rápidamente en la escena chilena –y luego a nivel regional– con el sello de traer de vuelta el sonido duro y oscuro del rap neoyorquino de los 90, al que representaba incluso más que MC mayores que sí habían vivido esos años a pleno. A partir de ese impulso inicial ha ido consolidando una identidad propia, balanceando su amor por todos los tipos de música con su pasión por el rap más ortodoxo de Nueva York.

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Este 2019 grabó todo un disco de rap en España, pero está esperando a que sea el momento justo para lanzarlo; en total, hoy tiene cuatro discos publicados y tres discos guardados, concluye el nativo de Quilicura, al norte de Santiago de Chile, mientras hace cuentas: los últimos años han pasado como un torbellino y cuesta llevar el detalle de todo lo que ha hecho. Ahora está enfocado en ampliar su proyecto hacia el trap: asegura que así podrá atrapar más miradas y mucha atención para traerlas al rap.

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Entre el reconocimiento que fue ganando cuando empezó su carrera con sus rimas rápidas y frescas junto con su desempeño en freestyle y batalla de gallos, NFX lleva ya unos años siendo una de las caras más visibles del rap chileno, aunque dice que su último álbum, Heavy Machine Gunz, publicado en mayo de este año junto con Rolando Fino de H Empire, ha sido a la vez su favorito y el que peor recibimiento ha tenido. Hoy habla con seguridad sobre su carrera y con la certeza de que ya pasó su era como el niño dorado del rap chileno y está más cerca, en cambio, su paso a ser un veterano, aunque todavía sea joven y tenga tanto por hacer. Esa es la velocidad del juego de hoy, una que él abraza intentando surfear la ola que viene.

Cuando NFX se subió a la tarima de Hip Hop al Parque, mientras anochecía el domingo 6 de octubre de 2019, se notó de inmediato su experiencia y temple, todas las tarimas que había pisado antes. La llovizna amenazaba con transformarse en tormenta, pero pudo más la energía del chileno: con confianza y habilidad supo interactuar con el público, botar sus rimas y transmitir su mensaje. Días después, una mañana en su hotel del centro de Bogotá, antes de que volviera a su país, hablamos sobre su experiencia en el festival, el cambio que está experimentando el rap chileno, la importancia de que el rap chileno sea más tolerante y más. Matías –así se llama y así se presenta– habla con alegría, sonríe constantemente; está relajado y sin prisa, se toma su tiempo para pensar cada pregunta y para explayarse si la respuesta lo requiere. A continuación, sus palabras.

Cuando yo conocí su música sentí que cumplía un rol como el de Joey Bada$$ en Nueva York unos años antes: una persona muy joven trayendo de vuelta el boom bap que los mayores habían relegado un poco. ¿Cómo sintió su surgimiento en Chile y qué significa para usted ese boom bap neoyorquino?

Yeah. Chile es una de las potencias más grandes de rap, tiene muy buenos exponentes. Siempre ha tenido influencias de España, un poco de Estados Unidos también y mucho chilenismo. Yo cuando empecé a hacer música, siempre me gustó el rap estadounidense, era lo que más me prendía, aunque obvio el chileno también me gustaba. Y me preguntaba por qué en Chile no sonaban así, porque hay un sonido muy específico de la escena del rap chileno. Quería buscar algo que me identificara más allá del lugar de donde vengo. Por eso empecé a estudiar el rap, el hip hop, ver lo que me gustaba de verdad, lo que quería expresar. Y según eso, descubrí el sonido que quería hacer, porque era el que me ayudaba a expresar mis pensamientos.

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¿Y qué fue eso que descubrió que lo movía y que lo marcó por dónde podía sonar? ¿Cuáles fueron sus influencias?

De lo primero que escuché fue Wu-Tang, Nas, Big L… Lords of the Underground, me acuerdo de que los escuchaba mucho cuando era chico; A Tribe Called Quest, Mos Def, Talib Kweli. Mi rap, mi sonido, es Nueva York. De hecho, intento que el nuevo trap y rap que estoy haciendo sea muy parecido al de Nueva York, que siga teniendo la esencia del avance de allá. Y bueno, también influencias chilenas: Mente Sabia, que los escuchaba harto de chico; Tiro de Gracia; Makiza, me gustaba mucho la Ana Tijoux, intentaba rapear como ella. Y Vico C fue uno de los que más me ha influenciado en cómo escribo, en cómo expresarme con palabras. Aunque él hace rap cristiano y todo, su mensaje lo trasladó más al hip hop cultural que como medio de salvación religioso.

¿Y cómo fue la reacción de la gente cuando empezó a consolidarse en Chile? ¿Qué decían?

Cuando me di cuenta de que tenía ese sonido, una esencia diferente, empecé a desarrollarla bien, para que mi trabajo girara en torno a eso. De a poco se dio, porque en Santiago está Santiago Norte y Santiago Sur. Yo soy del Norte, y en Santiago Sur es donde se movía todo el rap: Omega, Jonas Sanche, Chyste MC, todos son del sur. Como nuestro estilo era diferente, cuando tocamos en el Sur a la gente le gustó y empezamos a sonar allá. Y como la gente de allá es la que escuchaba rap, se empezó a mover. De los primeros en compartir la música fueron el Omega, el Jonas: “escuchen a este cabro chico, le pone bueno”. Así se fue dando todo, nos empezamos a hacer conocidos.

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Más que todo fue al principio de las batallas de freestyle. Fueron importantes: el inicio de mi carrera como rapero. Antes hacía canciones, pero solo, en mi casa y con mis amigos, y eso no cuenta, porque el rap es de calle y tiene que estar en la calle, tiene que salirse del círculo de tus amigos. Y el freestyle me acompañó en eso. Freestyleamos en los micros, o sea los buses: nos subíamos a rapear ahí y así empezó todo. Y uno de los amigos con los que freestyleaba me dijo “oye, hay unas batallas de freestyle, acompáñame”. Fuimos, las vi, me gustaron y dije “me voy a meter”. Con eso empecé a hacer tarima.

Yo tenía un grupo que se llamaba New Way, con un pana que se llama Young Cister, que hace trap hoy en día. Hacíamos rap y trap y con él sí cantábamos, nos invitaban a eventos de electrónica, que pegaba mucho allá en Chile, tipo 2015. Como estábamos haciendo trap y no había escena trap, y no se aceptaba en el rap, nos recibieron en la música electro. Tocábamos en evento de 1000 personas y se emocionaban porque era nuevo. Todo eso me fue formando para estar hoy con la seriedad con la que la hacemos. Me gustaba el boom bap, pero también toda la música: me gusta tocar guitarra, piano y cantar. Para mí cantar es como tener un instrumento con notas y cuerdas, no es tan distinto. Y cuando empecé a conocer gente que sacaba ese sonido, empecé a hacerlo. Yo solo no podía sacar ese sonido, porque tenía el rap, pero no solo la base con las baterías, el sample… todo eso.

Y hoy estoy haciendo música diferente al rap, porque siento que le saqué el máximo provecho en cuanto letra y todo. Necesito descansar para poder decir mejores cosas. Ahorita hice un disco de rap en España a principios de este año y lo tengo guardado. Me gusta mucho, tiene las mejores letras que he escrito. Pero el rap no está siendo tan potente en mi país, entonces no quiero sacarlo todavía para que no pase tan desapercibido. Entonces ahorita quiero sacar trap para que la gente diga “oh, N está haciendo trap, vamos a escucharlo”. Y después cuando escuchen los temas de rap vuelva el boom. Es lo que estamos intentando hacer: no quiero convertirme en algo diferente, quiero que ellos vengan acá. Sé que les va a gustar, solo que ya no se vive como antes.

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Algo por ese lado me comentaba Darío de La Celda de Bob (blog que registra el rap chileno): que el rap chileno estaba pasando por un momento de transición y transformación. Entonces, ¿qué está pasando?

Lo que pasa es que el rap chileno en un momento fue muy cerrado. No daba oportunidad a nuevos talentos y estilos. Nunca le gustó el reggaetón, ni el trap, ni el pop: nada. Quedó en un espacio ajeno a la música ¿Qué pasó cuando se consolidó la industria musical en Chile? Les empezó a ir bien a Movimiento Original, al Chyste, al Jonas y tuvieron buenos eventos y buena repercusión. Pero salieron estos cabros nuevos haciendo música, nosotros mismos –Flor de Rap y yo– y los chicos del trap, que van a ser muy importantes: vienen con ideas nuevas y se sienten raperos, solo que haciendo otro estilo. Y eso va a hacer que el día de mañana la gente diga “puedo escuchar esto y esto otro y no me voy a sentir tonto ni menos”. Llegó esta nueva camada de raperos, tirando temas con video todos los fines de semana, apañándose entre todos. Así empezó a crecer el nuevo movimiento. Yo con la Flor somos los representantes del rap hoy en día, la nueva generación, y con los traperos nueva generación que tienen números nos llevamos bien, nos respetamos y conversamos cuando hay eventos. Somos uno, no hay distinción porque ellos hacen rap o reggaetón. Hubo una evolución en el rap chileno, todo es parte de la industria musical, y la cultura está siendo más tolerante: eso le faltaba harto al rap chileno, ser tolerante.

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¿Y por qué cree que hoy un disco de rap puede pasar desapercibido?

La gente está enfocada en otro estilo. Te voy a contar algo que he visto, no es una crítica, sino un retrato de cómo ha avanzado la cosa. Los raperos que antes representaban al rap chileno cuando yo era chico tenían toda la energía. Ahora están más grandes, hacen otro tipo de música, y son más de hablar de lo que han vivido, aprendido y leído. Un niño escucha eso y no está viviendo eso, no se identifica. Y luego escuchan a un cabro de trap con 19 o 20 años, que está diciendo “estoy aquí, voy a ganar, voy a salir a la calle, voy a triunfar con los míos, lo quiero todo”. El niño escucha eso y dice “¡Oh, bacán! ¡Quiero ser así!”. Eso me representaba así de los raperos de Nueva York, que hablaban de salir de la calle, ser reales, tener respeto. Y luego llegó Eminem, 50 Cent… pa’ mí eso es rap, no hip hop. Snoop Dogg se salva porque tiene una parte importante en la cultura del hip hop. Nosotros hacemos hip hop cuando conversamos con la gente y podemos aportar, pero cuando hacemos música somos raperos, no hip hoperos, porque ese concepto para mí no existe hoy en la música. Los talleres y conversatorios son hip hop, y valen más la pena que la música. Hoy en día cualquiera puede hacer rap, hermano. Ha habido veces que se me para un tipo al frente y se pone a rapear y le sale más de una rima buena y ni siquiera es rapero. “Segunda vez que freestyleo, hermano”, me dice. Los raperos se cierran mucho en decir “como somos raperos aquí nadie puede entrar”, como si fuera un pacto de sangre. Y ya no es tan así.

¿Esa idea del “pacto de sangre” quedó atrás o debe quedar atrás?

No, está intacta. Está en los reales: los que toleran a los demás, los que no andan criticando, los que aceptan todo, eso pa’ mí es hip hop. Hip hop pa’ mí es alguien que escucha trap y reggaetón sabiendo que eso vino del rap. Hermano, eso salió del rap, tienes que darte cuenta. El rap tiene mucho potencial. Daddy Yankee hasta el día de hoy dice que es rapero, no lo he escuchado diciendo que es reggaetonero. Tiene un tema con Nas, pa’ mí ya es demasiado, haz lo que quieras después de eso: ahí ya te titulaste de ser rapero. Hermano, si te quedas intentando sobresalir con rimas – solo con rimas – no va a funcionar, porque va a llegar otro con un pensamiento mejor. El rap es generacional: en dos o tres años va a llegar alguien mejor que yo y voy a pasar a ser de la vieja escuela. Voy a pasar a ser veterano con 25 años.

Me hablaba ahorita de un disco de trap…

Tengo otro disco de trap, es una propuesta diferente, aparte de NFX, se llama X. Lo voy a sacar como NFX, pero no es NFX. Es como Madlib, cuando se pone un nombre diferente: va a ser otra parte ajena a esto, porque debe tener su identidad propia. Tiene su estilo, su color, no quiero mezclarlo con lo otro. Por ese lado quiero seguir creciendo como artista, porque hay veces que porque hacemos rap no nos llevan a los eventos. Dicen “ya, pero rap… ¿y qué más?” Y no es solo rap, es la intención, el show. Para que la gente sepa que hay algo más hay que sacar este tipo de música. Aa mí me gusta el trap y me representa, pero quiero hacerlo alejado de mi proyecto de vida. NFX es un proyecto aparte.

¿Pero por qué no cree que quepa el trap en el proyecto de NFX?

Porque es muy grande. Es muy importante. No podría sacarlo, así como si fuera un anexo, como un extra. Tiene que ser un proyecto o proceso aparte. Voy a sacar el disco y a estar dos meses solo tocando ese disco. Los eventos de rap normalmente se hacen en pubs, en discos, enfocados a un público rapero. Y hay un público más de fiesta: con este disco queremos abarcar todos esos lugares a los que no hemos llegado por no tener música de fiesta. Hoy a los raperos les quieren pagar menos porque dicen que no están llenando, ¿cachay? A nuestros eventos les va bien, casi siempre se llenan. Pero siempre, al principio, es como “¿cuánto cobran? Porque el rap no hace plata”. Y sí, pero, hermano, estás haciendo un evento, también estás ganando plata. Pero estos tipos de las discos tienen plata, hacen fiestas. Yo no quiero sacarle la plata a un rapero que está buscándose la vida y que quiere escuchar letras y vacilar rap. Prefiero que pague otro que quiera enfiestarse y que no le importe la música.

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Hermano, te lo juro. Mi idea es, algún día, cuando tenga suficiente plata, dejar de tocar en eventos de pago y solo cantar en eventos gratis. Porque puedo ganar plata de otra forma, streams, publicidad. En vez de cobrarle a la gente, prefiero que me escuchen a que me compren. Así es que gano valor. Así como en Hip Hop al Parque, que es gratis. En Chile no hay eventos así: imagínate cuánta gente no me ha escuchado a mí, o a la Flor o a los raperos chilenos porque no han podido entrar a nuestras tocatas. Acá es distinto, pueden ver a Smiff-N-Wessun, que son legendarios, y también a No Rules Clan, Aczino, Spektra de la Rima, NFX… Eso es lo que falta para que la música empiece a funcionar: que sean más oyentes que compradores.

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Acá ya estamos entrando en la parte de negocios de NFX. ¿Cómo organiza eso?

Ha sido entretenido porque he aprendido cosas que no eran así. Por ejemplo, yo ahora cuando hablo de querer hacer plata con la música, es netamente para hacer mejor música: comprarme un mejor micrófono, tener un mejor equipo, mejores videos, proseguir en esto. Y al principio pensaba que para tener plata había que tener un trabajo, pero serían ocho horas de mi día –que podrían dedicarse al rap– dedicadas al trabajo; luego llegaría cansado y no haría nada. Tenía que haber una forma. Hoy en día es muy diferente a antes, hermano. Yo empecé a ganar plata independientemente, solamente con YouTube, subiendo videos y monetizándolos. Las primeras veces que toqué solamente fue “ven, te invito a tocar y te doy algo de comer, así te haces conocido”. Cuando empecé a generar de esa forma decidí meterme de lleno para poder seguir cantando de esa forma, si no me daba con los eventos en vivo.

Ahí fui entendiendo cómo funcionaba la industria musical. Lo que yo quería como rapero, representar la calle, mantenerlo real, que no fuera comercial, era una idea tonta. Mi rap es un producto vendible. Toda la gente decía “extraño el rap de los 90, nadie lo hace”. Y llegué yo. Es como cuando quieren escuchar Bad Bunny, un producto vendible. Si te da hambre, McDonald’s: no es lo más rico, pero está en todas partes. Yo siento que mi música la he hecho con ese propósito, para poder sobrevivir, seguir haciendo música y que suene cada vez más underground, más rapero. Pero eso no lo puedo hacer con el Fruity Loops pirateado ni con las pistas de mi amigo de la esquina. Hay una inversión de por medio, a mí nadie me llega y me pasa plata. Si uno no vela por uno, no funciona. Y eso es gran parte del rap: apostar todo y dejarlo todo por rapear, y hacer que funcione.

Su último disco fue Heavy Machine Gunz, y me decía que era su disco favorito pero el que peor había sido recibido ¿Cómo fue hacer el disco y por qué cree que no ha sido tan bien recibido?

Rolando Fino, mi pana, que también es de H Empire, es muy bueno y tiene un estilo muy fresco. Yo quiero sonar antiguo, sonar clásico. Él no, tiene un estilo muy nuevo: es más Mucho Muchacho, como el Jonas; tiene más chuleo. Y nos juntamos y dijimos que teníamos que hacer el rap más rapero, más allá de que pegue o sea comercial. Ese disco lo queremos mucho, encierra muchos sentimientos rap, hermano. Todas las letras son enfocadas en un concepto, el flow. Queríamos hablar de la guerra que tenemos en el hip hop. El proceso igual fue entretenido porque teníamos el concepto de hacerlo así. Teníamos un amigo de Argentina, Ido Beats, que tenía pistas de ese estilo, nos las mandó y supimos que esas eran. Empezamos a escribir el disco en Chile, grabamos dos temas y nos fuimos a España a terminarlo. Cantamos allá, tuvimos un par de eventos y el equipo se devolvió con el disco listo.

Lo que pasa es que no le metimos publicidad, lo hicimos súper orgánico, lo movimos nosotros. La mayoría de la gente que compartió que escuchaba el disco era gente que nos seguía, no gente que está buscando rap. Estábamos lejos y nos estaba yendo bien. Tú entenderás cómo son las personas cuando hay éxito y cosas así. Igual hubo repercusión con el disco, por haberlo hecho en España, por el estilo, por lo que hablamos de la calle, de la guerra, de las armas. Era un concepto aparte para poder rapear otras cosas. Ese disco lo tocamos en vivo y la gente queda como ¡oh, wow! porque no ha escuchado esos temas. Igual tiene hartas reproducciones, pero no es el mismo éxito que tuvo el primer disco. Eso hace ver que, aunque hagas las cosas bien, influyen muchos factores para que al resultado final le vaya perfecto. No solo es dar 100% y esperar ahí calmado.

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¿Cómo le fue en esta visita a Colombia y en Hip Hop al Parque 2019?

Con esta es la tercera vez que vengo acá y, realmente, hermano, no logro asimilar lo bien que nos fue en esta vuelta. Aparte de que el show salió bien y funcionó todo, mucha gente nos empezó a felicitar, tuvo repercusión, me voy feliz por eso. Por la escena del rap, por nosotros mismos. Me voy demasiado contento, vine netamente a hacer música esta vez y aproveché el tiempo al máximo. Es increíble Hip Hop al Parque, en Chile me felicitaron por venir, había que aprovechar el momento exacto para venir.

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