N Hardem + Las Hermanas en el Colón: un triunfo del rap local

El negocio de la música ha creado fenómenos muy injustos. Programadores de festivales y salas de conciertos, dueños de bares y gestores culturales constantemente se estrellan con la necesidad de reducir costos a la hora de montar shows en vivo, sacrificando número de integrantes, instrumentos o elementos escénicos. Por eso es tan común ver hoy en día actos comprimidos, con bajo despliegue escénico, y que no resulten muy costosos a la hora de montarlos en tarima. Afortunadamente la escena musical bogotana aún sigue teniendo espacios, gestores y artistas que le apuesten a una experiencia diferente: el pasado concierto de Las Hermanas y N Hardem en el Teatro Colón fue uno de esos momentos estelares que dignifican la música en vivo. 

A finales del 2018 las líricas de N Hardem y los beats de Las Hermanas (el proyecto de Diego Cuellar) se juntaron en el singular, experimental y soberbio álbum Rhodesia, en el que ambos artistas hicieron un exorcismo espiritual mientras que a la par dibujaron nuevos horizontes para el hip hop local. Desde entonces han mostrado su proyecto en distintos espacios y por eso recibieron la invitación del Teatro Colón para mostrarlo en vivo. Su show se dividió en tres momentos que, en términos generales, permitieron a los asistentes disfrutar de un show robusto, complejo, de diferentes paisajes y que pasó de lo hipnótico a lo emotivo.

Las Hermanas abrió con un set de pistas nuevas creadas especialmente para este toque. Diego Cuellar estuvo mezclando y usando sus sintetizadores durante 40 minutos detrás de una gran pantalla sobre las que se proyectaban imágenes fantasmales diseñadas y mezcladas en vivo por Sebastián Aldana. La progresión tanto de la música como de las imágenes fue de lo ligero a lo oscuro; sonidos brumosos que no solo usan el sampleo como herramienta sino como una forma de manifestación en sí misma. Es difícil ubicar lo de Las Hermanas como hip hop y lo que sucedió en ese primer momento fue un acto de ambient/noise semejante al de estar inerte ante un televisor con la señal dañada. El ruido de fondo se volvió el ruido de frente.

La entrada de N Hardem a tarima fue el paso de un trance a otro trance, un cambio en el nivel de hipnosis. Era hora del acto central, de tocar el celebrado Rhodesia. Aunque la pantalla ya no tapaba lo que pasaba en tarima, imágenes creadas y mezcladas por la artista Nideaver siguieron acompañando la presentación. Era un tránsito perfecto pues a pesar de que ahora había una voz sobre los espesos beats, las líricas de Hardem no eran fáciles ni explícitas.

Culminado el Rhodesia, Las Hermanas abandonaron la tarima dejando a Hardem juntó a su banda en vivo, la United Fruit Company, ensamble que reunía al DJ Ecks, bateria, bajo y teclado. Era el momento de ver rap en todo su esplendor, con los matices y profundidades que este formato prestaba. El rapero bogotano interpretó piezas de todos sus álbumes que se han destacado por ser totalmente diferentes entre sí gracias al hábito de Hardem de trabajar con productores distintos en cada proyecto. Invitó a tarima a Mismo Perro y a Gambeta, demostró toda su riqueza verbal, y emocionó al público que lo acompañó cantando y poniendo las manos en el aire.

Estas son las mejores imágenes de un momento de lujo, de esos que uno quisiera que la practicidad que impone la economía, no se sepultaran para siempre. 

Fotos: Javier Quintana

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