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Sobre cómo escapar de la jaula narrativa. Una entrevista con Föllakzoid

En una búsqueda natural por desestructurar la narrativa, nació Föllakzoid, una de las agrupaciones de abanderados de la sicodelia latinoamericana.

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Hablar de sicodelia no es suficiente para dar con el sonido de Föllakzoid. Son uno de los proyectos chilenos de música experimental más celebrados en los escenarios del mundo. Asentados entre las filas del sello neoyorkino Sacred Bones Records, a este trio se los reconoce como abanderados de la sicodelia latinoamericana, pero son más bien rock espacial hipnótico. Suenan a vibraciones rítmicas que se repiten y que emanan de un trance casi que espiritual. Un trance que también son capaces de provocar.

Por: Fabián Páez López @Davidchaka

Föllakzoid es un trio que, aun tocando en calzoncillos, destila imponencia. Además de la psicodelia, también se lo ha ubicado entre los terrenos del Krautrock, ese movimiento ligado al rock progresivo que se originó en Alemania en los 60 y en el que primó la deconstrucción y la deformación de las estructuras formales de la música. Estructuras de las que Föllakzoid se desmarca con facilidad, tal vez no influenciados ni por la psicodelia ni por el Krautrock, sino como una búsqueda natural de salirse de esos senderos ya demarcados.

Hasta hoy, acumulan tres álbumes y un EP en los que no solo exploran el sonido, sino también la forma de concebirlo. Esa exploración, manifestada en tracks de más de 10 minutos que lo sumergen a uno en una especie de letargo hipnótico, les ha abierto las puertas de festivales en todo el mundo. Desde la oferta festivalera local con el Lollapalooza, el Festival En Órbita o el Fauna Primavera hasta el escenario principal del epicentro mundial del techno, Berghain en Berlín.

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Por estos días preparan nuevas colaboraciones con uno de los productores con más versiones en la escena, Uwe Schmidt; trabajan en un remix para David Grahan de Depeche Mode y se alistan para visitar el Festival Centro. Hablamos con Domingo García, guitarrista de la banda, sobre su llegada a Colombia y sobre cómo escapar de la jaula de la narrativa convencional.

Domingo, ¿en qué anda Föllakzoid por estos días de año nuevo?

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Estamos en varias cosas. El año pasado hicimos un break de tres semanas y hasta ahora volvemos a tocar. Estamos haciendo unas presentaciones secretas en Santiago donde estamos jugando a destruir las estructuras de las canciones que tocamos. O bueno, más que destruyendo, depurando. El procedimiento actual tiene que ver con capturar esas depuraciones que salieron de ejecutar nuestras piezas y luego vamos a trabajar en una dinámica colaborativa con Atom TM. Vamos a intentar reorganizar estas sonoridades de forma no-narrativa. Y vamos a hacer nuestra nueva placa. Ahora comenzamos el proceso de cómo hacer el nuevo disco, pero más que nada porque nos toma un tiempo en alterar el proceso de cómo se hace un disco, más que hacer un disco como tradicionalmente se hace o como lo veníamos haciendo. 

Este año se va a editar para el Record Store Day un 12 pulgadas de Sacred Bones: fueron sesiones que grabamos en London con Jason Pierce de Spiritualized. Son dos canciones de Föllakzoid pero el cuarto integrante debe haber sido Atom, que reversionó en vivo los temas. Además, durante este año va a salir un remix que nos pidió Dave Grahan de Depeche Mode para uno de sus singles en su proyecto solista

Su casa parece estar más en otros lugares del mundo que en su ciudad natal. ¿Cómo está la escena alternativa en Chile?


Viajamos mucho afuera del continente porque lamentablemente estamos en un rincón. La demanda por nuestros shows y la distribución de nuestro sello es mayoría en el norte. Desde ahí surgieron muchas posibilidades de girar para nosotros, ese es el trabajo que tenemos hace cinco años. La banda tiene diez pero llevamos cinco girando mucho. Eso, de alguna forma, obligó a que nuestras presentaciones en Chile fueran cada vez más esporádicas. Ahora tenemos un público claro y una prensa que nos menciona cuando estamos acá pero nuestro trabajo nos obliga a estar poco por acá. 

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¿Y cuál ha sido el show más extraño que han dado?


Una vez tocamos en calzoncillos en Suiza en un subterráneo. Era un lugar como para jugar un juego de cartas, que no lo gramos descifrar cuál era, pero había mucha gente jugándolo mientras nosotros estábamos en calzoncillos como músicos del bar. Siempre tocamos en barcos en París. Y también tocamos en el main room del Berghain en Berlín, eso fue bastante extraño. Cada uno tiene su cosa especial.

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¿Y el más grande?

Hemos tenido varios hitos. La primera vez que fuimos a Estados Unidos y tocamos en el SXSW salimos un par de veces en el New York Times. Después, cuando lanzamos nuestro disco el año pasado en New York, Jim Jamrush nos abrió el show y se llenó todo. El disco incluso era disco del mes para la disquera. Después, tocamos en el Primavera Sound y fue muy cool. También cerramos un día el Roskilde en Dinamarca y nos fue muy bien. 

¿Crees que la música de la banda ha sido influenciada por otros terrenos del arte como el cine o la literatura?
 

La banda no tiene un producto específico ni una producción en serie, pero si tiene un procedimiento de creación, de cómo formulamos nuestras canciones. Si quieres empatarlo con otras disciplinas, se relaciona con lo literario que no es narrativo, con lo cinematográfico que es sensorial, con la música que es disonante, con el uso de silencios como elemento. Esos son los referentes para poder depurar el propio idioma de la banda. 

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¿Y tienen algún referente visual para sus shows o videos? Lo que hace es música que puede llegar a evocar muchos paisajes visuales.

Soy director de cine. Hice una película no narrativa que se llama Partir To Live, que también fue editada por nuestro sello Sacred Bones y fue musicalizada por Jozef Van Wissem, con quien la musicalizamos en vivo en más de diez festivales internacionales. Y por supuesto que la no narratividad de nuestro viaje tiene como música incidental o evocadora muy ligada a lo visual, pero en el caso de Föllakzoid, más que evocar imágenes de una película, es evocar imágenes psíquicas, un estado de trance que evoca arquetipos personales pero colectivos. 

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¿A qué tipo de estados mentales nos metemos con Föllakzoid?

Un estado de unión, podría decir. Ya sea con ellos mismos, con el resto, o de unión con la desunión. 

Ahora hay varios artistas latinoamericanos que además de experimentar con lo electrónico, o con sonidos más contemporáneos, incluyen también sonoridades andinas. ¿Crees que son parte de una ola que está tratando de empatar esas raíces con lo nuevo?
 

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Tengo que discrepar contigo, porque conozco la operación que señalas cuando un músico, ya sea electrónico de rap o de rock, cita esos elementos directamente aludiendo a armonías o tonalidades andinas. Por ejemplo, el uso de una zampoña en una canción house. En un lenguaje, esa relación es inexistente y la presencia de los elementos andinos apareció dentro de la necesidad de la métrica de la electrónica que debe contener cierto momento de explosión. Requiere siempre una figura como que abra el portal y permita soltar y volver a contener.

Cuando nosotros llegamos a hacer nuestra composición y queríamos sonar como nosotros, emanó de nosotros escalas ancestrales que se repiten en todos los andes y la verdad es que ninguno de nosotros es un estudioso aplicado de esas armonías triangulares andinas, pero el hecho es que se manifestaron en nuestras tonalidades y nuestros instrumentos, pero la clave es casi milenaria de muchos rituales de los andes. No tenemos ninguna prenda, bandera o sonido que emule directamente, porque creemos que el lenguaje musical tiene vida propia y para que exista de forma verdadera tiene que estar construido sobre sí mismo, y no adornado con una pista de algo. No soy muy fan de la operación de quitar elementos andinos en géneros posteriores en forma de adorno. Si es a forma de estructura, perfecto, pero no es un adorno.

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Ahora están trabajando de la mano de un tipo como Atom TM. ¿Cómo ha sido esa conexión?

Este año, el disco que vamos a hacer ahora, lo vamos a fichar como productor, porque creo que la narrativa que ya conoces, está demasiado muerta; ya sea lineal o hacía abajo o hacía el medio. Y Uwe  Schmidt (AKA, Atom y todos sus seudónimos) tiene la cohesión de que su obra está ligada al estudio del lenguaje, como metalenguaje. Sus canciones tratan sobre el medio, entonces quien mejor para crear una narración no convencional, quien mejor que él que conoce las jaulas de la convencionalidad narrativa. 

¿Cómo se sale uno de la narrativa convencional?

La jaula narrativa que te planteo está presente en todas las interacciones. Tiene un hola y un chao y un desarrollo y una idea que se intercambia. Tiene una pelea o un final feliz. Pero esos son los encuentros y los poemas y las películas. De alguna forma en las canciones, en las que la idea siempre ha sido depurar esa estructura hacía un momento que sea ‘en sí mismo’. Que no tenga propósito, pero que cuando exista esté vivo. En el disco anterior aún estábamos con ese formato, pero he ahí el trabajo o la presencia que haremos con Uwe de desestructurar la narrativa y al mismo tiempo que sea sostenible en sí misma. 

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Vienen a Colombia por primera vez a tocar en el Festival Centro

Si, estamos muy contentos. Y aprovecho para decir que por la coincidencia sincrónica, mis compadres del sello Diamante Records: Daniel Klauser, Matias Rivera y Nabucodonosor van a estar tocando los mismos días que yo voy a estar allá, en Videoclub.

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¿Planearon algo más para su visita?

Voy a saborear, tomar buen café, compartir con mis amigos, escuchar música y hacer un gran show. 

 

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