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Maná está que arde, pero aún moja la cama

¿Es Maná el equivalente a Ricardo Arjona pero en banda?

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Daniel Knighton

Aunque la banda lo considera su disco más sexy y caliente, “Cama Incendiada” prueba que Maná sigue siendo una banda crossover, que nunca ha saltado del todo al rock y que 23 años después de “¿Dónde jugarán los niños?” sigue viviendo en la misma habitación y escribiendo las mismas esquelas.

Por: @chuckygarcia

Tiempo atrás, tuve entre mis manos una edición gringa de la Rolling Stone en la cual la revista hacía un recuento de los 40 artistas de rock más vendedores de todos los tiempos, entre entradas de conciertos y discos en formato físico. Y Maná estaba ahí. Si mal no lo recuerdo era la única latina incluida, y como si fuera ayer no olvido que su nombre figuraba junto al de clásicos como Led Zeppelin y The Rolling Stones. Todo un récord para una banda que hacía parte del gran movimiento de “rock en español” de los 90, pero que ningún roquero sacaba a relucir en conversación alguna so pena del matoneo y más que nada porque se le consideraba una banda “pop”. Una banda “fresa”, como les decían en su país. 

Se cumplen más de 20 años de la salida del que quizás fue su segunda incursión discográfica más importante (el álbum “Cuando los ángeles lloran”, sucesor de su primera anotación en grandes ligas “¿Dónde Jugarán Los Niños?”); Maná prácticamente permanece en el mismo punto. En la misma frontera entre una cosa y otra. Y en un crossover eterno. Maná tiene entre su formación a uno de los mejores bateristas de rock del mundo, se llama Álex González, y si no se soportan a Maná pueden escucharlo tocar con De La Tierra (la banda que armó con Andrés Giménez de A.N.I.M.A.L., Señor Flavio de Los Fabulosos Cadillacs y Andreas Kisser de Sepultura); pero al mismo tiempo Maná sigue siendo esa banda capaz de acuñar en sus canciones frases que harían sonrojar al propio Ricardo Arjona (el poeta de la menstruación, aquel que no tiene escrúpulos para cantar cualquier cosa); o grabar canciones que parecen haber sobrado de las sesiones de grabación del disco “Mi tierra” de Gloria Estefan, editado en 1993.

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“Mis labios quieren bajar hasta tu pecera”, canta Maná en “Adicto a tu amor”, la canción que abre su nuevo álbum “Cama Incendiada” (se estrenó este lunes). Y el quinto tema de “Cama Incendiada” es “Mi verdad”, con la participación de Shakira, una especie de bolero de chimenea y vino caliente; de esos que embriagados por el ego de los propios artistas y como cualquier Nerón en Roma reducen a cenizas el valor musical de aquel género noble e histórico con tal de construir su propio palacete.

Sí, Maná bien puede estar que arde con su disco nuevecito, pero aún moja la cama. Sigue metida de cabeza entre las aguas de las fórmulas musicales más comerciales del mercado latino, y el flotador en este caso específico se llama George Noriega, productor de Shakira, Ricky Martin y J-Lo, entre otras salchichas de paquete. Que siete de las diez canciones que contiene “Cama Incendiada” hayan sido coescritas por el propio Noriega es como una forma más de frotarse las manos y asegurarse de que el dinero por ventas de copias físicas o en digital y la reproducción de los temas en las radio estaciones entrará en las arcas; pues para escribir una letra como la de la canción que le presta su título al álbum no hacen falta cuatro manos, y con un diccionario de spanglish hubiera bastado:

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“Y sé que besa rico, allá con otro chico, I saw you con otro güey, no, and that’s no right, no, no, no that’s no right / Me tienes , me tienes, me tienes, la cama incendiada en el fuego de tu amor, y sin dormir”.

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Nota Shock: Si no está de acuerdo con el columnista y por el contrario es el más grande fanático de Maná, puede participar por una discografía generosa de la banda mexicana AQUÍ.

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