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Una charla con Chocolate Remix, la pionera del reggaetón lésbico

Puristas de los cuerpos desnudos y puristas del género musical, esto no es para ustedes.

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Captura de YouTube

¿Existe el perreo libre de acoso? ¿Tiene que cantar Maluma con lenguaje incluyente, ‘Felices las y los cuatro’? ¿Se puede cantar reggaetón en medio de cuerpos de mujeres desnudas y ser feminista?

Por Fabián Páez López @davidchaka
 

Romina Bernardo es una pionera abiertamente feminista en un entorno particularmente dominado por hombres. Su proyecto, Chocolate Remix, nació en Buenos Aires y la convirtió en pionera del reggaetón lésbico. Empezó a sonar hace cuatro años con una ‘tiraera’ dirigida al clásico reggaetonero 'macho' hablando de mujeres y de sus posesiones. O sea, a casi todos. Entró a jugar el mismo juego.

Para Romina, ser mujer, lesbiana y hablar de sexo en un lenguaje dominado por tipos que salen en videos con un montón de viejas en vestido de baño al lado, es mucho más transgresor que ver a Maluma cantando canciones sobre el heteropatriarcado o el sexo consensuado, como si se volvieran realidad los memes de la cuenta Maluma Feminista. 

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Inspirada en nombres clásicos como el de Daddy Yankee o los Luny Tunes, Romina, que antes ya estaba metida en el mundo del arte y de la música, salió de su zona de comodidad y armó un proyecto con potencial para desbaratar los juicios de género alrededor del ritmo latino que más suena en el mundo. Juicios que, muchas veces, hay que decirlo, no son más que la manifestación de un complejo de clase enclosetado.

El próximo 24 de noviembre el Festival Kuirla trae a Bogotá y hablamos con ella:

¿Qué es Chocolate Remix?

El proyecto ya tiene un poco más de cuatro años. Yo le he puesto Lesbian Reggaetón, y lo que hago sinceramente es reggaetón lesbofeminista, en donde los pilares fundamentales a la hora de pensar el proyecto fueron: por un lado, jugar con este imaginario que tenemos asociado al reggaetón, que al menos en nuestro imaginario, siempre hay al frente una especie de hombre macho reggaetonero que es el que canta, es un poco chiste y una burla que tiene que ver con, justamente, sacar a ese macho reggaetonero y poner en su lugar a una lesbiana, lo que cambia totalmente el orden de las cosas a la hora de pensar estas lógicas. Por otro lado, es tomar una característica del reggaetón, que es que usualmente las letras hablan mucho de sexo y aprovecharla para hablar de otras formas de sexo, formas de placer que están mucho más invisibilizadas.

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¿Te gustaba el reggaetón antes de Chocolate Remix o fue un experimento inspirado por esa fusión queer/popular que hacían grupos como Cumbia Queers?

Si yo te soy sincera, a mí el reggaetón me gusta y me gustaba. Siempre lo he bailado. En algún punto me hacían mucho ruido las temáticas o las letras y me hacía mucho ruido que en general los exponentes eran varones, lo que decía no tenía mucho que ver conmigo. Acá en Argentina se empezó a escuchar como a principios del 2000. Desde ahí yo lo escuchaba, me gustaba y tenía esta idea medio en la cabeza. Claramente, como vos lo mencionabas, las Cumbia Queers, que son un grupo de acá de Buenos Aires, han sido para mí una referencia dentro de lo posible: una formación hecha por mujeres de música popular, pero con otro perfil. Musicalmente, mis referencias eran los mainstream, porque no había otro reggaetón, o al menos acá no llegaba y yo no lo conocía. Mis referentes en cuanto a producción fueron los clásicos: Luny Tunes, por ejemplo. Con los mc lo mismo. Mujeres hay muy pocas, Ivy Queen por nombrar alguna, que además también tiene temáticas que son feministas, aunque ella tampoco era una mujer que estuviera adentro de los espacios feministas. Pero bueno, fuera de eso, referentes sobre cómo ser un mc, en el sentido no de lo que hablan, sino de cómo cantan, son los mainsteream: daddy yankee o lo que todo el mundo conoce

A veces pasa que incluso el reggaetón es el patito feo de los géneros, como que la gente lo señala no solo de machista, sino que mete ahí sus prejuicios de clase para diferenciarse de la gente que lo escucha.

Sí, totalmente. Además, digo, es una cuestión simbólica en tanto que, para todos nosotros, por su cuestión más cruda en el estilo, y porque las letras son muy literales, el imaginario que tenemos del reggaetón es que es un estilo machista. Machistas son todos los estilos que se han hecho en el último milenio, porque el patriarcado no nació hoy. Cualquier estilo tiene letras machistas, sea rock, pop o cualquiera. Particularmente con el reggaetón pasaba esto como de la obviedad, o de justamente este imaginario de poder trabajar con eso. No quiere decir que otros estilos no sea machistas o misóginos. Yo estoy de acuerdo con que el reggaetón es machista porque machista es cualquier estilo. Pero justamente a mí es un estilo que me da pie para poder trabajar con cuestiones simbólicas muy fuertes y muy obvias a la hora de poder jugar con eso, satirizarlo y demás.

A Maluma le han caído mucho recientemente por letras como la de 4 Babys...

En mi opinión, hay una confusión que se viene arrastrando desde hace bastante tiempo. Y no sé decir si es meramente algo que se viene acoplando desde el feminismo o en líneas generales: es una idea de pensar que todo lo que está vinculado con el sexo es machista. Entonces, cualquier canción que habla mucho de sexo, automáticamente, se le ve como algo machista. Y yo creo que hay que empezar a revisar esto un poco, porque detrás de esas ideas se esconden otras cuestiones morales que no tienen que ver con si es machista o no es machista. El problema con Maluma, o con cualquier exponente varón que canta sobre sexo, es que ellos están enunciando un montón de cosas que no las enuncian las mujeres, entonces la voz que se escucha es la del varón: donde él dice qué es lo que a ella le gusta, qué es lo que ella quiere y no es ella la que dice lo que realmente quiere o le gusta. Para mí el problema pasa más por ahí. Porque que un varón hable de sexo y de su propia perspectiva del asunto, no me parece mal. Me parece mal que se intente invisibilizar la voz de las mujeres en un género donde, no tengo la estadística, pero el 99% de los que veo son varones. La voz que se escucha y prima es esa.

Hoy parece que se cuida mucho más el lenguaje incluyente que pensar en la posición desde la que se enuncia...

Principalmente lo del lenguaje cambia en tanto cambia la persona que lo enuncia. No es lo mismo Maluma hablando de sexo que yo hablando de sexo, al ser yo una mujer y tener yo mi propia visión del sexo, del placer y de un montón de otras cosas. Eso ya lo va a hacer más incluyente. Si viene Maluma y utiliza lenguaje incluyente, pues bueno, pero no va a dejar se seguir siendo un varón, blanco, que está cantando sobre los demás. El tema pasa un poco por ahí: que entre otras voces tengamos la posibilidad de decir qué hacemos, cómo queremos las cosas, cómo disfrutamos. La principal inclusión pasa por ese lado, no porque Maluma empiece a hablar teniendo en cuenta la visión de los demás.

En YouTube, por ejemplo, tuviste un caso de censura con alguno de tus videos porque mostraba cuerpos desnudos. Tiene que ver también con la exposición y la sexualización de los cuerpos que hablabas. Usualmente no se distingue entre la censura de género y la censura moral.

Evidentemente genera mucho más rechazo para un montón de ambientes un video como el mío, donde se ven mujeres reales, que están disfrutando entre ellas. Porque lo que se ve en el video que me censuraron es justamente eso: muchas mujeres diversas, con cuerpos reales, que están en una cama disfrutando entre ellas. El video tiene tintes eróticos, pero no es pornográfico, no es totalmente explícito. Se sugieren cosas, pero yo he visto videos que tienen contenido mucho más sexual y mucho más explícito que no han sido censurados. La censura, evidentemente, pasa por otro lado. A la sociedad le cuesta un montón aceptar otros imaginarios que no son los establecidos, porque en cualquier canal de Latinoamérica una prende la televisión y en un montón de ocasiones aparecen mujeres que, si tienen un centímetro más de ropa que las chicas que aparecen en mi video es mucho, y, bueno, no veo yo demasiada diferencia. Sin embargo, a nadie le molesta que la familia se siente a cenar y vean ese tipo de programas, pero sí cuando ven un video como el mío, donde hay todas mujeres y además lesbianas, ahí si les parece que es desagradable. Entonces hay que ver cuáles son las cuestiones que están aceptadas y cuáles no, y cuáles son los motivos que están detrás de eso.

¿Cómo fue pasar de una onda más dedicada a la sátira del estereotipo de reggaetonero en tus primeras canciones, a lo que haces en el disco, un trabajo, por decirlo de alguna forma, más serio?

La sátira es uno de los recursos a la hora de hacer un discurso. También hay otros y uso los distintos recursos en distintos momentos y hago combinaciones también de esos recursos. El primer video es, fundamentalmente, una sátira y lo más obvio que aparece ahí es eso: porque en algún punto, en esa canción, el chiste un poco es como una ‘tiraera’, donde todos los reggaetoneros se van contra todos diciendo ‘yo tengo más mujeres, más autos o esto y lo otro’. Y al final, aparece una lesbiana que dice que ‘yo soy mejor que ustedes porque en algún punto hago cosas que ustedes no harían y por eso las mujeres me prefieren a mí’. Es un chiste. Uno que tiene que ver, justamente, con respetar esas lógicas que tienen que ver con la tiraera y el reggaetón. Pero bueno, ya para el chiste estuvo bien. Lo hago en ese video y en esa canción. Pero no quiere decir que constantemente me mantengo en ese discurso y hablando con la misma figura retórica. Yo uso diversas figuras que nos sirven en cada momento para hacer o decir cosas distintas.

Buscando tus videos de YouTube me han aparecido muchas recomendaciones que tienen también esa onda. Un poco queer, feminista o trangresora del género. Proyectos como Sudor Marika, Krudas Cubensi o Renee Goust. ¿Hay una movida en Argentina?

Creo que ha habido como un clic y que ha generado una escena en donde muchas de las personas que estamos haciendo este tipo de música nos hemos inclinado por géneros populares, que también han sufrido de alguna manera la censura, por una cuestión u otra. Tiene mucho que ver con eso de agarrar ritmos que han sido discriminados por una cuestión de clase y aprovecharnos de un montón de cosas que ofrecen estos ritmos: generalmente son superpegadizos, invitan un montón a bailar y podemos aprovecharlos para dar otro tipo de discursos. Es una escena que ha surgido en los últimos años. Si bien este es el primer proyecto de reggaetón con estas características, yo creo que hoy dentro del feminismo, incluso dentro de espacios de feministas radicales, se escucha un montón de reggaetón. Hay un poco de gente comprendiendo cosas. Muchas hermanas me comparten cosas de bandas que generalmente no se dedican al reggaetón, pero les ha gustado el estilo y se han copado en hacer uno o dos temas de reggaetón. En Argentina el reggaetón no es lo más fuerte, acá pega mucho más la cumbia, y las Cumbia Queers justamente han sido pioneras en eso.

¿Crees que puede haber reggaetón, hecho por mujeres, y machista a la vez?

Que sea feminista o que no lo sea, es algo difícil de medir. El feminismo es una forma de ver el mundo, de cuestionarlo y de buscar la igualdad. Quizá no solo de género, sino de la igualdad en líneas generales, por distintas cuestiones. Hoy el feminismo abarca mucho más de lo que abarcaba antes. El feminismo es un género que va mutando y que va cambiando porque van surgiendo nuevas problemáticas, nuevas formas de ver los problemas. El feminismo tiene que ver con una forma de ver y una forma de cuestionar imposiciones históricas. Entonces, decir que algo es o no es feminista depende de muchas variables y del contexto. Hay muchas cosas que en su momento tenían una implicación social feminista, pero si las vemos hoy, en retrospectiva, quizá no lo serían. No sé si Ivy Queen, en su momento, se definía como feminista, o si conocía el movimiento, pero al ser ella una mujer en un mundo totalmente de hombres, cantando reggaetón, y en un montón de situaciones cuestionando muchos valores y códigos, es algo absolutamente feminista desde mi punto de vista. Y, por ejemplo, yo creo que hoy cualquier mujer haciendo música ya es un hecho feminista en tanto la mayoría de los escenarios a nivel global están principalmente copados por varones. O sea, una acá va a un festival de rock, por ejemplo, y te diría que el 80% de las bandas son de varones. Los técnicos que se ocupan del sonido o del escenario son, generalmente, varones. Ahora, con qué vara medimos si algo es feminista o no, depende del contexto y de quien lo mire. Hay gente que tiene una intención de dar un mensaje abiertamente feminista, gente que está mucho más involucrada con discursos feministas y es probable que su música tenga un carácter mucho más feminista, pero, aun así, por el hecho de que sea una mujer cantando ya hay una ruptura en algo donde la mayoría de los exponentes son varones. ¿Qué nivel de feminismo tiene? No sé. Me parece que no pasa por juzgarlo de esa manera.

Con las nuevas olas de feminismo, a veces muy pop, parece que también se cierra el discurso a círculos de intelectuales o artistas o “académicos del género”. ¿Crees que incluir al feminismo en géneros populares es una forma de hacerlo masivo?

Yo coincido con vos en eso. A mí una de las cosas que me interesaban mucho de género, era el hecho de que sea un género popular. En algún punto me parece que muchas de las cosas de las que estamos hablando a veces circulan en pequeños espacios y no generan grandes cambios sociales. Ese es uno de los motivos por los cuales me interesé en este género. Pero la verdad es difícil poder llegar a esos otros espacios, porque se siguen manejando con otras lógicas. Aunque me encantaría, a mí no me invitan, por ejemplo, a un festival con Daddy Yankee. El empresario sabe cuál es su público. Evidentemente no es a lo que los productores, que seguramente tienen otro punto de vista, están apuntando. Hay un montón de otras cosas por las cuales se ve truncado que esto llegue a otras personas. Yo cuando hago las letras trato de hacer siempre letras que sean sencillas de entender para cualquier persona que no domine un léxico particular del feminismo; por ejemplo, uno a muchos le dice 'patriarcado' y no saben lo qué es y tampoco tienen que saberlo. Yo no tengo ninguna canción con la palabra 'patriarcado' porque me parece que no es entendible. También me interesa respetar o seguir esa sonoridad de lo popular. Ese es mi aporte, lo que pasa es que eso no solo queda solamente en las manos de una. El hecho de que una cosa llegue más lejos también tiene que ver con los medios que te difunden, con los productores que apuestan a tu proyecto. Ahí es donde me parece que también te limita esta llegada a otros espacios que no son solamente más intelectuales, o de movimiento artístico, que por ahí son los que se han interesado en lo mío. Pero bueno, lo que yo hago tranquilamente puede llegar y ser entendido por cualquier persona, pero tiene que llegar a otros espacios también. Y hay que ver esos otros espacios qué tan preparados o no están para recibir un discurso como el mío, no porque no lo entienden, sino porque definitivamente, puede no gustarles también.

¿Cómo hace uno para no caer en esa delgada línea entre la censura moral y la censura de género?

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No hay una fórmula. Incluso yo, siendo mujer, o cualquier otra mujer que ha sido criada en un sistema como el que hemos sido criados, tiene todo un trabajo para deconstruir un montón de ideas que tenemos y que naturalizamos y que a veces no nos damos cuenta que es machista y lo es. Entonces, más que nada, la cuestión es el punto de vista que una tiene. Es justamente intentar cuestionar o reflexionar sobre estas cuestiones e ir más allá. Es una actitud que una toma, porque en definitiva ¿cuál es el punto? ¿Que te digan que no sos machista? No, el punto es tratar de desarmar y desentrañar este sistema superinjusto en el que vivimos. Cada persona que siente un compromiso con la causa lo que va a hacer es tratar de cuestionarse, tratar de interpelarse. Y tiene que ver más que nada con una actitud en donde revisas las cosas que hacés. Y piensas si lo que estás haciendo afecta de alguna manera, directa o indirectamente, a ciertas causas, luchas o desigualdades. Probablemente, vamos a caer un montón de veces en el machismo, porque es el sistema en el que hemos crecido, es una forma en la que nos han enseñado el mundo y sus lógicas. El punto está en no quedarnos en esa comodidad. Si lo pensamos en términos de género, es decir, si yo estoy en el lugar de privilegio, lo mínimo que puedo hacer es cuestionármelo. Más que tener una bandera.

En últimas todo tiene que ver con una posición de dominación/dominado, habría que restar importacia al discurso...

Total, claro, porque además es una manera de entender las relaciones y los vínculos de cualquier tipo. Entonces, cuando una empieza a pensar de esa manera, automáticamente va a empezar a cuestionar cualquier relación de poder o cualquier vínculo por el cual uno tenga privilegios por sobre la otra persona.

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