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Underworld, “el punk era mainstream vestido de manera segura” y Transmilenio

Hablamos con Karl Hyde, mitad del dueto Underworld, sobre revoluciones, arte y si se imaginan haber nacido en un país como Colombia.

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Foto: Camilo Rozo

Cuando se habla de Underworld es facilísimo reducirlos, por puro desconocimiento, a que es la banda que ayudó a inmortalizar a Trainspotting (1996) de Danny Boyle como icono de esta generación gracias a que Born Slippy perteneció a su banda sonora (y eso que no se habla de que por poco la canción se habría quedado por fuera). Pero el dueto de Essex (Inglaterra) integrado por Karl Hyde (a quien entrevistamos) y Rick Smith es mucho más que eso, es mucho más que uno de los pioneros del tecno, es mucho más que frenesí rave.

Por Juan Pablo Castiblanco Ricaurte - @KidCasti // Foto: Camilo Rozo (cortesía Páramo)

Es lógico que tras más de 30 años de carrera un artista se aburra de hacer lo mismo y en el caso de una agrupación cuyo hogar son los clubs y las pistas de baile, los espacios de reinvención parecen ser pocos. Pero desde lo fiestero, o más bien, desde la celebración de la vida desde el baile y la música, Underworld ha explorado múltiples posibilidades del tecno, el dub, el house, la improvisación o el ambient.

Mientras el incansable Rick Smith compone un repertorio amplio y sigue revisitando sus viejos hits y modificándolos para asegurar que Underworld sea siempre una banda vigente, Karl Hyde agrega el aspecto humano, poético e introspectivo a la banda.  En noviembre de 2018 dieron a conocer su ambicioso y multicolor proyecto Drift (un término ambiguo y abierto que, usado para describir cierto tipo de carreras automovilísticas callejeras, les ha servido para ambientar esta fase musical en las miles facetas de la vida urbana): 52 canciones en 52 semanas que hicieron mientras giraban, que regalaron para descarga libre, que subieron como videos, que se convirtieron en diario de viaje.

Justamente este 1 de noviembre de 2019, cuando estén tocando por segunda vez en Bogotá en la épica fiesta Comunión junto a Digitalism, Ha$lopablito, Las Hermanas, N Hardem, entre otros, cerrarán la etapa Drift y lanzaran los correspondientes compilados físicos y kits de colección. Con Drift, Underworld mostró la posibilidad que tiene su música de ser extática, melancólica, nostálgica e irreverente a la vez: el tecno y el house como su forma de registrar su paso por el mundo. Por eso, ir a verlos es de cierta forma entender cómo puede funcionar nuestro paso por esta vida moderna.

A propósito, los Underworld ya saben lo que es montar en Transmilenio.

 Hablamos con Karl Hyde.

La música de Underworld tiene que ver directa e indirectamente con hechos y la vida en Inglaterra. En el 2018, por ejemplo, crearon el Manchester Poem Project, un proyecto que buscaba generar conciencia sobre los habitantes de calle en dicha ciudad. ¿Alguna vez han pensado qué pasaría si hicieran su música en un país diferente? ¿En Colombia, por ejemplo?
Es muy interesante eso. Lo que fue importante en su momento fue la explosión del acid house y todos los raves ilegales que se estaban haciendo en el Reino Unido. Esa contracultura evolucionó como una respuesta al gobierno del momento y a la falta de voz que la juventud tuvo en los 80. Nacimos de esa mentalidad, y de la emoción de tener una voz sin que hubiera una cultura mainstream oprimiendo. Cuando éramos jóvenes el concepto del punk era ser contracultura, una reacción contra el mainstream, pero en realidad era el mainstream vestido de manera segura. Cuando el acid house surgió era una verdadera contracultura, una revolución de hecho, algo que se apartó de la industria, de todo el mainstream, y que pudo sobrevivir por sí mismo. Por eso era muy importante haber estado en el Reino Unido en esa época.

No creo que hubiera podido pasar en otro lugar. Teníamos muchas raíces en la cultura de nuestro país. Hay una mentalidad dentro del Reino Unido que siempre ha tenido una naturaleza rebelde. La música ha sido el lugar donde la clase trabajadora ha podido encontrar una voz y dinero para poner comida sobre su mesa. Vengo de una familia de clase trabajadora donde solo había dos caminos para emerger: el fútbol o la música, y yo era muy malo jugando fútbol. Era algo que estaba muy arraigado en la mentalidad inglesa, la forma en la que veíamos la música, de separarnos, de responder a lo que es normal. Esas son las raíces del arte para mí. El trabajo del arte es contradecir lo que es normal, encontrar otro camino.

Usted también es escritor, y un escritor que se inspira en los ritmos, sonidos y estéticas de la ciudad. ¿Qué tipo de inspiración encuentra en países latinoamericanos? ¿En ciudades como Bogotá?
Ustedes se toman la literatura, a sus poetas y escritores, muy en serio en Latinoamérica. Parecen ser una parte normal de la vida para muchas personas. En el Reino Unido está más separado. Si estás metido en literatura o poesía eres un tipo de persona muy particular, mientras que en Latinoamérica esto parece ser acogido entre más gente, lo cual es inusual. Eso me entusiasma mucho. Solo somos personas escuchando tonos de voces y las formas en las que la gente habla e interactúa. Encuentro eso muy inspirador como escritor, simplemente observar un ritmo diferente de vida.

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Muchos de sus discos cumplen en estos años sus vigésimos o trigésimos aniversarios. ¿Cómo se sienten respecto a ellos? Vistos en perspectiva, ¿sienten que aún los representan?
Siento que aún son parte de nosotros, algunos más que otros. Algunos me recuerdan lo afortunados que somos, algunos me recuerdan lo afortunado que soy simplemente por estar con vida, y lo afortunado que soy porque Rick sea mi compañero. Él simplemente no deja las cosas como eran, continuamente las retoca para que suenen frescas. Siempre dice que las cosas no son lo suficientemente buenas. Incluso si traemos una canción clásica, dice que no es suficientemente buena. Pasa mucho tiempo en estudio trabajando, a veces en detalles que pueden parecer muy sutiles, pero que son significativos cuando los tocamos en un festival en el 2019 y hace que no suenen como en un festival de 1999. Eso es importante también. Significa que tiene un sonido que no se siente fuera de lugar hoy en día, pero que a la vez recuerda nuestro linaje, nos lleva de nuevo a como era en las calles. Eso es muy interesante. Todas son historias y viajes que evocan momentos de nuestras vidas y significan algo para nosotros. 

Durante su carrera y particularmente en la serie Drift han hecho colaboraciones con varios músicos y bandas. Incluso usted hizo un disco con Brian Eno. Ahora que las colaboraciones se volvieron una tendencia impuesta desde el pop y el reggaetón a la música comercial, ¿cómo manejan las colaboraciones con otros músicos? ¿Qué buscan en los artistas con los que trabajan?
Algunas veces simplemente se trata de con quién te atrae trabajar. He hablado con The Necks desde hace un buen tiempo, he trabajado con ellos muchas veces, y he hablado sobre ellos con entusiasmo. Así que de cierta forma era para callarme y decir "trabajaremos con The Necks". Pasamos un gran rato. 

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A menudo se trata de gente que nos emociona, que conocemos o que es amiga. A veces se trata de la magia de su música que te hace preguntar "¿qué pasaría si trabajáramos juntos?". Con The Necks parecía loco, pero cuando nos juntamos algo excepcional pasó. Es importante cuando hacemos una colaboración que todos abran sus mentes, que no se sabe qué vaya a pasar pero que eso está bien. No me ofenderás si no te gusta lo que hago, no me ofenderás si tratas de nivelar mi música. Es como hacer un ponqué. Tienes todos los ingredientes juntos, pero no sabes cómo va a resultar y esperas que vayan a hacer algo más que los ingredientes sueltos. Al final tienes una amistad y una posible oportunidad de hacer más cosas juntos.

¿Alguna vez hubo solicitudes de una disquera para que trabajaran con alguien?
No, no podrían hacer eso con nosotros (risas). Hemos sido afortunados de trabajar con disqueras que entendieran eso, la manera en la que trabajamos. Seguimos nuestro instinto. Rick hace los discos, los lleva en la dirección que mejor cree y luego los entregamos. Como en Drift, puede parecer que sea muy loco, y al sello le puede parecer demente que lancemos 52 canciones en 52 semanas, pero luego de juntarnos a hablar se emocionan con la idea de Underworld. Es una idea loca, no tiene sentido si la ves a la manera antigua, pero a nosotros nos parece emocionante y desafiante para la forma que somos y pensamos. No hacer lo fácil. Los lugares más temibles están cuando se vuelve fácil y no hay chispa.

Cuando empezaron a hacer música electrónica las intenciones del género eran diferentes a las de ahora. ¿Cómo analiza a la escena de hoy?
La escena de hoy es más grande. Se pensó que iba a detenerse, todo el mundo le pronosticaba tres, cuatro, máximo cinco años al comienzo de los 90, pero ha crecido y se ha vuelto más aceptada, diversa, ecléctica, con divisiones. Está en todos lados, incluso en Norteamérica donde le tomó mucho tiempo encontrar casa. Siempre hay un nuevo underground emergiendo que reta al mainstream. Eso siempre estuvo en el núcleo de la música dance en sus inicios. Lo que era emocionante del dance era la idea de que ibas a hacer un mejor disco que el anterior, que no te ibas a estancar en tu estilo. Cuando éramos jóvenes el dance venía de Alemania, era Kraftwerk, que era alucinante, música de otro planeta, intencionalmente música de otro planeta que reaccionaba a lo que había pasado después de la guerra con esos chicos alemanes. Era sorprendente. Dejó una gran impresión en nosotros esa música de máquinas que de alguna manera tenía alma, definía una categoría y aun así era funky y te hacía mover. Yo quería ser parte de eso. Con la explosión del acid house y lo que nos ofrecía, era una contracultura: un lugar para nosotros, los marginados. La música dance se convirtió en una herramienta para expresarnos como marginados. No somos artistas pop, lo intentamos, pero no somos muy buenos en eso. Es mejor aceptar el hecho que somos marginados y que el dance acoge y recibe marginados y freaks.

Antes de comenzar el proyecto Drift lanzaron el EP Teatime Dub Encounters junto a Iggy Pop. En su blog cuentan que Rick e Iggy tenían una reunión para planear lo que iban a hacer para la banda sonora de Trainspotting 2, pero cuando Iggy llegó ustedes tenían un estudio montado en un cuarto del Hotel Savoy en Londres y eso lo motivó a grabar de una. ¿Cómo fue eso?
Conocí a Iggy en 1991 cuando tocaba la guitarra para la banda de Debbie Harris, Blondie, y fuimos de gira junto a su banda, Sisters of Mercy y Billy Idol. Era una gira grande. Me pareció un hombre extraordinario que hizo una gran impresión en mí como intérprete, la manera en la que pasaba de ser el hombre calmado con un libro, literalmente, y luego se desencadenaba cuando la música empezaba. Eso me impresionó. Sentí que, si Rick y yo volvíamos a juntarnos, porque nos habíamos separado por un rato, debíamos aprender de Iggy sobre la forma en la que interpretaba, de su honestidad, de su absoluta honestidad. No hay falsedades en la forma en la que se presenta. Cuando Rick lo conoció, lo convenció de grabar en su cuarto de hotel, y me invitó. Me asombró el hombre tan inteligente que es, lo culto, su amplitud de mundo, domina cuatro idiomas, y tiene esta habilidad alucinante de improvisar, y acumular palabras y recuerdos mientras habla y los edita al instante. Es impresionante cuando lo ves. Ves a raperos improvisar pero cuando Iggy empieza a juntar historias y recuerdos en un solo viaje coherente, es algo digno de ver. Y es un hombre muy generoso, abierto a ayudar, amable, un tipo adorable.

Es inevitable no preguntarles por Trainspotting de Danny Boyle, una película que llevó a la banda a lugares donde no los conocían. ¿Cómo llegaron a ese proyecto?
Trainspotting… no queríamos hacer parte de Trainspotting. Nuestros amigos habían leído el libro de Irving Welsh y decían que era fantástico porque era sobre drogas y destruirse. Luego supimos que iba a ser convertido en película y dijimos que no había forma de tener que ver con eso. Fui un alcohólico terminal y no queríamos que nuestra música tuviera algo que ver con beber o drogas. Rick pensaba igual, decía que esto no era parte de la cultura de drogas, sino que se trataba de trascender a través de la música. Danny Boyle, el director, tuvo que convencernos de dejarlo usar nuestra música. Y lo hizo llevándonos a la sala de edición para mostrarnos partes de la película que mostraban que no era una celebración del consumo de drogas, como la escena en la que un personaje se hunde en un sanitario, o en la del bebé. Ahí nos dimos cuenta que el mensaje no era que la droga era cool sino que era algo echado a perder. Ahí aceptamos y le dijimos que hiciera lo que quisiera. La forma en la que usó la música era extraordinaria porque era usada al final donde se celebraba la vida. Era una manera valiente de usar una canción cuya letra era sobre la miseria de morir por alcoholismo, junto a la increíble música de Rick.  


TODO LO QUE DEBEN SABER SOBRE COMUNIÓN: HORARIOS DE LA FIESTA DE UNDERWORLD Y DIGITALISM

Dos escenarios serán los lugares que recibirán a los miles de disfrazados. El Escenario Main abrirá con Julio Garcés y tendrá un cierre histórico con los dos headliners de Comunión: Digitalism.edit y Underworld ya en el amanecer de noviembre. El Escenario Club será el hogar de los sonidos extremos de Vatican Shadow, Deadwalkman y las alternativas bailables de Nastia y Ha$lopablito. Estos son los horarios:

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ESCENARIO MAIN
7pm - Julio Garcés
9:15pm - Bimol Project
10:15pm - Mao Fonnegra
11pm - Digitalism
1am - Underworld

ESCENARIO CLUB
8pm - Karin B
9pm - N. Hardem + Las Hermanas
10pm - Ha$lopablito
11pm - Vatican Shadow
1am - Deadwalkman
2am - Nastia

 

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